Parte 65 - Las noticias
La semana pasó tan rápido que no me di cuenta y era domingo, tenía un ánimo extraño, sonreía a ratos, aunque era cuando me obligaba porque en realidad no quería sonreír, mientras que los cuatro hermanos de Laila habían decidido que era necesario alejarse por el verano de mi casa y de nuestras vidas.
Carlos estaba radiante con la noticia de otro hijo y mi hija, para mi sorpresa, hacía comentarios propios de una niñita de diez y no de tres años y medio.
“Mamá, si le enseño a caminar, ¿me puede acompañar a comprar dulces al negocio de la esquina?”
Así que cuando estaba empezando a hundirme en la incertidumbre en las cosas extrañas de mi condición y en la sensación de que necesitaba las respuestas para ayer, mi hija lograba sacarme del desconcierto con unas sonrisa, porque no era justo con ella y lo sabía, así que la siguiente semana comencé una rutina agotadora, pero suficientemente llena de actividades para no tener tiempo de pensar. Me pasaba todo el día haciendo algo, realmente todo el día, había ordenado la agenda del celular y me recordaba llamar a Vivi dos veces a la semana en distintos horarios, llamar a mi mamá y a mi papá, por separado para poder ocupar más tiempo, pintar en las noches, comprar, etc…
Cuando Carlo se percató de que llevaba un mes en que apenas y dormía dos horas, porque francamente los sueños durante la noche eran cada vez más difíciles, así que los evitaba, trato de hacerme recapacitar.
“Debes confiar en que todo va a salir bien amor.”-dijo Carlo.
“Lo sé.”-respondí distraídamente.
“Cariño, no puedes seguir así, estás embarazada, reacciona por favor.”-dijo mirándome a los ojos.
“Carlo… Yo solo… “-traté de hablar, juro que no pude.
Carlo me miraba con expresión de preocupación y sus ojos llenos de amor, pero no era suficiente para hacerme olvidar mi miedo, qué pasaba si este hijo era inmortal, suficiente había tenido con explicarle a Maura porque en casa de Julián la comida se manifestaba y suficiente había tenido con los casi cuatro años de aprender a vivir con esta condición, para además traspasarla a un inocente que ni siquiera puede escoger un camino distinto, ¿Cómo le iba a explicar a mi futuro hijo que nunca moriría?, ¿Cómo hacer entender a mi familia que su desarrollo era diferente?, ¿Que su tiempo en esta tierra no era contado como el de todo mundo?... ¿Cómo iba a enfrentar lo que se venía?… ¡¿Cómo?!...
Así que Carlo me abrazaba más seguido y a veces ni siquiera me daba cuenta que me está abrazando, estoy tan absorta en mis miedos personales, que alejó a todos y entonces mi madre decidió intervenir una mañana de… ¿Jueves?
“¿Qué pasa contigo hija?”
“Nada mamá.”
“¿Cómo que nada?, estás frente a esa taza de té hace como una hora, debe estar frío. Y no has abierto la boca para decir nada, además de un 'mmm' de vez en cuando. ¿Está todo bien con Carlo?”
“Si mamá”-respondo rápido.
“Y entonces, ¿qué tienes hija?, parece que hasta me respondes por automático.”
La miré, la miré como queriendo saber qué diría si le contaba todo y pensando ‘¿Que me pasa?, Veamos: Laila me salvó la vida volviéndome inmortal, mi hijo que va a nacer es probable que lo sea y por eso tal vez tenga un embarazo de dos años o tal ves sólo unos meses… Mi marido me ama, pero no puede y no sabe cómo hacer para que entienda que todo esto es titánico y va a cambiar nuestras vidas más de lo que la cambio la llegada de Maura, porque ahora sí que no vamos a salir ni a la esquina, porque puede traer poderes, volar o quizá teletransportarse, incluso cruzar a otras dimensiones, etc… eso me pasa’ y luego de concluir mis pensamientos solo me limité a decir:
“Mamá, es inevitable que tenga miedo, la última vez que tuve un hijo casi muero y si, hoy no tengo cáncer, pero hay otras cosas que me pueden matar, mi corazón quedó débil… no sé mamá, no quiero hablar de esto, me revuelve las tripas.”
“Pero hija, creía que tenías ese tema superado.”-dice mi mamá sorprendida con mis palabras.
“Y yo también mamá, pero desde que supe que estaba embarazada, que todo se me vino encima y tengo miedo mamá, mucho miedo…”- dije sin necesidad de convencer a nadie, porque esta también es una verdad.
La mirada severa de mi mami, que pasó a un absoluto entendimiento y no dijo más, hablamos de otras cosas y por primera vez logré sostener una conversación y saber que se me estaba diciendo en mes y medio, porque mi madre me obligó a responderle y me hizo sentir mejor al final.
Cuando Carlo llegó en la tarde, me sentía más tranquila. La cena de mi hija, la conversación con él me dejaron relajada, así que por primera vez en todo este tiempo, me acosté junto con Carlo y lo abracé yo, él se volteó, me sonrió, me besó con cariño, yo sentí que movía sus manos por mi espalda, sus besos por mi cuello me llevaron su sutil modo de decir permiso mientras que por su boca solo salía ese sonido tan suyo de suspiro ahogado y que me provoca deseo.
Me quedé dormida junto a él completamente desnuda, aliviada de que el hombre que está junto a mí en mi cama, me ama y que yo a él, no importa lo que venga, juntos estaremos bien, solo tenía que recordar que a él también esto le afectaba y ser franca con él para no ensimismarme. Aunque sabía que eso iba a ser difícil, después de todo Carlo sabía que había cosas peculiares en mí condición, pero no terminaba de entenderlas… Como el tema de la otra dimensión.
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