viernes, 9 de agosto de 2013

Estas en mi vida (Parte 60)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Julián

La semana de altos y bajos, la mirada de Carlo preocupado por mi abrupto cambio con los hermanos de Laila y las preguntas de Maura sobre Federic, me hicieron estallar el viernes por la tarde y la respuesta a mis lágrimas llegó de parte de Julián…


“¿Cómo llegaste hasta aquí?”- dije todavía llorando por haberle gritado a mi hija

“Estaba en la otra dimensión, Laila me contó lo que pasó hace un mes y medio, así que vine para cuidarte, si bien le prohibiste a ellos estar cuidándote, no dijiste nada respecto a mí.”

“Tú eres…- dije entre lágrimas- un manipulador, que rayos no entienden ustedes los vampiros de lo que digo… ¡No quiero a nadie en la otra dimensión!- grité con rabia-... Déjenme en paz por favor”- continúe con un la voz rota por los gritos.

“Primero cálmate, ven conmigo- dijo tomándome por la cintura y llevándome hasta la silla más cercana- y ahora bebe esto".-dijo con un vaso de agua en la mano.

“No quiero- dije aún molesta- Vete…”

“Bébelo y hablemos un poco me iré en cuanto te calmes.”


Lo miré desafiante, porque no se iba, que rayos tenía en su cabeza que no entendía una simple petición, bebí el agua y me comencé a tranquilizar mi respiración, mi hija estaba en sus brazos y lo miraba con curiosidad, el parecido entre Carlo y Julián era tan grande, el color de su pelo, su modo de hablar, incluso el tono de su voz era similar, así que mi hija creyó primero que era su padre, hasta que la tomó en brazos, tal vez fue su aroma o el hecho de que no la llamará “Mi pequeña princesa” cuando la tuvo sobre sus brazos, el caso es que algo hizo que mi hija supiera que no era su padre y que le llamara la atención su parecido así que lo miraba con total interés. Tomé el vaso y bebí un poco más, todo regresó a la calma, logré centrar mis ideas, ordenar mis miedos y calmar mi ira, miré a Julián que seguía mirándome a la espera de que me calmara.


“Ya estoy más tranquila. -dije secando mis lágrimas- ¿Qué le echaste al agua?”

“Solo un poco de pasiflora.”

“Para la próxima, mezclara con manzanilla el efecto es más lento, pero dura más tiempo- le dije recordando lo que Laila me había enseñado sobre plantas-, ¿por qué entraste a mi casa sin anunciarte?”

“Te vi salir de tus casillas y solo actué…”

“No quiero a nadie en la otra dimensión, si vuelvo a saber que hay alguien bloquearé mi casa en esta y en la otra dimensión, avísale a Laila que no los quiero cerca, a “NADIE”… Ha sido suficiente de ustedes en mi vida por un buen rato.”

“Estas exagerando...”- comenzó a decir Julián y los tres golpes en la puerta nos distrajeron.


Me levanté y miré por el ojo de la puerta, Viviana y su hija estaban del otro lado, por un segundo pensé en no abrir, pero simplemente tome la manilla, la gire y salude a mi hermana, tratando de esbozar una sonrisa, ellos entraron y Maura corrió a saludar a su prima, tomadas de las manos se fueron a jugar al cuarto de mi hija.


“¿Cómo estás?”- preguntó Viviana mirándome a los ojos, que probablemente tenía rojos por el llanto.

“Bien. He estado mejor, pero hoy…”


Ambas entramos a la cocina y para mi sorpresa Julián seguía allí, lo miré y tratando de borrarlo imaginariamente de mi cocina, pero él se levantó, sonrió a Viviana y volvió a su puesto en donde tenía una taza de café…


“¿Cuándo llegaste a Valparaíso?- dijo Viviana, a quien le había dicho que Julián se había ido a vivir a Buenos Aires, por su empresa.

“Llegué a Chile hace un mes y a Valpo hace poco- respondió-, veo que tu hija está grande. ¿Cómo está tu vida de Casas?”

“Bien, Pablo está postulando a un ascenso en la empresa, ha sido interesante casarse, podrías practicarlo alguna vez tú”- el comentario ácido no hizo mella en la sonrisa de Julián.

“¿Quién te dijo que yo nunca he estado casado?”- respondió el divertido.

“¡Ha!, yo creía que…-Viviana se vio pillada en su propia trampa y yo me molesté con él que ahora disfrutaba de la encrucijada.

“Tu hermana no fue mi primera relación en la vida y tampoco tiene porque ser la última.”- respondió seriamente y algo de lo que dijo me dolió.

“Claro, no tengo porque ser tu última relación, pero no es necesario hablar de esos temas. Viviana está felizmente casada, Caro y yo estamos juntos y tenemos planes de casarnos - cuando dije esto, otra vez me dolió el corazón cómo su una grieta se produjera o algo así- y ahora solo faltas tú Julián.


