martes, 24 de abril de 2007

Parto otra vez...

Estoy cansada, tengo esa sensación de hacer poco y tener muchísimo sueño acumulado, mis ojos se ver diferentes, algo me ha cambiado desde hace unos días y no tengo idea de que sería, tengo miedo a que sea amor... si lo admito mis miedos son absurdos, claro porque todo mundo quiere amar y yo no, todos dicen que suerte lo quieres y yo no lo veo así, tal vez sea porque quiero demasiado, demasiado rápido, demasiado profundo...

Te acordaras como yo de que ayer te conocí en ese lugar en el que nadie hubiera pensado jamás conoser a alguien, o que estas empezando a quererme de verdad y no lo vas a admitir porque es una más de esas cosas que solo ocurren a mi vida y como no lo imaginas no lo crees posible... y si lo se me voy para variar, me estoy yendo de un lugar, como además no puedo terminar de procesar la parte melodramática de mi propia existencia, le quisiera agregar un poquito más de pino partiendo y dejando asuntos inconclusos, que debiera cerrar ovbiamente y no voy a hacer... como despedirme de ti...

Si hoy es ese día, la semana pasada fue la de los encuentros, fue tan insólito, que hasta Dios me dio su cuota de reclamos con las lecturas del domingo y el sermón del padre, para que además de reclamar que no había ido a misa el domingo anterior, no había hecho lo que corresponde como cristiana dejar de juzgar y ser moralista, la tónica se supone que es tener amor por el prójimo no reclamos a su prójimo... y me encontré mirando al párroco boquiabierta con la misma impresión de incredulidad que tuve cuándo me tope con un ex de otra ciudad, si otra ciudad lejos de esta capital regional, en la mimas disco en la que yo disfrutaba de la música, el baile y las risas este viernes recién pasado, o la misma cara que debo haber puesto cuando me encontré con ese ex que no veía desde que terminamos hace 4 años y fue el uno ser humano con el que sostuve una relación de un año y medio... si no lo repito, una año y algo es mucho tiempo y en esa tónica de semanas con títulos insidiosos recibo la simple lección de mi vida, esta es la de las quejas, ya veremos que pasara mientras me quejo de mis desdichas, dichas e inusualidades de mi vida.

Y bueno es que “así es la cosa”, como dirías tu, “no hay na que hacerle” y tendré que ver como hago para partir de esta ciudad de lluvias de una semana, y fríos increíbles y gente que no puedo entender... porque hay que continuar... voy a extrañarte lo tengo claro, voy a extrañar los gritos ñoños de mis hermanas, y los dolores de cabezas súbitos producto de algún chillido estridente de mas decibeles de los necesarios, solo porque creen que así se demuestra la alegría. Tengo que decirlo, también voy a extrañar la seguridad que me da saberme en casa de mi madre, ese alero calido y lleno de amor que me da... aunque a veces me saque de quicio con sus mañas de señora pre-tecnología, en especial cuando había que enseñarle paso por paso algo que yo creía obvio...
En fin esta lloviendo otra vez en la cuidad de los truenos, tengo sueño y ando nostálgica... o debiera decir pre nostálgica.. no se, ya veremos que nos deparan estos viajes constantes por el país, y sus cosas.. los veré pronto...

sábado, 7 de abril de 2007

Partida

Estaba todo listo para partir, tenía las mirada pegada en el suelo, quizá porque esta vez le dolía irse lejos y a diferencia de muchas otras cosas ahora se sentía parte de su casa, de sus hermanos y de sus padres... Pero debía dejar de ser hija para ser ella misma, y dejar de ser hermana para ser una amiga. La mirada de su madre era de orgullo, las palabras de antes de irse eran tan emotivas como felices, todos dieron su opinó, como siempre, todos dijeron algo sensato... ella se quedo en silencio sin decir nada más, en la garganta se le atoraba los tres sentimientos que no deseaba expresar en voz alta.

El viaje al aeropuerto, la luz de las calles y las miradas con su padre que eran casi de incredulidad, había esperado tanto tiempo que no podía creer que todo estuviera bien ahora, le gustaba saber que podría soñar con tranquilidad por un largo tiempo. La maleta pesaba bastante, sus ojos llenos de lagrimas retenidas, intentaba mantener la sonreiza que a ratos se le desaparecía del rostro.

“Me tengo que ir”, cruzar a la sala de embarque y presentar su boleto, lo había visto mil veces en las películas, no sabía porque no era tan simple en la realidad, extrañaba caminar segura, le paresia que el piso temblaba bajo ella, y que su maleta le quitaría el brazo. Voltio y abrazo a su papá, lo miro con los ojos de la niña que era para el, y le dijo que escribiría pronto, luego miro a su alrededor, y voltio con convicción, en su mente la duda solo era sobre si llevaba la ropa adecuada, en sus manos el pasaje y las ilusiones de un futuro mejor, mucho mejor.