viernes, 30 de agosto de 2013

Estas en mi vida (P64)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Parte 64 - Otro rescate…


“¡Maura!”- dijimos al unísono.


Entramos a la habitación, tomé a mi hija en brazos y cerré los ojos, para cuando los abrí estábamos al otro lado y Julián estaba también allí, pero algo sucedía, al principio traté de hablarle pero él no respondía, finalmente me di cuenta que no me veía… aun sostenía mi hombro o su mano aún estaba allí pese a no verme y se me ocurrió que tal vez si podía sentirme, así que mirando su cara desorientada, tomé su mano y dibuje sobre el dorso una letra Y, que era la manera que antes usábamos para responderle que sí, cuando estábamos en público, ya sabes él me transmitía un pensamiento y yo escribía una  ‘y’ para decirle que sí o una ‘n’ para decirle que no, en ese tiempo yo no era telépata. Este gesto tan nuestro tan íntimo que ni siquiera lo había mencionado antes, lo sacó de su desorientación y luego de unos minutos se tranquilizó.


“Maura… Hija, ¿sabes dónde puede estar Odette y Demeter?”

“Si mamá, están allí” -dijo mi hija apuntando a un lugar de la ciudad y Julián movió su cabeza hacia dónde provenía la voz de mi hija.


Aunque yo no los había visto antes, supe que mi hija tenía razón, el problema era que no podía dejar a Julián solo en esta nada, tendríamos que volar para llegar más rápido, pero ¿como decirle?, miré a pequeña, miré a Julián…


“Maura, dile a Julián que vamos a volar hasta Odette y Demeter, que no suelte mi mano”


Mi hija se voltio y repitió lo que dije, Julián volvió a mover su rostro hacia Maura y aprecio escucharla, pero no supo de dónde venía su voz, solo respondió del mismo modo que yo lo había hecho antes, haciendo una ‘y’ en el dorso de mi mano, que según me dijo después, pudo ver por un momento mientras respondía.


Volamos y llegamos a la calle donde habíamos ingresado en esta dimensión, allí estaba Odette estaba agarrada del brazo de Demeter sin moverse, estaban tan quietos que parecían dos estatuas, Julián los vio y llegó antes que nosotras, luego de hablar entre ellos tres, algo que no escuche, porque en ese momento entendí que así como él no me escuchaba yo tampoco podía hacerlo, Julián me buscaba con la mirada y hablaba algo que no entendía pues no lo escuchaba, así que Maura voltea y me pregunta:


"¿Por qué no le respondes mami?"


Y entonces entendí, esta dimensión es en realidad de Maura, es probable que ella pueda verlos y hacerse ver por ellos... Así que le digo, pídeles que vayan a casa de Julián con nosotras y mi pequeña lo hizo, volvieron a elevarse y regresaron a casa de Julián, Maura y yo llegamos unos segundos después, mi pequeña debió pedirles que se tomaran de las manos mientras yo sostenía a Julián y así volver a reaparecer en la realidad.


Odette estaba algo incomoda y Demeter dijo que era la primera vez en mucho tiempo que se sentía solo y algo extraviado, luego de ponernos cómodos todos en el living la sensación de continuidad que atravesaba el ambiente, provocaba que Maura se incomodara y moviera cada cierto tiempo con una irritabilidad que aumentaba, hasta que llegó Federico y la llevó a parte, aunque la sola aparición de él provocó que Maura sonriera y saliera a sus brazos corriendo y diciendo ‘Feleric’.

 

Carlo, que se había despertado poco antes de la llegada de Federico, bajó a reunirse conmigo, al ver a los cinco vampiros reunidos no pudo evitar la sensación tensa de miedo e inseguridad por la calma que nos rodeaba, para él aunque estos cinco fueran amigos seguían siendo vampiros, criaturas que toman sangre y que son peligrosas, así que son de cuidado y el resto eran de temer, tardó en dejar ir sus miedos y soltar su tensión mientras que Odette nos contaba cómo estar en la ‘Dimensión de Maura’ era para ella una experiencia nueva que en sus dos mil y algo de años, no tenía idea podía tener.


Unas dos horas más tarde, cuando Carlo ya se había empezado a relajar y comenzó a hablar con los cinco, llevé a Maura a comer algo al balcón para darles privacidad, no quería enterarme de que le habían hecho o como lo habían hecho Mercurio para traerlo hasta acá, ni nada, sólo quería creer que estaríamos bien y con eso yo era feliz, aunque las marcar en su cuerpo dijeran otra cosa, quería creer que pasarían sólo había que darle tiempo.


Cuando caía el sol entramos a la casa, pequeña estaba cansada no había dormido su siesta entera y su mal talante frente a los vampiros la tenía más difícil que de costumbre, así que la hice dormir y la dejé en la habitación que Julián nos había dado a nosotros, regresé al living donde hablaban del secuestro y como Carlo había tenido la fortuna de no ser transformado en vampiro gracias a la poción, como Mercurio se había hecho una furia y había roto reliquias del puro enojo y como él había visto pasar el día y las horas con miedo a no vernos nunca más.