Los tres nos quedamos en silencio mientras que Viviana, se preparaba un café y yo recogía unos paños de platos que había tirado en el suelo, cuando había estallado en ira porque mi pequeña había preguntado por Frederic como por novena vez en la tarde.


“Bueno, ahora que sé que están bien y que tu hija es realmente grande y hermosa, me retiro. Gracias por el Café y la compañía”-Julián se levantó, se acercó a mí y me abrazó.


Los largos segundos de su abrazo, terminaron de disolver mi rencor con los vampiros, lo rodee con los brazos y sentí que se suavizaba mi dolor y una mezcla de calor se formaba en mi pecho, luego se acercó a Viviana y la beso en la mejilla. Ambos salimos al pasillo lo miré a los ojos con un poco de vergüenza por la rabieta que me había visto hacerle a Maura, mi mala reacción y luego de otro abrazo extraño me beso la frente y abriendo la puerta se fue dejándome parada frente a esta, sin saber qué decir. 


Un par de segundos más tarde reaccioné y regresé con mi hermana. La tarde en casa con mi sobrina y mi hija haciendo juegos hasta con las cucharas para comer fue agradable, menos mal que no jugaron con la comida...


A las seis, llegó Carlo de la oficina y dejando el maletín en la puerta nos fue a hacer compañía, yo preparaba un pastel de manzana y Viviana calentaba la cena de su hija y la mía, en el microondas. El resto de la noche, la alegría y las risas, Carlo y las anécdotas con la fotocopiadora, todo en esa calma familiar que extrañaba, así que para la noche cuando Maura dormía profundamente, Viviana y su hija habían tomado rumbo a su casa y Carlo se estaba acomodando junto a mí en la cama, me pregunté si debía o no contarle que Julián estuvo en casa… y cuando me di cuenta que estaba pensando esto, simplemente le dije.


“Julián estuvo hoy en casa”- dije de un tirón.


Para mi sorpresa pareció no importarle.


“Lo sé, fue a mi oficina hace una semana, quería saber cómo estabas y me pidió permiso para venir a la casa.”


Me levanté y lo miré a los ojos extrañada.


“¿Por qué no me dijiste que estaba en Chile?”

“No lo creí importante- dijo en tono suave-, después de cómo se fue de nuestras vidas y lo poco que te importa realmente, no le di importancia. Han pasado cuánto… ¿Tres años y medios? Tal vez más tiempo y ni tú, ni yo volvimos a hablar de él, o a saber de él. Supuse que no era relevante, además que querías que te contara, ¿Que me pidió permiso para verte y que le dije que sí?... Qué más da que le diga yo, si lo que importaba era lo que dijeras tú y no tuve tiempo de comentarte nada, durante el fin de semana, así que esperé a que apareciera, y que tu decidieras que hacer… Como siempre ha sido.”

“Mmm… Fue raro, vino en la tarde poco antes de que llegara Viviana, sólo se tomó un café y se fue, se veía distinto…”- le dije mirando a la ventana.

“¿Cómo distinto?”

“No lo sé, realmente me tomó por sorpresa que viniera, ya sabes que estuvimos juntos siete años y no terminamos de un día para otro, me costó mucho sacarlo de mi vida, tanto como admitir que era tú con quien quería una relación… Julián siempre va a tener un lugar en mi historia, no puedo borrar lo que vivimos juntos, pero ahora se veía diferente de cómo lo recordaba, sabes qué fue lo más extraño- él asintió con la cabeza-… Maura creyó que eras tú y cuando la tomó en brazos le dijo ¿Tu no papá… tú quién?’ y él se presentó…”

“No me parece gracioso, nosotros no nos parecemos tanto.”

“Emocionalmente no, pero físicamente sí, se parecen mucho.”

“Déjalo mejor…”

“No te puedes molestar por algo que deberías tener claro, nos conocimos por el parecido que tiene ustedes… ¿O no te acuerdas como te conocí en Madrid?”


Carlo se sentó en la cama y me miró a los ojos, un poco molesto y otro poco divertido, luego dijo algo que me desarmó.


“¿Estás diciendo que me confundirás con Julián?”

“No jamás… Tu aroma es diferente, tus besos- dije besándolo- tus manos y la sensación que me dan- dije tomando su mano y llevándola a mi pecho-. Todo en ti es diferente de él… Pero a golpe de vista se parecen mucho y es claro que uno puede confundirlos a simple vista- dije mirando otra vez a los ojos-, pero esto- lo besé con fuerza-, no hay como superarlo.”- le dije volviendo a besarlo y acercando mi mano a su entrepierna.


