viernes, 30 de agosto de 2013

Estas en mi vida (P 63)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Preparativos


Recordar lo que sucedió no me gusta, puedo admitir que fué por eso que demoré en escribir, tenía una sensación en el pecho tan extraña que no podía definir y que hasta hoy me agobia pensando en la cantidad enorme de cosas que podrían haber salido mal esos días. Más escribo esto porque es necesario dejar el testimonio y para seguir adelante este es el mejor modo de hacer las cosas para comenzar a sanar, escribirlas y sacarlas de mi cabeza, tal como lo dijo Cristóbal hace años atrás, escribir es lo mejor para superar el cáncer, pues también lo es para los eventos traumáticos.


Bueno íbamos en el avión, durante el viaje tenía un nudo en el estómago compuesto por una mezcla de pánico, ira y más miedo, además la clara sensación de que todo esto estaba revuelto en mi pecho, así que sentía apretado el pecho a ratos y a ratos el estómago. A veces tenía que recordar respirar, porque no lo hacía. A ratos miraba a mi Maura y solo trataba de sonreírle a medias, para olvidar un poco todo y sobrellevar mejor esta angustiosa travesía entre dos continentes, confinados en un avión y sentada al lado de Julián, ahora esto era necesario porque él había salido de Chile usando el pasaporte de Carlo y vaticinando el futuro era la mejor alternativa para que en caso de ser necesario, Carlo pudiera regresar a casa.


Al final, lo único que tenía claro, fué que Julián había usado su influencia en mí, para que me durmiera cuando debía hacerlo, porque en 12 horas era lo único que podíamos hacer en el avión, su influencia fue lo que me ayudó a no pensar, porque todo el viaje era una carrera contra el tiempo.


Maura estuvo en mis brazos todo el camino, aunque Julián parecía agradarle, bastaron dos horas para que mi pequeña comenzara a sentir la apatía que la había visto generar hacía los vampiros en casa cuando empezamos a pasar tiempo con ellos desde hace cerca de un mes, yo entendía esa sensación de no querer tenerlo cerca, lo que ya había explicado antes esa ‘La Continuidad’ que se sentía estando al lado de un vampiro. Así que él tuvo que influir sobre mi hija para que no se pusiera llorosa o inquieta.


“¿Cómo estás?”

“¿Qué clase de pregunta es esa Julián?”- respondí fastidiada cuando abrí los ojos y me di cuenta que ya habíamos aterrizado.

“Calma, todo va a estar bien.”-dijo él sonriendo.

“Calma, calma… calma”- repetí en voz baja con los ojos llenos de lágrimas, mirando a Maura en mis brazos dormir.


España

Julián nos abrazó y aunque traté de calmarme, no lo conseguí, él la tomó en brazos para bajar del avión, en la terminal había una gran cantidad de gente, pero la verdad la fila avanzaba rápido y cuando cruzamos policía Internacional, habíamos estado solo unos diez minutos esperando o eso me pareció, a la salida del aeropuerto, una especie de calor me recorrió el cuerpo y no me gustaba para nada la sensación.


El taxi, la casa de Julián, la inevitable espera para ver a Laila y sus hermanos, la necesidad de gritar contenida en la garganta, la expresión de mi hija al ver aparecer frente a ella su pastel favorito porque en casa de Julián se manifiestan las cosas que uno desea comer, tener o hacer y la inevitable sentencia de que el hechizo que había bebido Carlo ayer, podría dejar de hacer efecto en cuestión de días o de horas, esto si lo habíamos elaborado bien tal vez dudaría los cinco días que se suponía. 


Con Maura en mis brazos trataba de controlar la angustia de saber que no teníamos claro donde estaban y que si no lo encontrábamos pronto, no podríamos hacer nada para detener a Mercurio, hicieron que mis sentimientos se mezclaron de un modo extraño, tomé aire y de pronto simplemente desaparecí. La verdad no supe cómo lo hice, no sé a dónde fui, solo sé que estaba en el mismo lugar que antes, que tenía a Maura en brazos y no había nadie más a mi alrededor y de pronto en un total desconcierto regresé frente a Julián quien me miraba con cara de miedo, pero no me dijo nada.


