Parte 64
“Maura!”- dijimos al unisono.
Entramos
a la habitación, tomé a mi hija en brazos y cerré los ojos, para cuando los
abrí estábamos al otro lado y Julián estaba también allí, pero algo sucedía, al
principio trate de hablarle pero él no respondía, finalmente me di cuenta que
no me veía… aun sostenía mi hombro o su mano aún estaba allí pese a no verme y se
me ocurrió que tal vez si podía sentirme, así que mirando su cara desorientada,
tomé su mano y dibuje sobre el dorso una letra Y que era la manera que antes usábamos
para responderle que si cuando estábamos en público, ya sabes el me trasmitía
un pensamiento y yo escribía una ‘y’
para decirle que si o una ‘n’ para decirle que no, en ese tiempo yo no era
telepata. Este gesto tan nuestro tan íntimo que ni siquiera lo había mencionado
antes, lo sacó de su desorientación y luego de unos minutos se tranquilizó.
“Maura, hija sabes dónde puede estar Odette y
Demeter?”
“Si
mamá, están allí” -dijo mi hija apuntando a un lugar en el medio la ciudad y
Julián movió su cabeza hacia dónde provenía la voz de mi hija.
Aunque
yo no los había visto antes, supe que mi hija tenía razón, el problema era que
no podía dejar a Julián solo en esta nada, tendríamos que volar para llega más
rápido, pero como decirle?, miré a pequeña, miré a Julián…
“Maura,
dile a Julián que vamos a volar hasta Odette y Demeter, que no suelte mi mano”
Mi
hija se voltio y repitió lo que dije, Julián volvió a mover su rostro hacia
maura y aprecio escucharla, pero no supo de donde venía su voz, solo respondió
del mismo modo que yo lo había hecho antes, haciendo una ‘y’ en el dorso de mi
mano, que según me dijo después, pudo ver por un momento mientras respondía.
Volamos
y llegamos a la calle donde habíamos ingresado en esta dimensión, allí estaba Odette
estaba agarrada del brazo de Demeter sin moverse, estaban tan quietos que parecían
dos estatuas, Julián los vio y llego antes que nosotras, luego de hablar entre
ellos tres, algo que no escuche, porque en ese momento entendí que así como él
no me escuchaba yo tampoco, Julián me buscaba con la mirada y hablaba algo que
no entendía pues no lo escuchaba, así que Maura voltea y me pregunta:
"¿Porque
no le respondes mami?"
Y
entonces entendí, esta es la realidad de Maura, es probable que ella pueda
verlos y hacerse ver por ellos... así que le digo, pídeles que vallan a casa de
Julián con nosotras, y mi pequeña lo hizo, volvieron a elevarse y regresaron a
casa de Julián, Maura y yo llegamos unos segundos después, mi pequeña debió
pedirles que se tomaran de las manos mientras yo sostenía a Julián y así volver
a reaparecer en nuestra realidad.
Odette
estaba algo incomoda y Demeter dijo que era la primera vez en mucho tiempo que
se sentía solo y algo extraviado, luego de ponernos cómodos todos en el living la
sensación de continuidad que atravesaba el ambiente, provocaba que Maura se
incomodara, Carlo se había despertado cuando llegamos y bajó a reunirse con
migo, al ver a los cinco vampiros reunidos no pudo evitar la sensación tensa de
miedo y seguridad por una de calma, para él aunque estos cinco fueran amigos seguían
siendo vampiros, criaturas que toman sangre y que son peligrosas, así que son
de cuidado y el resto eran son de temer.
Pero
él se fue relajando lentamente, y comenzó a hablar con los cinco mientras que yo
llevaba a Maura a comer algo al balcón para darles privacidad, no quería
enterarme de que le habían hecho y como lo habían hecho, sólo quería creer que
estaríamos bien y con eso yo era feliz, aunque las marcar en su cuerpo digan otra
cosa, quería creer que pasaran sólo había que darle tiempo.
Cuando
caía el sol entramos a la casa , pequeña estaba cansada no había dormido su siesta
y su mal talante frente a los vampiros la tenía más difícil que de costumbre,
así que la hice dormir y la dejé en la habitación que Julián nos había dado a
nosotros, regresé al living donde hablaban del secuestro y como Carlo había
tenido la fortuna de no ser trasformado en vampiro gracias a la poción, como
Mercurio se había hecho una furia y había roto reliquias del puro enojo y como
él había visto pasar el día y las horas con miedo a no vernos nunca más.
“Creo
que no soportaría otra tortura similar…”- dijo Carlo y no concluyo su frase
porque yo entre a la habitación.