Carlo de rió un poco y luego me besó con pasión, sus manos recorrieron mi cuerpo, el roce apretado de sus cuerpo contra mi pecho, subió su mano llegando hasta mi cara para sacar mi pelo que estaba revuelto y mirarme a los ojos con esa chispa de lujuria que conocía tan bien, me desnudó en un segundo, me miró como si estuviera mirándome por primera vez y luego comenzó a besarme lentamente por el pecho y bajando hasta mi ombligo, donde levantó la vista para sin decir nada, advertirme lo que haría…


La noche fue tan corta, que cuando amaneció estábamos recién quedándonos dormidos, me sentía tan viva, tan feliz, lo había dejado ser, no le había pedido nada y lo había recorrido como si nunca hubiera visto su cuerpo, porque me gustaba esa sensación de que todo era posible, recorrer su espalda a besos, mientras que descansaba a mi lado exhausto, sentirlo despertar otra vez con esa pasión desbordante y volver al éxtasis...  Que no había nada más en mi cabeza que nosotros.


Mi hija estaba acostada a mi lado cuando desperté, tenía su mamadera y al parecer en algún minuto me puse el pijama, aunque la verdad no lo recordaba. La voz dulce de la pequeña, contándome algo que no lograba procesar porque estaba muy dormida y Carlo entrando con la bandeja del desayuno, solo sonreí, mirando a mi familia.


La mañana en la cama y el medio día organizando una salida al aire libre, para finalmente salir cerca de las cuatro de la tarde con un sol tibio hasta la playa en Con-Con, ya había empezado el verano aunque no el calor de lleno y las playas no tenían tanta gente, así fue la tarde de arena, juegos en la playa y risas me devolvió la fe en mi vida, Carlo se bañó en el mar y eso es un gran avance… El agua en las costas de mi país es tan fría, que hay que tener valor para meterse al agua y claro yo figuraba metida hasta las rodillas con Maura en brazos y el que no asomaba más que la punta del pie y se devolvía, hasta que salió corriendo y me metió de lleno, lo que me hizo reír y cuando llego hasta donde estábamos nosotras mojado y helado, me abrazó dándome un beso con sabor a sal y haciéndome tiritar de frío. Regresamos a casa con Maura durmiendo y realmente agotados, creo que me quedé dormida cuando apoyé mi cabeza en la almohada o tal vez antes.


El domingo fue igual de divertido, sólo que esta vez fuimos al Jardín Botánico en Viña del Mar a una feria de época con carros de comida, luego pasamos a la Av. Perú, a la plaza donde Maura aprendió al fin a columpiarse solita y mientras movía sus piernas adelante y atrás, me sentí orgullosa de que pequeña fuera tan grande. Ya a eso de las seis fuimos a comer helados y claro yo termine dejando el mío y comiéndome el de mi hija antes que ella se terminara de manchar toda la ropa, Carlo tomo tantas fotos que cuando llegamos a casa, mientras revisaba que todo estuviera bien, selecciono un par para mandarlas a imprimir y agrandar, en su computadora.


Cuando entro a la pieza, lo miré con gusto, se acercó a mí lentamente, con sus brazos a los lados, mirándome como si estuviera atravesándome con la mirada, caminó hasta mí y me besó con esa dulzura suya que es previa al deseo, esa sensación de que quiere derretirme en sus manos y yo lo bese mientras que mis manos recorrían su espalda, su pecho, sus brazos y el botón de su pantalón…


Lo amé, lo amé lentamente y fui suya, suya por completo, nos quedamos dormidos desnudos y despertamos con el sonido del despertador. El lunes y sus cosas nos separaban, mientras que en mi pecho seguía esa sensación de calma que me decía que cuando llegara, después de terminar las tareas del día y las de padres seríamos otra vez pareja, otra vez hombre y mujer. Pero mi día recién comenzaba y sus rarezas también. 


Estaba en la cocina después de haber dejado a Maura en el Jardín de niños y alguien tocó la puerta de la cocina. Como era obvio que estaba en la otra dimensión, supe que debía ser un vampiro.


“Adelante.”- respondí sin voltearme y el vampiro ingresó a mi cocina, cuando voltee a ver quién era me quedé sin palabras.

“Hola- dijo en esa voz que parecía seducir y que me provocaba la necesidad de seguir escuchando-, quería hablar contigo- termino de decir Federic.

“Bien, habla”- respondí aun aturdida por su voz y esa sensación.

“A pasado tiempo y hemos tratado de cumplir lo que has pedido, pero me temo que llego la hora de volver a protegerte desde la otra dimensión, así que quería pedir tu permiso para hacerlo.”


Lo miré y reconocí, en su tono de voz, la preocupación.


“¿A qué te refieres con que ha llegado la hora de protegerme? ¿Protegerme de qué?”.

