miércoles, 25 de septiembre de 2013

Estas en mi vida (P.67)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Parte 67

La mañana de ajetreo en mi cuarto me dejó agotada, primero porque no debía ocurrir así, pero mientras Laila hablaba con sus hermanos sobre lo ocurrido durante la noche anterior y las inevitables reacciones de los tres hermanos, se generaron argumentos que se fueron subiendo de tono hasta llegar a sobresaltarme.
“Es que no puedo creer que dejaras que entrara a la habitación”- reclamaba Federic.
“Que querías que hiciera, Ella dijo que quería recibirlo.”- respondió Laila a la defensiva.
“Podrías decirme que es lo que pretendes que hagamos ahora, ¿y si alguna autoridad pregunta qué pasó con ustedes y la exposición de Mercurio a personas inocentes?, ¿qué vamos a decir?”-reclamo Odette
“La verdad”- dije enojada y mi corazón acelerado que alerto a la enfermera.
La máquina a mi costado emitía sonidos fuertes y los cuatro hermanos se quedaron en silencio, mientras que la enfermera entraba por segunda vez en los últimos diez minutos a mi habitación, a decirles que si no dejaban de argumentar los echaría a todos de mi habitación.
“Laila por favor lleva a tus hermanos a otro lado para termina de contarles que pasó, la enfermera tiene razón, no es bueno que me acelere.”
“La enfermera no tiene nada que opinar ahora, este tema debemos hablarlo contigo y no solo nosotros cuatro.”-reclamo Demeter.
“No hermano, tal vez ella tiene razón, se ha alterado dos veces y la enfermera va a llamar a seguridad, será embarazoso para todos si la enfermera cumple su palabra.”- respondió Odette.
“Laila, ¿estás de acuerdo?”- preguntó Federic.
“No, esto es importante debemos estar todos presentes.”
“Bien, pero quiero que dejen que su hermana hable sin interrumpirla, en serio escuchen todo hasta el final y después reclamen.”- dije en tono cansado y soñolienta.
Laila continuó hablando, explico como la conversación con Mercurio derivo en un sinfín de contradicciones de parte del vampiro y como mientras que yo mantenía la calma el otro aumentaba su ira y como el desenlace de esta ira concluye con el ataque.
“... Ella solo estiro su brazo y lo atravesó. La sangre de Mercurio, brotaba por montones y se volvía cenizas un segundo más tarde de haber salido de su cuerpo, bañando su brazo y la cama de ceniza, el campo protector que habíamos creado lo repelió después de haber atravesado el pecho solo medio segundo más tarde... así que lo lanzó lejos, cayó en ese rincón -apunto Laila hacia un extremo de la pieza- desangrándose y muriendo completamente desconcertado, creo que de verdad no se convencía de que estaba muriendo...”
Nadie dijo nada más. Laila se sentó junto a mí en la cama, estaba tan cansada que me quedé dormida y ellos sólo guardaron silencio. Cuando desperté tenía la bandeja de comida sobre la mesita de la cama en frente y a Laila en silencio leyendo otro libro.
“¿Qué pasó con todo mundo?”-pregunté despertanto.
“Mis hermanos necesitaban tiempo para procesar lo que pasó, creo que ahora te respetan más… La verdad, cualquiera necesitaría tiempo para asimilar lo que hiciste, no creí que fuera tan fácil, simple y rápido matar a otro vampiro.”
“Bueno eso puede ser porque ninguno de ustedes ha peleado o a tratado de matar a otro vampiro, ustedes siempre buscaron conciliar las cosas con los otros vampiros y no pelear…”
Las dos guardamos silencio, que se interrumpió con mi hija que llegó corriendo, se subió a mi cama, dando besos, alegre de verme embarazada y que su hermano aun estuviera en la panza, todo su alboroto me devolvió a la sensación de calma y sus historias sobre lo que quería hacer cuando su hermanito naciera, no podía evitar pensar que lo único que quería era salir del hospital pronto. Maura venía con Viviana, que además me traía una muda de ropa.
Carlo llego más tarde, con su cara sonriente y mandíbula tensa cuando vio a Laila sentada en la habitación, pero de buen ánimo conversó con Viviana que se fue poco después a su casa. El medico había pasado durante la mañana a revisar el desarrollo del bebé y por lo que entendí, estaba todo listo para que naciera pronto, aunque eso podía significar seguir esperando y cuando le pregunté porque no hacer una cesárea me miro y dijo que según lo que el entendía en mi caso, la cesaría podía ser igual de riesgosa que el parto normal, así que me daba un día más para decidir qué hacer.
Carlo se mostró contento con la calma que nos rondaba y cuando Laila se excusó y se fue, le conté todo lo que había pasado en la noche anterior. Debo decir que además de tener la boca abierta y la cara completamente desencajada, a medida que contaba lo sucedido, me pidió él que lo escribiera, porque necesitaba leerlo, su explicación fue extraña, él no entendía como había podido hacer lo que hice y quería repasar los detalles, la verdad es que Carlo había vivido en carne propia la súper fuerza, súper velocidad y súper todo de los vampiros, así que a petición de él, escribí el capítulo anterior y fue él primero en leerlo también.
Laila regreso en la noche con sus hermanos y con Julián. Cuando lo vi, sentí una extraña mezcla de alegría y tristeza, su ojos estaban algo apagados, su rostro sombrío, entre los seis llegamos a la conclusión de que no valía la pena reportar lo sucedido, las preguntas sobre como logré atravesar la piel casi de acero de los vampiros con mi mano, habría interrogantes que la comunidad de vampiros quizá deseara descubrir por medio de otro interrogatorio o algo así, así que lo mejor era ver qué pasaba y si alguien se acercaba a nosotros para saber qué había pasado con Mercurio en ese caso y únicamente entonces se contaría lo que había pasado anoche. De todos modos, Laila había presenciado todo y como es costumbre de los vampiros de traspasar sus conocimientos almacenados en su propia sangre, eventualmente la comunidad estaría informada de lo que había pasado con lujo de detalles, lo que igual levantaba la pregunta que harían ellos después de enterarse.
Pasaban de las dos de la mañana, solo quedaba Odette en mi cuarto, los otros se habían ido a comer algo, ella tenía en sus manos el libro que me había estado leyendo Laila, así que como había despertado comenzó a leerme para que me durmiera, llevaba unas ocho páginas cuando cerró el libro y me miró seriamente.
“¿Cómo lo hiciste?”-preguntó ella curiosa.
“¿Cómo hice qué?”-dije yo.
“¿Cómo atravesaste el pecho de mercurio?”-dijo ella levantando su brazo y mirándome curiosa.
Extendí mi brazo, puse mi mano extendida y firme, luego la miré con curiosidad, ella se acercó, miró mi mano, dio vueltas por mi brazo buscando algo, algún indicio de fuerza o de algo que no dijo y solo miraba mi mano, y luego me miro y dijo:
“¿Qué pensaste cuando pusiste el brazo así?”-sonriso ella.
“Sólo pensé, que esperaba que se repitiera lo de España… - ella me miro con curiosidad- Odette ya había atravesado a otro vampiro cuando rescaté a Carlo de Mercurio cuando estábamos en España.”
“Pero tu nunca dijiste que lo habías atravesado, solo dijiste que habían muerto porque se acercaron a la ventana que había abierto, yo asumí que habían muerto por causa del sol. ¿Por qué no dijiste nada más entonces?”
“Bueno, porque ustedes hablaron esa noche de lo difícil que era ver morir a otro vampiro, de la dureza de la piel, de que lo más probable es que sólo murieran si les destrozan el corazón en un combate, etc… y sentí que si les decía me mirarían diferente… como me miras ahora que sabes que para mí atravesar el pecho de Mercurio fue así de sencillo.”
