Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara
Tenía mi computadora encima de la mesa, tenía la
idea de escribir algo, pero francamente no podía pensar en nada que no fuera en
él… aún era temprano para que se levantara, hacía una hora recién había
conciliado el sueño y yo extrañaba sus brazos incluso sabiendo que estaba en la
habitación de alado, recordé que no había retomado nada o casi nada de mis
notas, releí parte de lo que había pasado en chile y me sentí extraña al
recordar que en algún momento no quise verlo o estar con Julián.
Trate de distraerme y pensé en un café con vainilla
y leche de soya, la taza estaba a mi lado unos segundos más tarde, no pude
evitar sonreír y pensar en que extrañaría estas cosas cuando vuelva a casa.
Releí un par de capítulos más de mi vida y decidí
salir a caminar, últimamente estaba más y más pendiente de mi entorno, había
logrado conocer parte de la gente, tenía un par de lugares a los que iba a
comer algo en el día para recordar lo que era normal, había perdido el miedo a
descubrir que alguien me estuviera mirando y a pesar de que mi salud no era la
mejor del mundo, me veía realmente bien, esbelta y radiante, en parte por el
hechizo de la comunidad de vampiros y en parte porque estaba feliz, y es
inevitable que una persona feliz no se vea bien…
Caminé por las calles que ahora sentía conocidas y
entre en una tienda de dulces árabes, mirando la vitrina y recordé la tienda de
viña, los mejores dulces árabes que he probado, luego de comprar uno y salir de
regreso a la calle, caminé comiéndolo y recorriendo de aquí para allá. Creo que
llevaba una media hora de ver vitrinas y entrar a diferentes tiendas cuando
sentí la presencia de alguien a mi espalda, pensé en voltear pero luego dije,
aún es temprano, no debe de ser un vampiro así que seguí mirando, la
insistencia de la presencia a mi espalda terminaron por hacerme voltear y
frente a mi Julián… la viva estampa de Julián, los ojos, el pelo, la cara…
Julián?!
El me miró y sonrió, luego se me acercó y con un
acento español marcado me preguntó si nos conocíamos… O bien yo estaba
alucinando, o ese era Julián o ese era el hermano gemelo de Julián… luego noté
algo que me hiso salir de dudas, tenía unas marcas en el contorno de los
ojos cuando entrecerraba la mirada para
verme…
“No lo sé, yo no soy de aquí”
“Me parece tan familiar…”
Sonreí y quise marcharme, pero no di ni un paso, él
sonrió y me invito un café en el lugar que estaba frente a nosotros.
“Bueno” respondí sin saber si era bueno o malo.
Nos sentamos frente a frente, la voz tan idéntica a
la de Julián me parecía tan poco real, sus ojos y su mirada sincera eran algo
tranquilizadoras, no tenía anillo o marca de uno en las manos, y creo no
equivocarme cuando digo que tenía una franca curiosidad en conocerme.
“¿Cómo te llamas?”, le pregunté después de pedir
algo de tomar.
“Carlo y tú?”
“Esa es una pregunta que no me agrada contestar.”
“Si no te agrada tu nombre tendré que llamarte por
algún apodo”
“Bueno, mientras que no sea uno ofensivo”
“Te llamaré cariño”
“No sabía que teníamos tanta confianza”
“Te podría llamar ‘la desconocida’, pero tengo la
sensación de que te conozco.”
“Me podrías llamar ‘ella’ y así te evitas
intimidades”
“Si te llamo ella, entonces nunca podré
identificarte, mis amigas son ellas y mis hermanas, o mi madre les dijo ella.
No te llamaré cariño.”
“Creo que me agrada más que me llames ‘ella’…”
“Bueno, ‘Ella’
que haces por la vida.”
“UF! Como lo haces para en dos preguntas ponerme en
aprietos.”
“¿Que no te gusta decir que haces por la vida?”
“No.”
“Vale no te gusta, pero he quedado curioso, así que
ahora soy yo quien necesita una explicación”
“Hace cinco años me declararon cáncer terminal,
herede una gran cantidad de dinero y desde entonces he vivido de mis rentas y
con cáncer, no hago nada en particular por la vida, simplemente la vivo.”