Laila tenía en sus manos el cuadro que había pintado, Odette y Demeter crearon una fórmula similar a la que había dado a beber a Carlo para Maura y para mí, además trajeron lo que había quedado del hechizo de Carlo y me lo entregaron sólo por si acaso, todos trataban de ayudar y eso era bueno, aunque mi cabeza estuviera revuelta, tenía un sin fin de emociones contradictorias, se los agradecí de la mejor forma posible.


Entre Demeter y Federic comenzaron a investigar la ciudad en busca de la calle que había pintado y cuando no tuvimos resultado alguno en eso sentí que en mi pecho crecía la angustia así que volví a mirar el cuadro, lo tomé en mis manos con el lápiz pasta en una de ella y solo rallé encima, no tenía claro que hacía, solo hacía rayas y formaba figuras… luego de terminar lo miré y parecía que había creado una suerte de paralelo, había distanciado la que era una sola calle en dos, había puesto faroles, nombres de tiendas y había hecho una calle anterior. No terminé de mirar los cambios y Federic tomó el cuadro mostrándoselo a Laila y ella solo dijo “Ya sé dónde es”.


Mis brazos los sentí caer a mis costados y el lápiz rodó por el suelo, cómo si por fin pudiera relajarme, aunque ahora sentía que todo estaba armando una suerte de telaraña de la que no me podría librar y que me apegaba más y más al posible futuro que predije para Carlo, solo quería encontrarle, me sentía culpable por no haberle dicho nada de esto antes, por no haberle dado la fórmula en el desayuno o haber hecho las cosas diferente de algún modo.


Julián tomó mis manos y las levantó hasta topar con sus labios, lo miré extrañada y luego entendí que estaba despidiéndose, pero no sabía porque lo hacía, luego Odette busco el bolso de Maura, Demeter la tomó en brazos y salimos a la calle los cuatro, caminamos por la calle lentamente, las tiendas que había aprendido a conocer tan bien como si fuera mi cuidad, la gente y el ruido me parecían tan falso como si este fuera una realidad virtual, un sueño, uno del que no despertaba.


Llegamos a un punto en medio de la calle, Demeter miraba en los edificios, Odette me miraba a mí y Maura estaba en completo silencio, de pronto mi pequeña sólo dijo “papá” y apuntó con su mano hacia un punto entre lo edificios, no supe si era norte o sur, pero hacia allá nos dirigimos, Maura seguir apuntando el camino guiándonos y nosotros la seguimos, porque después me explicó Demeter que mi hija tenía la capacidad de “encontrar” y era muy probable que fuéramos en el camino correcto.


De pronto Odette y Demeter se detuvieron sosteniéndome por el hombro, voltee y los miré extrañada, ellos me respondieron mentalmente que había más vampiros cerca y que había un rastro de Mercurio reciente, afirme a Maura en mis brazos inquieta por la información, todos seguimos caminando, ellos iban atrás de nosotras, mas por alguna razón dos pasos después estaba completamente sola con la sensación de haber vuelto a ese lugar que no era la ‘otra dimensión’ que conocía, sino como una realidad paralela del mundo real que luego de unos segundos se volvía borroso como cubierto por una cortina todo y finalmente todo era blanco, negro y escala de grises, ademas de vacio, donde a pesar de poder ver a todo a mi alrededor, edificios, calle, el cielo, no había nada más, por un segundo me quedé parada sin hacer nada, en mi cabeza la comparación me reportaba que la primera diferencia entre la otra dimensión y esta era el silencio, luego que no podía ver la ‘primera dimensión’, luego que estábamos solas allí, en ‘el bolsillo de tiempo’ o ‘la dimensión de Laila’ se podía ver mi alrededor, uno podía distinguir donde estaba la división de espacios como a través de las ventanas gigante y se podían escuchar las cosas que pasaban al otro lado en un ruido, si los sonidos eran apagados como amortiguados, más bastaba ponerles atención y uno podía escuchar, aquí en cambio no había absolutamente ningún ruido, nada…


Maura de pronto pareció dormida, yo estaba de pie donde mismo, algo más tranquila, de pronto escuche la voz de Julián en mis pensamientos.