“Tienes razón… es extraño imaginar que tú puedes conseguir algo que creíamos difícil… es más extraño saber que estas características pueden ir en aumento a lo largo de tu vida. ¿Qué sentiste exactamente cuando él te miraba a la frente?”
“Cosquillas, un leve cosquilleo, la verdad es que ustedes han influenciado en mí, pero suele ser porque estoy dejando que lo hagan y cuando han tratado de hacer sin que yo esté de acuerdo no solo me fastidia, sino que no lo han conseguido… - ella me miraba extrañada-, la verdad no se explicarlo mejor Odette…”
Odette se volvió a sentar ahora junto a mí en la cama, su delgada figura y sus ojos centelleantes se clavaron en los mío y un segundo después sentí que ella traba de influenciarme, pero no la deje, ella tomo mi mano y siguió insistiendo, pero no consiguió nada de nada, luego de unos veinte minutos de insistencia, se levantó algo fastidiada.
“¿Por qué nunca me había dado cuenta de esto?... es que es cierto tu eres capaz de controlar cuando quieres que alguien te influencia y simplemente negaste mi influencia… es algo tan extraño…”- dijo dando vueltas por la habitación y en realidad hablando más para ella que para mí.
La noche, el silencio y el cansancio me dejaron profundamente dormida. Desperté con Julián mirándome y nadie más en la habitación, rayaba el amanecer la habitación se iluminaba lentamente y él no decía nada, tenía sentimientos mezclados de alegría y pena, calma y molestia, expectación y decepción que me parecían tan palpables que no quise hablarle, no quise decirle nada de nada, porque tal vez era obvio porque tenía esos sentimientos, pero en ese instante no tenía idea de donde se originaban y donde terminaban.
“¿Cómo estás?”- dijo Julián con voz suave y mirando mi pelo revuelto.
“Cansada, quiero que nazca pronto el bebé.”-dije bostezando.
“Creo que eso será pronto, ¿quieres que esté aquí en ese momento?”
“De que hablar… desde cuando me preguntas que quiero antes de hacer algo?”-dije extrañada.
“No digas esas cosas.”-dijo en tono suave.
“Vale, no las digo las pensare nada más-dije aún extrañada-… Julián, es que no recuerdas ¿por qué se terminó lo nuestro?...- él miro a un lado y luego me miró con sus sentimientos mezclado y asintió con la cabeza- Bien deberías recordar que tu gran problema fue decidir sin preguntarme que quería y solo asumir mi destino como si de un objeto se tratara.”
“Lo sé, lo dijiste más de una vez, que no entendías porque no te dije toda la verdad y porque decidí las cosas sin hablar contigo.”-dijo mirando mi vientre.
“Bien que pretendes ahora, ¿qué te diga que te quedes?... es algo tarde para preguntar que quiero yo Julián… en realidad es bastante tarde.”-dije seria.
“Nunca es tarde, quiero enmendar las cosas.”-dijo él con confianza.
“Y qué esperas conseguir: ¿que te amé otra vez?, ¿qué deje a Carlo?, ¿qué seamos felices para siempre?, ¿Qué Julián?”- dije irónica, sincera y triste.
“Sólo que me dejes verte, que me dejes estar cerca de ustedes, tal vez no lo entiendas pero estos últimos años, han sido una tortura no porque estés con él, sino porque no puedo verte y tu recuerdo me persigue, tu imagen se me aparece en desconocidas y no quiero más, solo quiero verte feliz, quiero estar cerca de ti… solo eso”- dijo en un tono de voz que parecía de una persona real no de un vampiro.
“Yo nunca te dije que te fueras y que rompieras todos los lazos que teníamos Julián, esa fue tu decisión cuando te marchaste a España la primera vez y todas las veces en realidad. Asume que eres un adulto y que fuiste tú quien te puso en la posición en que estas hoy, no fui yo… Y la verdad, no sé qué decirte… Jamás te he cortado el teléfono, jamás te he echado de mi casa, jamás te dije que te alejaras para siempre, pese a todo lo que pasó entre nosotros y todas las cosa que logramos juntos, todo el amor que te tuve, todas las veces que me ayudaste… Jamás pensé en que este era el mejor modo de seguir adelante y creí que era lo que tu deseabas por eso no te detuve… Ahora... Ahora tengo una vida armada y si quieres pertenecer a ella, tendrás que aceptar las reglas que hay en ella sin protestar.”
“Yo creo que puedo hacer eso… Lo lamento, siempre trate de amarte y… La verdad aprendí que no sabía hacerlo… Ahora me doy cuenta que realmente nunca supe hacerlo…- sus ojos se llenaron de lágrimas-, lo lamento tanto, no sabes cómo me gustaría haberme dado cuenta antes…”- el tono de voz era tan humano, que de pronto lo vi y me aprecio hasta frágil.
“Julián… -dije y la voz se me entrecortó- llama a la enfermera…”
El sonido de la maquina era de alerta, mi corazón tenía un fuerte bombardeo y las contracciones me causaban dolor, el volvió un minuto más tarde con la enfermera y yo que estaba sentada en la cama, solo quería respirar… Cuarenta minutos más tarde Carlo entraba corriendo al hospital con Maura en sus brazos, los hermanos estaban con mis padres, Federic borraba la memoria de ellos que habían despertado en el hospital y le creaba un recuerdo vago de haber salido corriendo, manejado como loco por las calles y llegado al hospital sanos y salvos. Mi hermana llegaría cerca de diez minutos después que ellos, todos esperaron en la sala del piso de maternidad mientras que Carlo se preparaba para entrar al parto y mi hijo nacería en cerca de quince minutos después. 
Fue un muchacho valiente, grande y fuerte su llanto me hizo llorar y cuando estaba naciendo, Carlo estaba entrando a la sala de parto, así que fue quien lo sostuvo en brazos y me lo mostrara, mientras la arritmia me volvía a ahogar al punto de hacerme desmayar.
“Hola.”- dijo Carlo cuando abrí los ojos.
“Hola… ¿cómo está el bebé?”-pregunté.
“Está bien, lo traerán en unos minuto. ¿Cómo estás tú amor?”-dijo él tomando mi mano.
“Bien. ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?”-pregunte aceptando que quizá había pasado mas tiempo del que quería saber.
“No mucho solo unas horas…”-dijo él.
“No mucho en realidad, consideraron que estuve inconsciente mucho más cuando nació Maura… Lo lamento Carlo, lamento que mi salud siempre se interponga, es tan frustrante saber que salí de un diagnóstico de cáncer fulminante para entrar a uno de corazón con arritmia…”
“No digas cosas absurdas, tu no quisiste estar enferma y además estuve hablando con el médico y me explico que existe la posibilidad de que tus fallas cardíacas sean producto de los ataque al corazón anteriores o del tratamiento para el cáncer que te aplicaron.”
La enfermera nos interrumpió y dejo al bebé en los brazos de Carlo, él se acercó a mí y sentándose en la cama me paso a mi hijo.
“No te esfuerces, por favor.”- dijo a modo de súplica.
“También te amo Carlo…”-le respondí sonriendo al pequeño que tenía sus ojos cerrados y estaba dormido.
Los tres estábamos en silencio cuando llego Maura y mi madre, la pequeña se subió a la cama expectante, miraba a su pequeño hermano y en eso nos dice.
“¿Qué nombre le vamos a poner?”
“Es mamá quien decide, ¿cómo se va a llamar?”- respondió Carlo.
“Déjame ver la lista de nombre, creo que ya sé que nombre le quiero poner al bebé.”
Carlo saca la lista de nombre que habíamos hecho hace unas semanas y que tenía tarjado varios porque eran malos, no me gustaron o no le gustaron a Carlo y me la pasa.
“Mmm, este me gusta y creo que es el correcto.”- le digo extendiendo el papel.
“Aquiles, me gusta.”- dijo Carlo sonriendo
Maura comenzó a cantar el nombre de su hermano, feliz y en mi pecho apareció esa sanción de clama que me agrada, porque la conozco como la felicidad que me genera mi familia. 