Palideció mientras hablaba, sus manos se enlazaron
y por un segundo sentí que tenía pena de mí, pero no quise pensar en eso. El
mesero interrumpió poniendo en la mesa las tazas de café con vainilla y la taza
de té. Solos otra vez, después de que el mesero preguntara algo a lo que no
puse atención, me miro con expresión de incredulidad.
“No tienes cara de enferma.”
“No estoy enferma de nada.”
“Pero dices que tienes cáncer”
“Tengo cáncer, no es una enfermedad uno no se cura
del cáncer… o no del todo. Uno puede vivir con cáncer el resto de su vida,
mientras que no se active y te debilite, pero no estoy enferma. Solo tengo que
vivir sabiendo que tengo cáncer.”
“Hace cinco años… vaya… es mucho tiempo, y de dónde
eres, no tienes pinta de española y tu acento parece de Latinoamérica… pero no
lo distingo”
“Soy chilena” respondí con orgullo y sentí que algo
se rompió en mí.
“De Chile… nunca he estado allá”
“Esta es mi primera vez en España…”- continué pero
la sensación de que algo se rompía persistía, cada vez más hondamente.
Carlo rio de buena gana y luego de un rato
parecíamos dos grandes amigos hablando del mundo y de las cosas que nos
acompañan, no me di cuenta de la hora o que el sol se estaba yendo por el
horizonte hasta que Julián apareció a mi lado en el café.
“Hola amor”- dijo besándome en público.
“Hola cariño -respondí un poco avergonzada-, él es
Carlo.”
“Hola Carlo, soy Julián su novio.”
NOVIO!! QUE?!!!... no atine a decir nada, miré la
escena y mientras Julián miraba con cara de pocos amigos a Carlo, este miraba a
Julián como quien ve un espejo y no reconoce su reflejo. Son idénticos, observe
mientras que Julián tomaba asiento y pedía algo de beber, realmente idénticos.
La conversación se volvió más fluida, aunque la
sensación de que algo andaba realmente mal, me parecía palpable. Cuando ya eran
las diez, Carlo se disculpó y fue al baño, yo miré a los ojos a Julián y solo
grité en mi pensamientos “NOVIA?!”, el me miro y luego levantó los hombros,
pero a mí no me parecía suficiente respuesta, y sostuve su mirada mientras que
trataba de pensar en que si este era un ataque de celos, no me parecía para
nada bien y si esta era una propuesta para avanzar en nuestra relación, tampoco
me parecía bien.
Cuando Carlo regreso del baño, estaba más tranquilo
y la sensación de que esto era complejo desapareció, luego de un rato me di
cuenta que Julián estaba manipulando a Carlo de algún modo para que se relajara
y se sintiera en confianza con nosotros. Lo que me hiso preguntarme si alguna
vez habría aplicado el mismo principio para tranquilizarme, pero no recordaba
que lo hubiera hecho.
Carlo nos contó de sus padres, de sus hermanas, de
su vida y Julián prácticamente lo interrogo sobre sus ancestros y de pronto
comprendí que existía la posibilidad de que Julián tuviera algún vínculo
sanguíneo con Carlo y la sola idea me pareció absurda y completamente lógica…
que tal si esa era la razón de su parecido?
A eso de las diez treinta me despedí de Carlo y lo
dejé en el café con Julián quien quiso seguir hablando con él, pese a que no
terminaba de imaginar de qué podrían hablar. Regresé a casa y vi mi computadora
prendida, así que terminé de escribir un par de capítulos de nuestra historia y
por primera vez desde hace mucho tiempo incluso hice un capítulo de la cena
romántica sin enlazarlo a nada, solo por el placer de contar las maravillas de
vivir en esta casa y la alegría que sentía.
A las doce y media apareció Julián abrazado a Carlo,
cantando una ranchera y algo borrachos, ambos me miraban gritando a voz en cuello
“Oye traicionera”. Francamente no supe si reírme o enojar, la escena era
realmente extraña, me senté en la escalera y espere a que terminaran de cantar,
pero después de traicionera, siguió “mentiras” y luego otra ranchera y para eso
de la una de la madrugada, la botella de ron que llevaba Julián estaba vacía y
si manifestaba una se pondría en evidencia, así que sentó a Carlo en una silla
y se fue a la cocina, yo me levanté y lo seguí.