“Recuerda tu condición es diferente a la nuestra, hay cosas que aun te quedan descubrir y vivir, la vida puede ser muy larga para ti, aunque se pasé en un abrir y cerrar de ojos. Todo lo que vivas ahora va a enseñarnos sobre tus propias condiciones, tienes nuestra fuerza, nuestras habilidades y nuestra inmortalidad, solo te diferencias en que no necesitas la sangre y nunca sentirás la sed…”- esa conversación en el hospital, cuando logró conciliar que Laila me hubiera vuelto inmortal, hace tanto tiempo recién parecía tener sentido para mí.


Maura dormía envuelta en este silencio absoluto y aunque no quería moverme porque no sabía para dónde hacerlo, recordé el cuadro que había pintado, Julián a un lado, Carlo al otro, Maura conmigo en medio… Y entonces solo lo supe, al principio caminé rápido luego miré y me convencí de que nadie me vería, así que salte y comencé a volar, cuándo estuve cerca del lugar que se parecía a mi cuadro miré las ventanas, esperando ver algo que me mostrara que estaba pasando en el otro lado de esta realidad… Así que entré por un pasillo y comencé a correr por las escaleras, aunque en realidad levite sobre ellas, cuando llegué hasta donde sentía era el lugar correcto cerré los ojos y solo atravesé a la realidad…


Frente a mí Carlo atado a una silla, junto a él dos vampiros distraídos, la habitación estaba a oscuras y mientras procesaba lo que había a mi alrededor, solo cerré los ojos, necesitaba creer que nada malo nos podía pasar, necesitaba creer que podría sola con todo y por eso mientras que percibía como los vampiros recibían mi presencia, simplemente desaparecí antes de que me vieran y reaparecí junto a la venta, bastó que apareciera y que tomará las cortinas para ver como la piel de los vampiros comenzaba a soltar humo y luego a brotarles estelas de sangre que al desprenderse del contacto con su piel se volvían cenizas, dejando una estela de cenizas tal como las que había dejado Laila en mi casas hace años. Uno alcanzó a abalanzarse sobre mí y yo solo estiré mi brazo tan firme como una lanza y lo atravesé antes de que llegara a desaparecer completamente, en una suerte de estallido que dejaba mi brazo lleno de polvo y cenizas gritando al caer. 


Cerré las cortinas y me acerque a Carlo, aún no habían iniciado la transformación su cuerpo estaba intacto, sus ojos adaptándose a la poca luz, sus manos atadas a la espalda y no pensé solo actué, apoye a Maura entre él y yo, saqué de mi bolso la botella con lo que quedaba del hechizo para evitar la transformación que me había pasado Odette y se la di a beber.


Carlo estaba medio inconsciente y la verdad no opuso resistencia, pero creo que fue porque sabía que era yo, cuando reaccionó abriendo los ojos y vio a Maura en sus piernas, lloró y sus lágrimas sólo rodaron por sus mejillas, yo le acaricie el pelo y susurré en su oído ‘Lo lamento, lo lamento’.


Dos segundos más tarde estábamos en esta nueva dimensión, la nada silenciosa que ahora sí tenía colores y que aún no tenía claro cómo llamar, porque ahora la consideraba mi dimensión personal, me sentí segura, en calma para besarlo y ayudarlo, Maura despertó cuando la dejé en el suelo y desataba a Carlo, mi pequeña se abalanzó a los brazos de su padre gritando:


“Heche tú… He tí papá…”

“Si cariño soy yo.- respondió Carlo tomándola en brazos- ¿Dónde estamos?”

“Esta es una realidad paralela, es mi realidad paralela o algo así, la verdad todavía lo estoy descubriendo… Sólo puedo decirte que estamos seguros, que aquí no hay nadie más que nosotros y que podemos volver a casa.”

“¿Pero cómo vamos a volver?”


Sonreí divertida y solo me elevé por el cielo, esta era la segunda vez que Carlo me veía volar, aunque la verdad la anterior no me vio volar propiamente tal, solo estaba levitando sobre el suelo, lo cierto es que ahora si volaba sobre los edificios. Llegamos a la casa de Julián, donde atravesamos sin problemas a la realidad justo frente a la puerta de la casa, donde me esperaba Julián con cara de pocos amigos, luego de abrir la puerta y literalmente invitarnos a pasar, fue él quien nos ayudó cuidando a Maura mientras que nosotros nos dábamos un baño de tina y nos poníamos al día, tranquilizando el alma y el cuerpo.


Confieso que desnudarle me provocaba tantas cosas que no era lo normal, tenía la necesidad de ver qué estaba realmente bien, así que recorrí su cuerpo con esponja, recorrí su espalda con cariño para liberarlo del dolor que tenía por estar sentado por dos días en la misma posición, miré como su musculatura se relajaba y sentí como se volvía más seguro, más alegre y más tranquilo, tanto que lo que me provocaba de él no fue necesario decirlo, él simplemente se volteó a responder mis sensaciones con las suyas, devolviéndome a ese nosotros que me hacía sentir que todo estaba bien, esa sensación que conocía como nuestra.


En la habitación vestidos con la ropa que había puesto Demeter en las maletas y con la confianza de que pronto todo esto acabaría y podríamos volver a nuestras vidas, nos recostamos en la cama, Julián tocó la puerta y entró con Maura y una bandeja con comida.


“Maura escogió el menú”- dijo entregándo nos la bandeja donde había helado, dulces, candys y una taza de chocolate para cada uno.


Después de jugar con nuestra pequeña, comer algo de lo que nos había traído y dejar a Carlo dormido, Julián me llamó a un lado.


“¿Qué pasa?”-pregunté extrañada.

“No quise decirte nada antes, pero Odette y Demeter no han vuelto.”-dijo en voz baja.

“Pero…"- no supe qué decir.

“Federic salió a buscarlos y Laila está buscando de modo psíquico, pero no los encuentran, Laila cree que tal vez atravesaron contigo y no han vuelto porque no saben cómo regresar… la verdad no sé qué pensar.”

“Pero… para atravesar tendrían que haber estado sujetos a mí de algún modo y cuando atravesé no había nadie más... Yo no los vi junto a mí… ¿Y qué otra cosa podría haber pasado?”

“Entiende, es probable que no atravesaran hasta donde tú estabas, que quedarán en algún punto intermedio, nunca has atravesado con un vampiro, solo con tu hija viva y Carlo, otro hombre vivo…"-dijo él dándole un sentido nuevo a la realidad en la que había estado.

“¿Qué propones?”-dije sin más preámbulos.

“Cruzar contigo…”-Dijo Julián.

“Pero Julián y si no llegas hasta donde estoy yo, ¿Cómo vas a volver a esta realidad?”

“Laila me va a ayudar.”- resolvió él.

“Bien, entonces vamos.”- respondí mirando a Carlo dormido en la cama y sintiéndome extraña al dejarlo solo.


Laila nos esperaba fuera de la habitación, había preparado un colgante con algún tipo de conjuro para atravesar y regresar conmigo o sin mí, Julián se lo colgó al cuello y yo cerré los ojos unos segundo, pero por alguna razón no atravesé al otro lado, luego de mirar a Julián, la respuesta vino sola. 


“Maura”.


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