Tengo la sensación de que debo hacer algo y no tengo claro
que es lo que quiero hacer. Me parece tan raro como ha comenzado el año y como
se han ido dando las cosas cada vez más rápidas y más simples, dentro de sus ribetes
complejos, que no logro evitare la necesidad de hacer… y pienso en cocinar algo
y luego dijo no, no se trata de eso… pienso en hacer algún bordado o algo, y
luego siento que no es eso, tengo una extraña ansiedad que me reclama que no
estoy usando toda mi energía y no me agrada, porque sé que eso significa que
estaré en casa con los ojos abiertos de par en par mirando el techo y sin tener
idea de porque no concilio el sueño.
Para mi sorpresa, este mes me alcanzo la plata y me quede
bien incluso para los ahorros. Tengo tiempo no de sobra, pero tengo, para hacer
casi todo, y mi hijo, que dios lo bendiga por ser tan buen hijo en estas circunstancias,
me apaña en casi todas las cosas, incluso en correr de un lado a otro para llegar
temprano al jardín o para ir de comprar.
Quizá es la calma la que me tiene ansiosa, la clama que
nunca me ha gustado, la de saber que todo está bien y que no hay problema que
no tenga solución… es que es como dice el dicho, “…fue la fuerza de la
costumbre”, no me acostumbro a tener el control y saber que lo hago bien. Pese a
que veo que todo está bien.
En fin mis ideas siguen tirando de un lado a otro dudando de
lo bien que puede estar todo, porque no me acostumbro a entender el mundo sin
ni un problema, sobre todo a cargo de Luca y que todo está bien. Pero al mismo
tiempo agradezco a Dios que por fin mi vida tenga esa calma y esta certeza de
que todo va bien… y que pronto ya estaré acostumbrada a estar rodeada de esta calma...