“Julián… me podrías explicar que estás haciendo?”
“Bebiendo.”
“Julián, que estás haciendo con Carlo, porque esta
borracho en la sala, que pretendes hacer?”
“Saber la verdad”
“La verdad de qué?”
“De que me amas a mí y no a él”- respondió tajante.
“Julián…”- lo miré y no lo reconocí, sabía que a
veces era una persona fría y que tal vez podría ser egoísta, pero la misma
sensación de que algo se había quebrado de la tarde se repitió en mi pecho,
como si la grieta se agrandara y me partiera el alma en dos partes. Lo miré a
los ojos, quise ver a mi Julián, al hombre que amo, pero en vez de eso solo vi…
Salí corriendo de la casa, dejando a Carlo en la
silla borracho y a Julián parado en la puerta gritando mi nombre. Pero no quise
voltear, corrí por muchas calles, creo que en algún punto deje de correr y volé
porque no sentí el suelo a mis pies. Llegué a algún lugar y tome un taxi, no lo
pensé dos veces y me fui al aeropuerto, tal vez era lo lógico, salir corriendo
significaba volver a casa, a mi casa… compre el boleto de avión y esperé
sentada en la terminal el vuelo que saldría en tres horas y media.
Una azafata se me acerco en algún minuto, no sé si
por pena o por genuino interés, me tendió un pañuelo y hablo de sus viajes, de
su vida itinerante, de sus amores rotos y de sus recuerdos de otra vida, la que
había creído aburrida porque era en una ciudad pequeña de un país pequeño. Cuando
dijo esto la miré y simplemente lo supe, era una espía o una vampira bien
camuflada.
“La otra vida, tu otra vida, no es la mía, yo sigo
viviendo la primera, es solo que me han roto el corazón, el egoísmo de un
hombre me ha roto el corazón en dos partes y no sé cómo lo voy a remediar.”
La mujer supo que la había pillado y se limitó a
sonreír.
“Informaré que estarás de regreso en casa en unas
horas, que sigues siendo humana y que no quieres verlo”- dijo en un tono
neutro, casual.
“No.” -respondí tajante.
“En que me equivoco.”- pregunto sin inclemencia en
la voz
“Yo decidiré si quiero verlo, yo decidiré si
regreso a casa en unas horas, yo decidiré que haré, limítate a informar que voy
de regreso a casa.”- y diciendo esto volví a sentir la grieta que me atravesaba
el pecho volverse más honda- “Cuál es tu nombre?”
“Soy Laila”
“Bien Laila, sé que tu misión es observar y que si
te has acercado es porque tienes genuino interés, así que te digo esto desde
ese punto, soy libre de hacer y como invitada de ustedes puedo hacer con mayor
conciencia mi vida, por eso te pido que te limites a informar lo que eres capaz
de entender, regreso a casa. Ya veré yo que pasará después.”
“Claro- respondió solicita-. Bueno sí que eres una
humana interesante, no puedo ver tus pensamientos, no eres influenciable por mi
energía, y no pareces estar enojada con migo por entrometerme en tus asuntos en
este momento… Bien, aré lo que solicitas, espero verte en otro momento mujer de
Julián.”
Mujer de Julián…. Yo no soy mujer de nadie, y no me
considero la mujer de Julián… en fin, no quise corregirla, si no dijo mi nombre
no sería yo quien se lo dijera, pero algo se movió en mi interior cunado dijo
“mujer de Julián” algo que no alcanzaba a entender del todo, una sensación de…
no lo lograba descifrar, y cerré los ojos esperando que se marchara, pero
Laila, desapegada a las reacciones humanas, no se fue siguió sentada a mi lado,
como si esperara alguna respuesta.
“Si lo deseas así será”- respondí finalmente.
Laila sonrió y se marchó, ‘Porque será que los
vampiros de mi vida son tan complicados’, pensé mirando el camino que ella
había hecho. Miré el reloj, queda una hora para el vuelo y poco para el
amanecer, y por primera vez en mucho tiempo me sentí sola.