“Es complicado, pero está en tus predicciones y es mejor que no sepas todo, o tal vez que las leas tu misma, para que saques tus propias conclusiones, sólo te puedo decir que ha llegado la hora de hacerlo y que quiero tu permiso para estar desde el otro lado cuidándolas.”

“Te refieres a mí y a Maura… Federic, creo que todavía no he logrado aceptar lo que he visto, ¿se supone que tú te enamoras de mi hija y cuando ella sea mayor la vas a volver vampiro?”

“No, yo ya amo a tu hija, solo que ella es una pequeña y debe vivir, debe volverse mujer y vivir cosas que aún no ha vivido, debe estar dispuesta a amarme como soy, solo así, pensaría en volverla vampiro, antes jamás.”- declaró enfáticamente.”

“Y que te hace creer que yo estoy de acuerdo en que tú vayas a tener una futura relación con ella, tú de entre todas las posibilidades- dije levantándome de mi silla molesta-, tú un vampiro. Es una niña su destino no está escrito, yo predije algo, pero no implica que sucederá, solo que existe la posibilidad y eso deberías saberlo mejor que yo, ¿por qué crees que mi hija se va a enamorar de ti?”

“Porque lo siento”- respondió mirando sus manos sobre la mesa.

“Lo lamento, si de mí depende no volverás a acercarte a ella, así tenga que usar la magia en tu contra, entiéndeme es mi hija, el ser que más amo en este mundo, mi descendencia, yo la quiero ver feliz, con familia, sufriendo por cosas normales, no por vampiros, menos por la lucha entre el día y la noche, mucho menos por una vida que ni siquiera yo escogería.”

“Ese es tu problema, tu escogiste esta vida, dar vuelta la espalda al amor de Julián y a la posibilidad de una eternidad con él, tú quisiste envejecer junto a Carlo y ahora que no vas a envejecer, que eres inmortal, ¿Qué vas a hacer cuando tus bisnietos te vean y vean a una mujer más joven que sus madres?... ¿Qué?... eres una hipócrita, quisiste creer que mi inmortalidad era un problema, pues mira la tuya.”

“Válido - respondí seca y sin infracción en la voz-, no voy a envejecer, pero cuando accedí a esta locura era eso o la muerte y dejar a Maura sin madre, ¿realmente consideras que es hipocresía? No seas infantil a tus cuántos… cinco mil o cuatro mil años, ¿no has aprendido que lo mejor para un niño es vivir con su madre?”

“Pero igual eres inmortal”

“Si una inmortal que tiene un corazón débil, ¿lo recuerdas? Todavía puedo morir, sólo no voy a envejecer… Pero Federic… Yo no le di la vuelta al amor de Julián, por si no has escuchado la historia, quien trajo a Carlo y se fue de mi vida, fue él. 

Julián ya sabía que iba a pasar, cuando supe que estaba embarazada de Maura, el regresó y no lo hizo por quedarse, lo hizo para verme disfrutar de que cumplía mi deseo de ser madre, ni siquiera se le ocurrió que yo podía estar pensando ser vampiro para estar con él…
No, él quiso hacer las cosas y dejar a un lado lo que yo quería, solo lo que él entendía que querría en la vida, él mató nuestro amor… Yo… Hice todo lo que pude por amarlo… Pero ya no pude más… Tanta manipulación, tanto secreto… No pude más y cuando decidí estar con Carlo, después de que aguantó todos mis desaires, toda la incertidumbre, lo hice consciente de lo quería y nada más, más el cariño se puede volver amor y Carlo tuvo la paciencia de esperar a que lo amara y ahora lo amo, tanto o más de lo que amé a Julián, y créeme eso no se puede hacer por arte de magia, eso se construye, se cultiva, se vive.”


Federic me miró con un poco de celos y luego se levantó, se acercó a mí y se arrodilló en el suelo.


“Por favor, déjame cuidar de ti y tu hija -rogó-, no podría perdonarme que algo les sucediera.”


Lo miré desconcertada, un vampiro rogando…esto sí que parece ciencia ficción… Pero solo me acerqué y lo levanté por los hombros.


“Si es tan importante para ti, puedes hacerlo, no me molesta que estén en la otra dimensión, y recuerda que si quieren venir a esta tienen que avisar. Sólo no lo hagan todos juntos y dile a Laila que aún no los he perdonado, pero creo que tal vez hay verdad en tus palabras y me da miedo ser demasiado orgullosa para aceptar su ayuda. Ahora por favor vete, quiero volver a mis cosas.”


Federic se levantó con una sonrisa leve en el rostro, la verdad es que me sentía incómoda con tanta parafernalia y en alguna medida halagada, en el fondo de mi cabeza estaba la frase de Federic : “A llegado la hora de protegerlas”… ¿Protegernos?… ¿De que?...


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