“Hola,
ya estas mejor?”- dije acercándome a darle un beso que los cinco vampiros
observaron con total curiosidad.
“Si,
estoy mejor.”
“Vamos
a comer algo?”
“Pero
si no necesitas ir a la cocina para cocinar. En esta casa, Juliancito – dijo
Odette- tiene un hechizo que te permite tener en frente lo que desees comer.”
“Eso
es extraño”- dijo Carlo y luego de un segundo se echó a reír.
La
noche fue larga, la conversación se extendió por temas simples y por temas
complejos, cuando nos fuimos a dormir con Carlo tuve la sensación de que
comenzábamos una etapa distinta en nuestras vidas, ahora éramos los dos
consientes de este lazo que teníamos con los vampiros, todo se está re-formulando y aunque no sabía si era bueno, era algo que quería aprender a
vivir, las ultimas horas antes de encontrarlo había afianzado la sensación de
que sin Carlo en mi vida, nada tenía sentido realmente, porque ni todo el amor
de Julián, ni toda la eternidad podían compararse con la sensación humana de
placer, amor y compañía que me daba Carlo.
Al
día siguiente regresamos a casa, el viaje en avión no fue sospechoso gracias a
que el pasaporte de Carlo tenía el timbre de ingreso al país, en el avión Maura
se portó genial, sin vampiros a la vista jugó, rio y fue premiada por la azafata
para ir a conocer la cabina donde el capitán la dejo acercarse a los controles,
cosa que la dejó tan alucinada que no dejó de hablar de otra cosa en el resto
del viaje.
En
Santiago veníamos tan agotados, que nos quedamos en la casa de Santiago y
aproveche de ordenar un poco y arreglarla hacía un buen tiempo que no veníamos
así que estaba algo sucio todo, y la verdad nos servía para cambiar de
escenario. Al día siguiente le pedí a mi ex médico que le diera una licencia médica
a Carlo, porque había faltado dos días al trabajo, Cristóbal no tuvo problemas y
ni siquiera preguntó porque había faltado originalmente al trabajo. Pasamos
unos días más en la capital y regresamos el domingo en la noche…
“Estas
bien?”
“Si,
algo cansada y mareada, no debe ser nada”
“Después
de conocer tus antecedentes médicos, eso no es bueno, porque no vas al médico”
“Está
bien, mañana voy.”
Así
que el lunes, deje a Maura en el Jardín y partí rumbo a la clínica, donde
encontré al médico que me había tratado la última vez, hace dos años cuando
Maura estaba recién nacida y yo al borde de la muerte por el cáncer. El médico
me reconoció de inmediato, no necesite decirle nada porque estaba tan mareada que
cuando se acercó me afirme de él, y mientras me pedía exámenes de rutina, hacia
las preguntas de rutina me pregunta: “Fecha de su último periodo menstrual?”… y
lo miro, miro mi teléfono y busco en la agenda… este mes nada, el mes anterior…
nada….
“No
lo recuerdo- respondo y sigo buscando, hasta que llego a tres meses y está mi
nota- hace tres meses”
“Ha,
entonces hazte este examen y con el resultado veo si necesitas algo más”
Extiende
un papel y me levanto algo mareada, voy al laboratorio donde me hacen la misma
pregunta y la enfermera me dice:
“Ha claro, este examen es para ver si estas embarazada.”
“Yo
embarazada?”
“EL
resultado está en media hora, lo quiere esperar?”
“Lo
quiero esperar…”- dije y parecía más una pregunta que una respuesta.
Así
que espero los treinta minutos más extraños de mi vida y entremedio llamo a
Laila para contarle lo que estaba pasando y obviamente que ella parece en menos
de diez minutos junto a mí y espera los últimos minutos tomando mi mano y yo
mirando el infinito que se extiende por la ventana. La enfermera sale, sonríe y me entrega el
resultado, miro el papel como si fuera dinamita y luego abro y leo el resultado…
positivo? Positivo… positivo?
“Quieres
que llame a Carlo?”
“Yo…
no, quiero decir si… no sé…”
“Que
tienes?, no te alegra?”
Laila
habla pero la escucho lejos y sentada en el auto la miro como si quisiera que
entendiera la maraña de ideas que tenía en la cabeza, tantas cosas y sin orden
alguno que no podía terminar de entender desde que quería, hasta como quería
hacerlo… y finalmente le digo.
“Se supone que soy
inmortal y además que puedo tener hijos?”- con un tono de voz incrédulo
“Si
eres inmortal que tiene que ver tu esterilidad?”
“Mi
hijo será inmortal también?”
“No
lo sé…”- responde Laila, que recién comienza a entenderme.