martes, 30 de octubre de 2012

La locura de escribir

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara


El relato se repetía con tanta insistencia ese día, que presa de mis más antiguos conflictos, decidí volver a escribirlo. Hacía mucho tiempo que trataba de olvidarlo por completo, pero lo cierto es que cuando uno crea un mundo en la mente, sólo a veces ese mundo se vuelve tan real que te reclama por falta de atención.
Tome el cuaderno que había dejado guardado junto a un pila de documentos y cuando empecé a escribir, me volví a sorprender de mis ideas y como el desarrollo suele ser un poco más violento y franco de lo que yo recuerdo haberlo escrito, en el párrafo ocho de la página había un descripción tan brutal de un momento clave que no pude parar de escribir y releerlo.
¿Por qué habré escrito algo tan complejo para un personaje masculino?, ¿por qué?, ni idea.
La verdad cuando escribí gran parte del texto, estaba en transición entre la bulliciosa casa de mis padres y el departamento en el que viví sola casi medio año y donde aprendí a hablar más bajo, estar sola y salir sola adelante, no es que antes anduviera acompañada, es que antes no tenía idea que era realmente estar sola, y en ese periodo lo aprendí.
Transcribí lo que había escrito y me di cuenta que las ideas no estaban claras, que faltaba mucho de muchas cosas, sobretodo mucho texto, pero no quería cambiar el sentido de lo que se había escrito, así que complemente e inserte texto para acompañar lo que no se entendía. Cuando termine de trascribir estaba agotada.
Me fui a dormir y volví a soñar con ellos, con su mundo de dos soles y sus cuatro lunas, como quien sueña con una película en la que participa como extra, puedes ver todo pero no puedes evitar que las cosas sucedan. Desperté con la sensación de no haber dejado de soñar y en cuando retome el cuaderno, me sentí más tranquila al ver que había avanzado lo suficiente como para ver que pronto terminaré, pero mientras trascribía me cansaba de solo releer el texto.
Viaje a la costa, para cuando regresé con el cuaderno me di cuenta que no había avanzado más de una página, como puede ser si en la historia pasaron tantas cosas… todos los día retomo un rato lo que escribo y me sumerjo en ese mundo lejano, con la sensación de que cuento la historia de otros y que no puedo inventar nada, porque ellos ya lo vivieron.