
El viaje al aeropuerto, la luz de las calles y las miradas con su padre que eran casi de incredulidad, había esperado tanto tiempo que no podía creer que todo estuviera bien ahora, le gustaba saber que podría soñar con tranquilidad por un largo tiempo. La maleta pesaba bastante, sus ojos llenos de lagrimas retenidas, intentaba mantener la sonreiza que a ratos se le desaparecía del rostro.
“Me tengo que ir”, cruzar a la sala de embarque y presentar su boleto, lo había visto mil veces en las películas, no sabía porque no era tan simple en la realidad, extrañaba caminar segura, le paresia que el piso temblaba bajo ella, y que su maleta le quitaría el brazo. Voltio y abrazo a su papá, lo miro con los ojos de la niña que era para el, y le dijo que escribiría pronto, luego miro a su alrededor, y voltio con convicción, en su mente la duda solo era sobre si llevaba la ropa adecuada, en sus manos el pasaje y las ilusiones de un futuro mejor, mucho mejor.
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