Recordando

Me lo merezco?… no, no lo sé, no lo creo… no en realidad no lo merezco, en fin sucede como otras tantas cosas en la vida, sucede y tendré que aprender a vivir con ello… doblé mis recuerdos, entre en mi habitación y me dormí.
Ya he pasado las últimas cinco noches yendo a fumar sola, yendo a mirar el celular y hablar con mis amigos, mis amigos que están lejos, a los que quisiera tener con migo, porque hace tanto que no me siento acompañada, tanto que a ratos creo que mis amigos no más que un espejismo.
Así que llevo noches que salgo temprano, para estar media hora sola con el frío de la noche, recordando… recordando como fue esa historia, recordando los detalles más absurdos, recordándolo y llego a la misma conclusión, lo lamentó, peor ya no hay nada que me enlace a él, además de nuestro hijo, nada… y repaso mis pasos, mis líos con la edad, las veces que hablamos de nosotros, que no era de nosotros como pareja, sino que de nosotros como seres humanos independientes, de nuestros padres, de nuestras familias, separadas por la distancia, la cultura y unidas en ese instante porque ambos relatábamos de ellas, yo hablando de empanadas, él del pan de navidad… incluso ayer miraba la foto en el teléfono y volvía a la misma concluían, lo lamentó, no hay sentimientos hacia ti… terminado y alejado de mi como los otros que alejé, cuando aún habían otros… en ese tiempo en que una relación podía durar la noche o una semana, o una año, pero que una vez terminada no había vuelta, como lo recuerdo, porque ahora recuerdo cosas que había dejado atrás porque no eran relevante, y desde que él otro cuestiono que tal vez tenga algún sentimiento, que me preguntaba ¿por qué sé a ciencia cierta no?
Antes… parece la vida de otra persona, antes cuando mi vida era un girar sobre mis caprichos y mis alivios del alma se desahogaban explorando la psicología masculina, encontrándome con las cosas más insólitas, los amigos más grandes y los desencantos más complejos, las relaciones, yo y varios otras cosa... bien en ese antes, cuando según alguna vez me dijo un compañero de instituto, terminaba con uno y simplemente corría la lista, y si tenía una lista de pretendientes… en ese antes, yo aprendí que tratar de sostener una relación en el tiempo que se sabe va a fracasar es una pérdida de tiempo y cariño, lo mejor es voltear la página y sacar en limpio para seguir adelante, estar acompañada es más entretenido cuando el otro quiere acompañarte, que intentar que algo salga bien entre dos distanciados por ciudades o intenciones emocionales…

A que va esto, a que antes de matarlo en mi cabeza, nosotros habíamos terminado…. Si cuando regresé a Chile y decidí hacer mi vida, él era solo un recuerdo, la última noche en el barco le había dicho adiós… porque sabía que no había posibilidad real de sostener la relación entre dos países y bueno él arruino todos mis recuerdo cuándo dijo “No es hijo mío, puede ser de tal…” y después de ese que dijo ”puede ser de…”, comenzó a morir para mí.
En mi vida que he odiado con el alma a solo una persona que me hizo daño y decidí que no podía odiarlo, no era capaz porque estaba embarazada, pero que podría hacer con mis recuerdos buenos, mis alegría, él era el padre de mi hijo, tuve que guardar todo en el cajón y llorar su muerte, hasta que las sensaciones más fuertes se volvieron parte de un pasado, enterrado en mi armario personal.

Y ahora, revisando los cajones de mi memoria no encuentro más que los pocos recuerdos, porque la verdad es que estuvimos juntos solo un mes y medio, no podían ser mucho por que sólo nos veíamos entre una y tres horas al día cuando mucho… en fin, mis recuerdos me trasladaron a ese momento en que le dije que me regresaba a Chile y él me abrazó aun dormido, o esa mañana que me quedé en su pieza y el llego contándome que los pasajeros estaban locos, que le metían la mano a la tabla donde cortaba y que por poco corto la mano de uno, o la tarde que me enseñó a bailar salsa y me explico que para él era mejor hacer tal paso… y sonreí con mis recuerdos, sonreí un momento y luego miré su rostro y no había nada, no lo quiero, nunca lo ame y eso siempre lo supe, nunca fuimos más que una pareja con fecha de término, el lazo que nos entrega nuestro hijo, no da para volverlo a querer tampoco, tal vez retomar el respeto, claro que sólo si es que se lo gana…

Y bueno, volví a casa anoche con el sabor del cigarro en la boca, con frío y la misma idea en la cabeza, me lo merezco?, realmente me merezco a este hijo? Si yo lo adoro, este pedazo de cielo que tengo durmiendo frente a mí, este pequeño tan bello. Me lo merezco?… no, no lo sé, no lo creo… no en realidad no lo merezco, en fin sucede como otras tantas cosas en la vida, entre tantas cosas nunca me di cuenta de este detalle mi hijo es el regalo más bello que me pudo dar la vida, sucede que no lo había pensado, entre tanto lío con como presentar a su padre se me había pasado por alto mi pequeño y tendré que aprender a vivir sabiendo que tengo un hijo que me ama y adora sobre todas las cosas, un pequeño que se merece que guarde mis conflictos y acepte ver a su padre otra vez, asuma que lo que me hizo a mí no tiene relevancia ahora, lo único que importa es que pequeño este bien … así que doblé mis recuerdos del barco, entre en mi habitación y me dormí.

martes, 24 de septiembre de 2013

Estas en mi vida (P. 66)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Deje de escribir, tenía mucho que hacer y no quería meditar lo que pasaba, total que más daba que estuviera pasando conmigo? Antes que mis preocupaciones, estaba la vida del hijo que tenía en el vientre y eso era todo lo importante. Así que Carlo, Maura y mis padres se habían encargado de ayudarme en todo, cuando me detectaron una arritmia cardíaca y tuve que guardar reposo entre el séptimo y octavo mes de embarazo.

Laila había aparecido cuando estaba por cumplir los seis meses de embarazo y aunque sus visitas eran agradables, la verdad quería mantenerla lejos de mí y de mi familia por un tiempo, la temporada de calma que los meses en que ella y los suyos estuvieron en Europa, me había hecho olvidad la sensación de continuidad que sentía con ellos y por eso es que no dejé que sus hermanos se me acercaran a mi familia tan rápido tampoco y bueno también se debe a que para Carlo, era inevitable sentir miedo al verlos, aunque tanto el como yo hacíamos un esfuerzo consiente en ser más accesibles, la verdad es que muchas veces me pregunté, porque tenían acceso a mi vida Laila y sus hermanos, si en realidad la única razón para ser parte de la comunidad era Julián, quien para variar no había aparecido frente a nosotros y que por lo que había alcanzado a escuchar aún estaba en España.

Ahora estaba terminando mi octavo mes de embarazo, la noche se me hacía eterna y es que después del control de hace dos semanas, el medico había decidió que debía permanecer en el hospital, la arritmia es un tema pasajero puede afectar levemente o ser fulminante y esa especie de lotería era la que el medico estaba tratando de evitar.

Con mi familia habíamos armado un sistema de visitas y como en otras ocasiones mi vida y la de los míos era motivo de comentarios entre las enfermeras, por supuesto que nos veían como un ideal a seguir y todos sin excepción nos atendían con la sensación de que participaban de una historia romántica épica, o algo así, cuando la verdad es que solo éramos lo más realistas y sensatos que podríamos y gran parte de lo que nos pasaba se mezclaba con la primera historia la de cómo sobreviví al accidente de auto hace ya siete años atrás, como el desconocido se había vuelto el hombre de mi vida (por ese periodo de tiempo), de como habíamos sorteado el cáncer, el primer embarazo que casi me mata, resucitar del cáncer y este embarazo que no dejaba de tener sus complicaciones. Claro que nunca logre corregir a las enfermeras, que creían que Julián y Carlo no eran a misma persona.

Así que estaba tendida de costado, apoyada hacia el lado derecho porque así el retorno sanguíneo es más expedito entre el vaso y el corazón (eso me dijeron nunca lo corroboré), mientras miraba el cielo estrellado de una noche sin nubes, en mi cama del hospital, aún había algo del frío del invierno, así que la noche tenía ese tono azul brillante de las noches más frías con Laila, que estaba acompañándome, había llegado hace unas horas con un libro que me estaba leyendo para ayudarme a dormir.

“¿Mercurio?”- dije mirando hacia un punto específico en el cielo.

Laila se levantó y miro hacia donde yo miraba, y un segundo después cerró la cortina.

“Si, es Mercurio”-respondió.

“Porque cerraste la ventana, no puede atacarme aquí, además hicimos un conjuro que protege a mi familia de su presencia… Laila…”-dije con sospecha.

“Es simplemente que no quiero verlo.”-dijo ella.

“Sabes que mentirme es inútil. ¿Te dijo algo?...- ella miro a un lado y se mordió el labio- ¿qué te dijo Laila?... habla por favor.”-compensé a preocuparme.

“¿Que importa lo que pudiera decir?”-respondió sentándose y tomando el libro.

“A mí me importa.- Laila miro a un lado- Vamos Laila, dime lo que quiere?”

“Quiere hablar contigo.”-dijo ella seriamente.

“Bien dile que venga”-respondí sin ver el problema.

“Pero… es que… no, él no tiene derecho a venir ahora a querer hablar contigo después de todo lo que nos hizo pasar, o es que acaso olvidas que planeo secuestras y convertir en vampiro a Carlo?”-dije ella tan molesta que sus ojos brillaron.

“No olvido nada, solo sé que ahora está derrotado y hablar tal vez nos ayude a tener una tregua entre nosotros, además es él quien se ha acercado a nosotros.”

“Está bien.”- dijo de mal humor.

Laila que se levanto, miro las cortinas y las abrió, un segundo más tarde Mercurio entraba por la ventana de mi habitación del hospital, para hablar.

Si era algo surrealista la situación y confieso que puse mi mente en blanco a propósito, para evitar que supiera cualquier cosa que no le interesara o que pudiera dañarnos a largo plazo.

“¿Cómo se encuentra?”- dijo Mercurio a modo de saludo, con su voz seria, parado frente de mi cama, vestido con un traje de azul marino, corbata de moño y pañuelo de seda en el bolsillo exterior del mismo color de la corbata celeste con puntos oscuros, tan formal como siempre y completamente a tono.

“Bien, gracias por preguntar. ¿A qué viene su visita?”- respondí cordial o eso intentaba.

“Tenemos que hablar.”-dijo él resuelto.

“Lo escucho”-respondí.

“Después de su rescate y de la muerte de dos de mis hijos, creí necesario dar tiempo para ver que hacer exactamente, vengar la muerte de mis hijos o considerar que otras acciones tomar en esta materia…”-compensó a explicar Mercurio.

Lo miré mientras hablaba con palabras rebuscadas y sacadas de libro de principios de 1900, tratando de elaborar una ‘mascarada’ para hacerme caer en su juego y volver a intentar dañarme, pero lo que Mercurio no sabía, que mi inmortalidad hacía algo similar a lo que ellos, los vampiros podían hacer expandir mis capacidades sobre humanas.

“Creo que no he hecho nada malo.
Veamos además de acercarme a un par de vampiros que por lo que entiendo, no son de su agrado, eso no constituye ofensa a su persona. En cambio usted primero ataco a Laila en mi casa, esa vez que quiso venir a buscarme por la 'invitación' de su comunidad sin ser vampira realmente, para luego secuestrar Carlo, un humano que no le ha hecho daño alguno, solo porque era el modo más efectivo de dañarme.
Creo que estamos a mano desde mi punto de vista, porque en respuesta yo dañe a dos de los suyos, expuestos por usted a este juego macabro, dos ofensas una en mi casa otra a un familiar y dos de los suyos muertos.
Así que responda ¿para qué ha venido exactamente señor?”

“Para saldar cuentas”-respondió serio.

“Usted y yo no tenemos cuentas pendientes Señor.”-dije tajante-

“Bien eso depende de cómo mire el asunto.”-dijo él.

“Cuando era humana, que hice para ofenderle?”-dije molesta.

Mercurio guardo silencio, me miro con ojos fijos en mi frente y sentí su energía intentar influenciarme, pero nada más allá de un cosquilleo. Miré a Laila y ella se mantuvo al margen, aunque emanaba de ella la sensación de impaciencia.

“No hay nada que pueda explicar para que entienda su ofensa.”-dijo él mientras insistía.

“Si no puede explicarla, ¿será porque realmente no existe tal conflicto?- y su mirada se centró en mi frente y otra vez sentí ese cosquilleo- ¿sería tan amable de responderme, o de explicarse?”

Mercurio se irguió, nada me afectaba y en su mente se formulaban frases como: ‘No es posible!’, ‘Ahora si comenzará a sentir ira y a insultar’ y otras más absurdas, recordando lo que muchas veces me había tocado ver los vampiros no tienen relación con la realidad y muchas veces son incoherentes o absurdos, porque están tan seguros de que las cosas se harán a su modo que no conciben una realidad diferente, y yo era completamente diferente a todo lo que él conocía. Así que mientras que yo solo lo miraba con curiosidad, el seguía con su intento inútil de hacerme sentir ira con sus capacidades.

“Mercurio lleva un buen rato en silencio, debo entender que está de acuerdo conmigo?”- dije algo cansada de esta situación.

Mercurio me miro a los ojos, se balanceo sobre sus talones y luego de un segundo miro a Laila.

“Has creado un interesante espécimen de inmoral, no entendía que te aferraba a ella, peor creo que ya lo veo, tiene más de una sorpresa- luego de eso se volteó hacia mí-. Bien criatura, aún me debes la vida de mis dos hijos.”

“Creo que no me equivoco cuando digo que esos hijos suyos no eran los predilectos, ni los que más valoraba, los dejó cuidando a Carlo y ni siquiera los dejó beber el líquido que les permitiría estar a salvo al sol, sabiendo que yo vendría a buscar a Carlo y que ellos estarían en desventaja por causa del sol.
Mercurio ellos murieron por su causa, lo lamento realmente, pero no me hare cargo de su error, usted me subestima, siempre lo hace, aunque no entiendo que lo motiva.”

Mercurio estaba tan serio, tan molesto por mis palabras francas, que podía percibir su molestia, su rostro pálido y sus movimientos cortantes, antes de hablar.

“Puede que sea cierto que la subestimo”-dijo finalmente.

“Mercurio, lo hizo y lo sigue haciendo, debe entender de una vez por todas, que no soy una persona como las que conoce y dejar de creer que conseguirá algo de mí con hostilidad, después de todo, esta es la primera vez que habla conmigo de frente, no le parece que eso debió haber sucedido desde el comienzo, ¿Cuando según sus dichos hice algo que lo ofendió? Algo que por lo demás no es capaz de verbalizar.”

“Yo… yo soy Mercurio de Arcadia, no soy uno de sus amiguitos…”- dijo con la voz entrecortada por la ira.

“No, no lo es, lo tengo claro, pero créame, no puede atacarme y no lo podrá hacer en el futuro, porque no habrá como, se lo garantizo. No podrá dañarme, no podrá tocarme, no podrá herirme y si lo intenta responderé como lo he hecho siempre. Ahora si no quiere una tregua entre nosotros, no hay problema, váyase, regrese a su vida y sus predicamentos, que ni usted, ni su descendencia podrá tocarme a mí o a los míos.”

Mercurio salto sobre mí, venía con ira y ese arranque lo volvió irracional, yo sólo estire mi brazo con mi mano completamente estirada, mis dedos juntos, con la misma sensación de que mi brazo era una espada, como lo había hecho en España cuando me atacaron los que custodiaban a Carlo, los hijos de mercurio y al igual que en esa ocasión, mi brazo atravesó el pecho del otro, él contrajo su rostro, mientras que un campo invisible lo repelía y lo enviaba en la dirección contraria a la que venía, al otro extremo de la habitación donde aterrizo completamente desconcertado.

La sangre de mercurio se volvía cenizas en mi brazo, como ya lo había visto antes, así que levante la mirada y vi como el rostro de Mercurio de contraía, mostraba la expresión de sorpresa y desconcierto. Laila, dio un salto que la dejo junto a mi cama y me limpio la ceniza del brazo, sus ojos estaban algo confusos, pero su movimientos fueros determinados y precisos, no quería demostrar la sorpresa que sentía frente a todo lo sucedido.

“No me subestime”- dije molesta.

“Yo… yo soy.. yo soy Mercurio…”- repetía él con expresión de pánico en el rostro, viendo su sangre desvanecerse y volverse cenizas en el suelo, mirando como la herida era profunda y su cuerpo aprecia encogerse, sus manos tapaban la herida del pecho y la vida de un hombre inmortal se volvía nada más que cenizas.

“Lo lamento Laila, no quería que vieras esto.”- dije apenada, mientras que Mercurio se desvanecía en el aire, dejando solo las cenizas en su lugar.

“Por eso no tenías miedo de hablar con él, tú ya sabías como defenderte…”-dijo ella.

“Sí, la primera vez fue sólo casualidad, pero ahora actué completamente consiente.”- dije en tono más seguro aun apenada al ver su rostro contraído.

Laila termino desarmando mi cama, sacando las sabanas al exterior, en un segundo volvió a entrar con todo limpio y armo mi cama mientras que yo esperaba junto a la cama. Luego consiguió una pala y escoba, limpio las cenizas del suelo que también tiro por la ventana, después de eso se sentó en su lugar y tomando el libro que me leía volvió a leerme.

“¿Estas bien?”- le pregunté cuando la vi cansada algo extraño para un vampiro.

“No, es solo que ahora me siento aliviada, fueron muchos años de saber que Mercurio haría daño a otros solo por gusto y que trataría de manipular a las personas a su alrededor… verte tan calmada, tan seria, tan amable y tan determinada a conseguir lo que yo anhelaba me parece algo simplemente tranquilizador, hiciste lo que dijiste y nada más, solo te defendiste de él…”

Laila me miraba con emociones contrarias y en alguna medida la entendía, su alegría se mezclaba con el asombro, alguna vez habíamos hablado de que matar a un vampiro era algo que ella prefería evitar porque ella sentía como la vida de ese otro se desvanecía y le dolía, así que sabía que para ella esto era algo fuerte y entendía esa mezcla de calma y pena. La noche se volvió larga para ambas y cuando salió el sol, fue la primera vez que la vi dormir desde que la conozco.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Calma, alegría

Volví a mi centro, mi vida parece estar en un buen rumbo y con las cosas en calma, aunque admito que esa calma aburre después de un rato. Mi hijo, ese pequeño pedazo de cielo está cada vez más grande, no deja de sorprenderme y me pregunto cómo ha llegado a esta así de grande, en que minuto se me pasaron estos últimos cinco años, ayer no era un bebé?

Pero en fin, mientras mi vida retoma su calma y mi conciencia aprende a liderar con el color de mi pelo, sonrió al ver que el día esta asoleado, que el calor del sol que siento en mi rostro me agrada, mientras manejo mi bicicleta camino al trabajo, hoy voy escuchando música, hoy voy con la mirada alegre porque he podido llegar a la hora, hoy estoy volviendo a tomar confianza en que como antes me levanto, aprendo de los errores, salgo de mis conflictos y sigo adelante.

Sonrió en el ascensor, cuando bajo a la bodega a dejar la bici y me pregunto cuando me va a decir el padre de mi hijo en que minuto llegará a Chile? Estoy optimistas de ese encuentro entre ellos, estoy mas tranquila ya no tengo la sensación de que el me va a quitar a mi hijo de algún modo o que Luca va a salir corriendo en sentido contrario cuando vea a su padre. Lo que creo va a suceder, es que pequeño y su padre van a tener una conexión casi inmediata y eso me va a dejar tranquila, podré guardar en el cajón el último reclamo que aún tengo y del que me ha costado mucho desprenderme… Porque creyó que le mentía…
Pero no quiero pensar en eso, quiero pensar que vamos a estar bien, que las cosas que a mí me sorprenden de mi hijo serán lo que los una, porque falta poco para que aparezca finalmente y quiero creer que mi vida no va a dejar de ser la que es porque ahora tengo que compartir las anécdotas y las alegrías de Luca con su padre por internet, mensaje de texto o fotos.

Hoy sonrió mientras me preparo el café con leche de soya, me arreglo la camisa y miro como mi maquillaje resalta mis ojos, sonrió mientras armo mi día porque estoy tratando de crear esa atmósfera de alegría que me permite lidiar con el silencio que reina en mi oficina, con las preguntas escondidas en el fondo de mi cabeza que reclama a ratos que estoy siendo demasiado confiada con todo esto.

De verdad estoy haciendo un esfuerzo consiente porque mi vida y la de mi hijo sea más alegre, no solo cunado estamos juntos y es que hace tiempo descubrí, que por mucho que uno intente cerrar la puerta de un buen o mal día en la oficina, algo de ese ánimo continua con uno por más tiempo del que uno quisiera, así que trato de ser sonreír durante todo el día, trato de no perder el sentido de humor y tomarme con humor las cosas malas del días, con esa filosofía de “si la vida te da limones, has limonada”, y francamente ayuda porque claro no es inmediato el cambio, uno demora un tiempo en aprender a dejar de lados las costumbres y conseguir que la voluntad perdure hasta el final, porque de eso se trata al final del día, de tener la voluntad de ser feliz, salir adelante y sonreírle a la adversidad, aunque suene cliché.

Hoy así como esta estas últimas dos semanas después de tomar la drástica resolución, he querido estar bien siempre, mostrar mi mejor ánimo y las cosas simplemente han ido decantando hasta conseguir esta estabilidad que debo admitirlo, me agrada mucho. Tengo claro que no todo es miel sobre hojuelas, sé que así como los dos últimos días de amigdalitis de mi hijo han sido agotadores porque ningún niño le gusta estar metido en la cama y he tenido que usar todo mi ingenio para conseguirlo, es interesante ver como mejora, como a pesar de todas las excusas mi hijo confía en mí y a la larga termina ayudando, comiéndose toda la comida, tomándose el remedio que es malo, y cuidando de usar sus zapatillas de levantar aunque solo se baje de la cama para prender la tele (son tres pasos).


Hoy estoy alegre, mi alegría es tranquila y perdura en el tiempo.

Molesta

No querías decirlo, todavía no quiero y sin embargo tengo que hacerlo...

Estoy molesta.

Aunque para entender toda la historia, tengo que retroceder un poco, así que está es la introducción, hace mucho tiempo que aprendí a cocinar, preparó dulces y saludos por igual... Tengo buen instinto y hago cosas diferentes de vez en cuando, como cuando por error encontré la receta de que-que de chocolate que me queda mejor que el comprado, o la receta de que-que de zanahoria y plátano... suelo cocinar para los míos y en cada cosa pongo cariño, para hacerle algo a alguien, es un gesto de cariño que no comparto con todo mundo.

En fin, él estaba de cumpleaños y contrario a mí, a él no le agrada cumplir años... Así que como aún tenemos contacto y pensando en que lo animaría cocine una receta nueva y como otras veces deje a mi instinto asumir el mando y sólo tuve en la cabeza su nombre... Si, prepare, arme y cocine todo pensando en él, cosa que no hacía hace tiempo y que creo que no repetiré por ahora, claro mi intención era darle una alegría con este regalo, endulzarle algo el día amargo...

Y que pasó, ha claro no lo vi ese día sábado, tampoco al día siguiente... mejor dicho desapareció, pero yo seguía preocupada, así que le conté que había hecho esta receta nueva de queque y que quería entregarle unos que deje para él, si lo veía se lo pasaría ese día miércoles... pero no lo vi, como aún tenía la sensación de que podía aprovechar y entregarle su regalo, pese a no verlo, decidí armar un paquete y dejarlo en la conserjería el jueves... el viernes... y en eso el sábado me para el conserje.

"Oiga no han venido a buscar su regalo, se lo va a llevar?"

El viernes me había dicho que gracias por dejar el regalo para que él, que lo pasara a buscar y era sábado a las 11:10, venía entrando después de tinturar mi pelo y hacerme un alisado de queratina... cansada con Luca en brazos porque dormía y la pregunta del conserje me tomo desprevenida.

Qué?... Pero si él dijo que lo pasaría a buscar ayer?... Espera, retrocede, dijo realmente eso? o yo entendí eso?, entro a casa, dejo a mi hijo a su cama, pongo agua a calentar y mientras mi conciencia reclamaba que hacer el loco con el conserje es algo que no tenía en la cabeza, que me siento herida y retrocedo sobre mis pasos, ¿qué fue exactamente lo que dijo él?, en otras ocasiones ya había aprendido que sus frases políticamente correctas dejaban a libre interpretación sus significados… así que sin interpretar tomo mi celular y busco la conversación, recordándome que lo que él dijo no implicaban nada más y miro los mensajes, reviso cada una de las cosas que dijo y lo que yo respondí... no había un pasaré por mi relajo hoy, ni tampoco un cuando pasaría por su regalo, había un gracias por el gesto y nada más?…. Pero si… yo…

Así que después de darle vueltas a mi enojo, y analizar porque me había enojado tanto llego a la conclusión más desagradable, este hombre no me conoce. Drástico, simple, veraz… no tiene idea de quién soy yo, que me duele, que me alega, como conquistarme, que significa para mi hacer lo que hice, nada… Cinco meses de conocernos y todavía no tiene idea que si yo le dice que hice algo pensando en él, es porque hay algo detrás… es sólo sentido común, una persona te dice hice tal cosa para ti, y uno que hace?... yo había dado las gracias y habría ido a buscar el asunto, o habría pedido disculpas, dicho alguna mentira piadosa, para no enrollarme con el tema y fin, pero ni eso… si no quería su regalo por qué no lo dijo?...

Ósea, es importante, estoy preocupada con él, y en ese punto descubro lo inevitable… Yo estoy preocupada por él, y él? Le importa algo que a mí me preocupe su estado de ánimo, conociéndolo además de alagado, le pareció bien, mal, o mediano que hiciera algo por el cuándo nada nos une… No lo creo y eso es lo que me duele, que para mí sigue siendo alguien en mi vida, mientras que claramente para el soy parte del paisaje, o algo así, alguien con quien ya ni siquiera inicia una conversación, y me duele… pero por qué? Yo terminé con el… por qué me duele esto?

Simple, porque cuando tuve claro que no teníamos los mismos intereses y que cada uno debía seguir caminos separados, por alguna razón que desconozco el siguió junto a mí, se acoplo hasta este punto que casi dos meses más tarde seguía siendo parte de mi vida, de mis pensamientos, de mis preocupaciones e intereses… cuando debía haber hecho algo que no quería hacer por un poco de miedo y por otro poco de fantasía infantil, seguía esperando que el dijera que si quería lo mismo que yo, que recapacitara sobre nosotros… y no lo hizo y esto hiere mis sentimientos, más allá de saber por el conserje que él no ha ido por su regalo, o que después de dos semanas sin saber de él, recordar que era yo la que iniciaba todas las conversaciones, saber que ahora estaba siendo completamente incoherente con mis emociones y que esto tenía que terminar de una buena vez, porque no es sano para nadie seguir dando vueltas sobre un tema que no va para ninguna parte.

Así que aún molesta, con mi cabeza algo más clara, le escribo un mensaje… “No sé qué decirte, además de que al fin me diste un motivo para dejarte atrás. Sí no querías o no pasarías a buscar mi regalo, bastaba que lo dijeras. Pero tú y tus silencios no son agradables, no me debes explicaciones y no creo que necesite más 'detalles' de tú parte para entenderte. Te borrare del celular y espero que hagas lo mismo. Adiós”

Miro el mensaje, lo miro otra vez, cierro la conversación y luego la vuelvo a abrir, esto es difícil… miro otra vez lo que escribí, corrijo algo, borro y luego vuelvo a escribir lo mismo… qué más da? Tengo que cortar con todo este espiral de sentimiento, tengo que retomar el mando de mis emociones, bien o mal, he llegado hasta donde estoy sola, que tiene que ahora sepa a ciencia cierta que seguiré sola, que él no es el hombre para mí? Acaso no lo sabía hace tiempo cuando terminé con él?... mi cabeza vuelve lentamente a la calma, miro a mi hijo dormir, miro a mi alrededor y lo envío.

Creo que nunca he entendido a los hombres, lo más extraño es que tengo que criar a uno, tengo que ser capaz de amar con todo el corazón es este hombrecito que tengo en la vida y que sé que no me dejará sola hasta como los 15 años, y tiene solo 4, así que tengo compañía se sobra. El trabajo de ser madre me lleva a querer siempre ayudar, mi pregunta más frecuente es “¿Cómo te ayudo?”, porque creo sinceramente que si me necesitas me dirás como ayudarte y creo en las relaciones sentimentales, no sé cómo después de todo lo que he vivido, yo creo que uno puede encontrar a ese alguien a quien amar,  así que mientras borro su número de teléfono y reviso como borrar del sistema de mensajes las conversaciones, repaso lo que siento y descubro que para mí él era una persona con la que proyectarse, alguien que podría llegar a amar y amaría a mi pequeña familia, pero como fuere el camino nos separa y es mejor así, su pasado aun le pesa y el mío está resuelto hace tiempo, mi futuro está algo más estable y el suyo aún está atado a la mujer que le dio tres hijos, yo soy una mujer independiente, digo lo que pienso, hago lo que siento y excepto en casos como estos, suelo darle oportunidades a la gente que me quiere o que quiero a mi lado… Es hora de continuar…

Aun molesta, me meto a la cama, mañana veré si voy a recoger el paquete a la consejería, hoy solo quiero dormir.

martes, 10 de septiembre de 2013

Estas en mi vida (Parte 65)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

La semana pasó tan rápido que no me di cuenta y era domingo, tenía un ánimo extraño, sonreía a ratos, aunque era cuando me obligaba porque en realidad no quería sonreír, mientras que los cuatro hermanos de Laila habían decidido que era necesario alejarse por el verano de mi casa y de nuestras vidas. Carlos esta radiante con la notician de otro hijo y mi hija para mi sorpresa, hacía comentarios propios de una niñita de diez y no de tres años.
“Mamá, si le enseño a caminar, me puede acompañar a comprar dulces al negocio de la esquina?”
Así que cuando estaba empezando a hundirme en la incertidumbre en las cosas extrañas de mi condición y en la sensación de que necesitaba las respuestas para ayer, mi hija lograba sacarme del desconcierto con unas sonrisa, pero no era justo con ella y lo sabía, así que la siguiente semana comencé una rutina agotadora, pero suficientemente llena de actividades para no tener tiempo de pensar. Me pasaba todo el día haciendo algo, realmente todo el día…
Cuando Carlo se percató de que llevaba un mes en que apenas y dormía dos horas, porque francamente los sueños durante la noche eran cada vez más así que los evitaba, trato de hacerme recapacitar.
“Debes confiar en que todo va a salir bien amor.”-dijo Carlo.
“Lo sé”-respondí diestramente.
“Cariño, no puedes seguir así, estas embarazada, reacciona por favor.”-dijo mirándome a los ojos.
“Carlo… yo solo… “-traté de hablar, les juro que no pude.
Carlo me miraba con expresión de preocupación y sus ojos llenos de amor, pero no era suficiente para hacerme olvidar mi miedo, que pasaba si este hijo era inmortal, suficiente había tenido con explicarle a Maura porque en casa de Julián la comida se manifestaba y suficiente había tenido con los dos años de aprender a vivir con esta condición, para además traspasársela a un inocente que ni siquiera puede escoger que canino seguir, como le iba a explicar a mi futuro hijo que nunca moriría?, cómo hacer entender a mi familia que su desarrollo era diferente, su tiempo en esta tierra no era contado como el de todo mundo…. Cómo iba a enfrentar lo que se venía?… ¡¿Cómo?!...
Así que Carlo me abrazaba más seguido y a veces ni siquiera me doy cuenta que me esta abrazando, estoy tan absorta en mis miedos personales, que alejo a todos y entonces mi madre decidió intervenir una mañana de ...jueves?
“¿Qué pasa contigo hija?”
“Nada mamá.”
“¿Cómo que nada?, estas frente a esa taza de té hace como una hora, debe esta frío. Y no has abierto la boca para decir nada, además de un 'mmm' de vez en cuando. ¿Está todo bien con Carlo?”
“Si mamá”-respondo rápido.
“Y entonces, ¿qué tienes hija?, parece que hasta me responder por automático.”