“Creo que no soportaría otra tortura similar…”- dijo Carlo y no concluyo su frase porque yo entre a la habitación.

“Hola, ¿ya estás mejor?”- dije acercándome a darle un beso que los cinco vampiros observaron con total curiosidad.

“Si, estoy mejor.”

“¿Vamos a comer algo?”

“Pero si no necesitas ir a la cocina para cocinar. En esta casa, Juliancito – dijo Odette- tiene un hechizo que te permite tener en frente  lo que desees comer.”

“Eso es extraño”- dijo Carlo y luego de un segundo se echó a reír.


La noche fue larga, la conversación se extendió por temas simples y por temas complejos, cuando nos fuimos a dormir con Carlo tuve la sensación de que comenzábamos una etapa distinta en nuestras vidas, ahora éramos los dos conscientes de este lazo que teníamos con los vampiros, todo se está reformulando y aunque no sabía si era bueno, era algo que quería aprender a vivir, las últimas horas antes de encontrarlo había afianzado la sensación de que sin Carlo en mi vida, nada tenía sentido realmente, porque ni todo el amor de Julián, ni toda la eternidad podían compararse con la sensación humana de placer, amor y compañía que me daba Carlo.


Al día siguiente comenzamos el regreso a casa, el viaje en avión no fue sospechoso gracias a que el pasaporte de Carlo tenía el timbre de ingreso al país gracias a Julián. En el avión Maura se portó genial, sin vampiros a la vista jugó, rió y fue premiada por la azafata para ir a conocer la cabina donde el capitán la dejó acercarse a los controles, cosa que la dejó tan alucinada que no dejó de hablar de otra cosa en el resto del viaje.


Chile

En Santiago veníamos tan agotados, que nos quedamos en la casa de Santiago, pasamos la noche y a la mañana siguiente aproveché de ordenar un poco y arreglarla, hacía un buen tiempo que no veníamos así que estaba algo sucio todo y la verdad nos servía para cambiar de escenario. Al día siguiente le pedí mi médico el oncólogo, que le diera una licencia médica a Carlo, porque había faltado dos días al trabajo, Cristóbal no tuvo problemas y ni siquiera preguntó por qué había faltado originalmente al trabajo. Pasamos unos días más en la capital y regresamos el domingo en la noche…


“¿Estás bien?”

“Si, algo cansada y mareada, no debe ser nada”

“Después de conocer tus antecedentes médicos, eso no es bueno, porque no vas al médico”

“Está bien, mañana voy.”


Así que el lunes, dejé a Maura en el Jardín y partí rumbo a la Clínica Reñaca, donde encontré al médico que me había tratado la última vez, hace cuatro años cuando Maura estaba recién nacida y yo al borde de la muerte por el cáncer, él me reconoció de inmediato, no necesite decir nada porque estaba tan mareada que cuando se acercó me afirme de él y mientras me pedía exámenes de rutina, hacia las preguntas de rutina me pregunta: 


“¿Fecha de su último periodo menstrual?”


Y lo miro, miro mi teléfono y busco en la agenda… este mes nada, el mes anterior… nada….


“No lo recuerdo- respondo y sigo buscando, hasta que llegó a tres meses está mi nota-. Hace tres meses”

“Ya, entonces hazte este examen y con el resultado veo si necesitas algo más”


Extiende un papel y me levanto algo mareada, voy al laboratorio donde me hacen la misma pregunta y la enfermera me dice:


“Claro, este examen es para ver si estás embarazada.”

“¿Yo embarazada?”- dije con extrañeza.

“El resultado está en media hora, ¿lo quiere esperar?”

“Lo quiero esperar…”- dije en un tono de voz que parecía más una pregunta que una respuesta.


Así que espero los treinta minutos más extraños de mi vida y entremedio llamó a Laila para contarle lo que estaba pasando y obviamente que ella aparece en menos de diez minutos junto a mí y espera los últimos minutos tomando mi mano y yo mirando el infinito que se extiende por la ventana.  La enfermera sale, sonríe y me entrega el resultado, miró el papel como si fuera dinamita, luego lo abro y leo el resultado… 


¿positivo? Positivo… ¿positivo?- pienso sin entender nada.


“¿Quieres que llame a Carlo?”- dijo Laila sacándome de mis pensamientos.

“Yo… No, quiero decir si!?… No sé…”

“¿Qué tienes?, ¿no te alegra?”


Laila habla pero la escucho lejos y sentada en el auto la miro como si quisiera que entendiera la maraña de ideas que tenía en la cabeza, tantas cosas y sin orden alguno que no podía terminar de entender desde qué quería, hasta como quería hacerlo… y finalmente le digo.


“Se supone que soy inmortal, ¿y además que puedo tener hijos?”- con un tono de voz incrédulo

“Si eres inmortal, ¿Qué tiene que ver tu fertilidad?”

“¿Mi hijo será inmortal también?”

“No lo sé…”- responde Laila, que recién comienza a entenderme.


Conduce ella, porque no logro hilar ideas, vamos a buscar a Maura al jardín, tengo tantas preguntas, tantas emociones mezcladas, que no logro saber que siento, un hijo, voy a tener un hijo.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario