¿Dónde está Carlo?
Bajé del auto, camine despacio, con miedo y pidiendo al cielo que todo estuviera bien, la verdad no tenía idea si es que Carlo había alcanzado a entrar a la casa, o si había alguna otra sorpresa aguardándome… tome las llaves y cuando iba a insertarla alguien abrió la puerta y entre risas, Odette me explicó que estaba por salir y que coincidimos en la puerta.
La actitud despreocupada y las risas me alertaron, por alguna razón la risa de Odette no concordaba con su expresión. Salió rumbo al mini market y yo entré cerrando la puerta, basto que cerrara para que Federic me abrazara.
“Estas bien… estas bien…”
“¿Qué pasa?- pregunté sin recibir respuesta…- ¿Y Carlo?”
Laila miro a Demeter, el miro a Federic y yo miré para todos lados, ¿Dónde estaba Carlo?, nadie dijo nada. Luego de un diálogo mental entre los cuatro, Laila desapareció tras decir una frase a medias en voz alta y Federic me sostuvo por los brazos, sin dejarme ir tras ella.
“¿Qué está pasando?”- dije por lo bajo con rabia en la voz.
“Maura está por despertar- respondió en un susurro- y no quiero que se altere, así que ve a verla y sonríele cuando abra los ojos, ya ha sido más que complejo para ella estar con nosotros dos horas y medias para que ahora despierte y perciba que hay algo raro en el ambiente… piensa en ella, todo va a estar bien.”
Miré a Federic, desarmada, no podía decirle que no, simplemente no podía decirle nada… Como le explico a mi hija que pasó dos horas con los cuatro si sé que para ella esto no es fácil soportar la continuidad de los vampiros ahora que ya no era un bebé, por qué sí al principio no le afectaba a los dos años pero ahora a los cuatro, tenía cambios brusco de estado de ánimo… Ha hace unas semanas había elaborado esa teoría que explicaba porque a nosotros los mortales nos molestaba la presencia de los vampiros después de un tiempo determinado y como no tenía como explicarlo mejor lo definía como “La continuidad”, la capacidad de no ver horas, no ver días, no verse alterados fácilmente, esa suerte de calma continua incluso para hablar y moverse, según mi parecer, era la que provocaba el rechazó al poco tiempo y la tendencia a la locura, que créanme a veces me he preguntado cómo no he llegado a ella en estos últimos años.
Camine al cuarto de Maura y cuando abría la puerta mi pequeña despertó, le sonreí como había dicho Federic y ella corrió a abrazarme, luego de tomarla en brazos la lleve a mi pieza y nos quedamos allí ella jugaba yo leía un libro, aunque admito que no leía nada y daba vuelta las hojas con cierta regularidad para que pareciera que sí, cada vez que mi hija llamaba mi atención cerraba el libro y miraba lo que me mostraba como si nada pasara, aunque en mi cabeza veía a Mercurio esperando al atardecer para comenzar la transformación de Carlo y rogaba para que no perdiera efecto el preparado que le había dado a beber esta tarde.
De pronto solo me levanté y caminé al living, revisando los lienzos que tenía pintados y buscando algo, pero no sabía qué exactamente y entonces lo vi, la escena que había pintado compulsivamente la primera vez, la escena en que había alguien cubriéndonos a mí y Maura, con Julián a un lado y Carlo al otro… ‘Esta escena… Es en …’- pensaba.
“Se lo llevó a España”- dijo Laila entrando al living en ese minuto.
“¿Cómo?”- dije sin entender nada.
“Al parecer la pócima no hizo efecto de inmediato, calculamos mal el tiempo, así que alcanzó a inmovilizarlo el tiempo suficiente para raptarlo… Estuve recorriendo la calle, buscándolo y no lo encontré, así que busqué en la mente del señor de la panadería el vio todo y a la vez no vio nada… porque todo ocurrió en una fracción de segundo… suficientemente rápido para acordarse pero no para saber qué pasó exactamente, sus recuerdos no fueron simples de entender tampoco, porque todo ocurría tras la persona que atendía así que tampoco prestó atención… “
La miré y la verdad es que seguía hablando, esto es lo único que recuerdo que dijo con claridad, yo no entendía nada. Miré el cuadro y la miré a ella, luego le mostré la escena y Laila no dejó de hablar en ese instante. Demeter llegó a nuestro lado con dos bolsos, Federic tenía a Maura en brazos y cuando entendí que estaban haciendo los miré con odio… Con rabia… ¿Por qué rayos había pasado esto?… ¿Por qué no le dije antes a Carlo lo que ocurriría?, ¿Por qué no le di la pócima antes?, ¿Por que no calcule mejor el tiempo?
Julián entró por la puerta de mi habitación con Odette y traían los pasajes de avión para mi, Maura, me extendió los pasajes y luego me dio un beso en la mejilla que me puso en movimiento como autómata, todos salimos a la calle donde nos esperaba Laila en el auto, partió como alma que se la lleva el diablo rumbo a Santiago, mientras yo miraba por la ventana el tránsito.
Cuando Laila formuló una oración que nos hizo entrar en la otra dimensión al dar vuelta una calle, no presté atención realmente ni si alguien nos vio o si debía ser prudente lo que hacía, porque estaba sin capacidad de reaccionar, en la otra dimensión donde no había tránsito y podíamos correr sin problemas, Laila apretó el acelerador de mi auto, así que llegamos a Santiago en 35 minutos… El viaje es de hora y media desde la puerta de mi casa al aeropuerto. Aparecimos estacionados en el aeropuerto, caminar a la puerta de embarque parecía tortura y esperar para abordar tambien, además me esperaban 12 horas de vuelo… 12 largas horas y por primera vez en mi vida no quería estar sola con Maura, como me callaría lo que estaba pasando.
Para mi sorpresa, Julián tomó mi mano y el pasaporte de Carlo, entramos juntos a policía internacional, en realidad era una alivio saber que estaría conmigo y con la pequeña.
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