viernes, 12 de abril de 2013

Estas en mi vida (P13)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara


Europa.
El viaje fue agotador, creo que aunque viajara todos los días a distintos lados nunca me acostumbraría a un viaje de 12 horas, no tengo idea de que hora es, estuve casi cuatro horas haciendo la cola de pie en policía internacional, sólo para poder ingresar al país, y aún faltaba cerca de una hora para encontrarme con Julián, me dolían las piernas, estaba cansada y habría dado topo por conocer el lugar y no sentir que en algún minuto algo malo podría pasar. Salí del aeropuerto, después de una par de vueltas equivocadas y me fui a buscar un taxi, cuando vi un letrero con mi nombre, el hombre que lo sostenía, vestía traje y gorra.

“Hola, buenas tardes.”

El hombre me mira, luego mira una foto y luego me sonríe, abre la puerta sin decir nada y después de dejar las maletas en el auto, se sienta en el asiento del conductor y partimos.

“Disculpe… señor, disculpe, quien lo ha enviado por mí?”
“El señor Julián”- responde el hombre de voz grave.

Llegamos a un barrio que no conocía, con arquitectura que se veían clásicas. El auto entro por una calle, por la que sólo cabía el auto, los muros de los edificios eran altos, las ventanas eran grandes y tenían fierro, el auto se detuvo cuando estuvimos en la puerta de un edificio en medio de la calle, allí el chofer saco las maletas y las dejó junto a la puerta, luego tomo un manojo de llaves y me lo pasó, yo lo miré sin saber qué hacer.

“Estas son las llaves de su casa -dijo apuntando al manojo- esta es la llave de esta puerta- mostró una llave con doble marca.”
“Puede abrirme la puerta por favor.”
El chofer tomo las llaves y haciendo un movimiento ligero, abrió la puerta, luego retrocedió.

“Yo la dejo aquí señora.”
“Gracias.”

Tome una a una las maletas y las fui entrando a la casa, la calle estaba a oscuras, por los edificios que había alrededor, demasiado altos para el ancho de la calle. De pronto la mano de Julián tomo la mía y no pude evitar el sobre salto.

“Te gusta mi casa?” -pregunto divertido por el susto.
“Claro… pero no es muy temprano para que estés despierto?”
“Esta casa tiene sus secretos.”

Julián me llevo por las habitaciones, todas estaban en penumbras, casi no entraba el sol en algunas de ellas y él se movía por todos lados libremente, algunas habitaciones estaban iluminadas y me sorprendió la colección de muebles antiguos y los cuadros en las paredes, casi parecía un museo, por descontado Julián escucho mis pensamientos y comenzó a contarme los detalles de su casa, la había comprado poco después de que se hubiera construido el edificio hace cerca de cien años, su cuarto bien raíz real, o legal. La decoración inicial la había traído de Francia y no había implementado grandes cambios porque le gustaba el aspecto de atemporalidad que le daba estar en sus espacios. Julián tenia tanto que contarme que no paró de hablar en horas y cuando me vio haciendo esfuerzos por permanecer despierta, me llevo a la habitación.
No podía creerlo… simplemente era una habitación sacada de una historia de cuento de hadas… pero los detalles los vine a conocer al día siguiente, porque a pesar de mi impresión sobre el lugar, tenía tanto sueño, que cuando apoye la cabeza en la almohada, me quedé profundamente dormida.

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