La miré, la miré como queriendo saber que diría si le contaba todo y pensando ‘Que me pasa, veamos: Laila me salvó la vida volviéndome inmortal, mi hijo que va a nacer es probable que lo sea y por eso tal vez tenga un embarazo de dos años o tal ves sólo unos meses… mi marido me ama, pero no puede y no sabe cómo hacer para que entienda que todo esto es titánico y va a cambiar nuestras vidas más de lo que la cambio la llegada de Maura, porque ahora sí que no vamos a salir ni a la esquina, porque puede traer poderes, volar o quizá teletrasnportarse, incluso cruzar a otras dimensiones, etc… eso me pasa’ y luego de concluir mis pensamientos solo me limité a decir:
“Madre, es inevitable que tenga miedo, la última vez que tuve un hijo casi muero y si, hoy no tengo cáncer, pero hay otras cosas que me pueden matar, mi corazón quedo débil… no sé mamá, no quiero hablar de esto, me revuelve las tripas.”
“Pero hija, creía que tenías ese tema superado.”-dice mi mamá sorprendida con mis palabras.
“Y yo también mamá, pero desde que supe que estaba embarazada, que todo se me vino encima y tengo miedo mamá, mucho miedo…”- dije sin necesidad de convencer a nadie, porque es la verdad.
La mirada severa de mi madre, paso a un absoluto entendimiento y no dijo más, hablamos de otras cosas y por primera vez logre sostener una conversación y saber que se me estaba diciendo en mes y medio, porque mi madre me obligo a responderle y me hizo sentir mejor al final. 
Para cuando Carlo llego en la tarde, me sentía más tranquila y la cena de mi hija, la conversación con él me dejaron relajada, así que por primera vez en todo el mes, me acosté junto con Carlo y lo abracé yo, él se volteó, me sonrió, me besó con cariño, yo sentí que movía sus manos por mi espalda, sus besos por mi cuello me llevaron su sutil modo de decir permiso mientras que por su boca solo salía ese sonido tan suyo de suspiro ahogado y que me provoca deseo.
Me quedé dormida junto a él completamente desnuda, aliviada de que el hombre que esta junto a mí en mi cama, me ama y que yo a él, no importa lo que venga, juntos estaremos bien, solo tenía que recordar que a el también esto le afectaba y ser franca con el para no ensimismarse .. aunque sabía que eso iba a ser difícil, después de todo Carlo sabía que había cosas peculiares en mí, pero no terminaba de entenderlas, como el tema de la otra dimensión.

Soñar y soñar contigo...

La verdad me dormí temprano, la última semana y las desveladas me tenían cansada, estaba en la cama a las 9 y desperté medio dormida a las 7 del día siguiente... Y de pronto recuerdo que en mi sueño estaba el, llamándome por teléfono y explicando algo porque recién venia de camino a casa... Lo más extraño es que sus palabras eran cariñosas... "amor lo lamento, voy recién saliendo a casa..." y entonces miro a mi alrededor... Estoy con pijamas recién despertando y no hemos hablado hace mucho tiempo... Pero en mis sueños siempre parece que tuviéramos esa relación que sentía nuestra cuando aún estábamos juntos... 
'Despierta fue un sueño, no es real' me digo mientras pongo el agua a calentar y miro a mi alrededor, aun que para mí sub consiente sigues siendo más que un amigo y me pregunto porque lo sueño... Es porque lo extraño? Es por qué quiero estar con él? Es que no lo puedo dejar ir? Que tiene mi sub consiente que me lo trae de regreso al presente?

Y como no tengo tiempo para tratar de entender mi sueño, me voy al jardín de mi hijo, al trabajo, pasando una jornada algo graciosa, ya de regreso mi a casa ámanos la cena, a mi hijo le ha dado por ayudar a cocinar y da vueltas los tallarines mientras que yo ordeno la casa y aparece mi sueño de esta mañana, pero tengo que darle la cena y ponerle pijamas así que lo dejo a un lado, para cuando todo regresa al silencio y la noche estrellada deja todo frío  yo estoy ordeno y corto los adornos que hice para el cumpleaños de mi hijo, busco en mi recuerdo alguna respuesta... donde quedó el dejarte ir que estaba convencida era el camino correcto para terminar? y entonces orto dolor horroroso en el costado me trae de regreso a las tijeras que dejo a un lado para volver a dormir, si no lo he visto es porque lo estoy dejando ir, y porque había un tema que no sabía, yo sólo me sentía mal, no tenía idea que estaba enferma, creí que el dolor era algo mío y no que era lo que era...

En mi cama tapada hasta el cuello sintiendo la calma del calor, busco y repaso mis pasos, no nunca he tenido espíritu par a retener a nadie a mi lado, no he querido verlo porque me siento débil y frágil, si estuviéramos juntos le pediría que me diera tiempo porque necesito espacio, me molesta sentirme débil y que me vean así y lo de la peste cristal me parece además algo complejo de explicar por teléfono y no puedo verlo porque se lo podía propagar entre los suyos… así que no lo busco y decido irme dormirme después de enviarle un mensaje que no responde.

Y al día siguiente me responde y hablamos por mensaje durante el día hasta y antes de acostarme le envió el último mensaje que no responde, y vuelvo a soñar con él, esta vez estábamos en casa, esta vez entraba y me hablaba la siguiente escena me hacía reír y luego me despertaba… lo más curioso es que cuando desperté habría jurado que el tocaba la puerta de casa.

Vuelve el día, la rutina y mis ideas se alteran por el dolor que siento, algo que francamente no le dar ni a mi peor amigo, me veo pálida aunque tengo maquillaje y no sé cómo sacarme la idea del dolor de la cabeza, me distraen las cosas de la oficina un poco y cuando le escribo y le digo que volví a soñar con el me responder que si nada malo... porque tendría que soñar algo malo?, yo todavía te quiero, supongo que falta tiempo para dejar de quererte, le respondo y cuando envió el mensaje me doy cuenta que es completamente contradictorio decirle a quien estas dejando atrás que aún lo quieres, pero para mi suerte él no me busca, no se acerca, solo me escribe a ratos sus cosas, y en casa con todo en calma regresa su nombre a mi mente y no sé por qué no puedo evitar pensar que me parece tan extraño soñar que somos algo, tan fuera de contexto, que me pregunto si es otro sueño premonitorio, como los que tuve antes de que estuviéramos juntos...