Europa.
El viaje fue agotador, creo que aunque viajara
todos los días a distintos lados nunca me acostumbraría a un viaje de 12 horas,
no tengo idea de que hora es, estuve casi cuatro horas haciendo la cola de pie en
policía internacional, sólo para poder ingresar al país, y aún faltaba cerca de una hora para
encontrarme con Julián, me dolían las piernas, estaba cansada y habría dado topo por conocer el lugar y no sentir que en algún minuto algo malo podría pasar. Salí del aeropuerto, después de una par de vueltas equivocadas y me fui a buscar un taxi, cuando
vi un letrero con mi nombre, el hombre que lo sostenía, vestía traje y gorra.
“Hola, buenas tardes.”
El hombre me mira, luego mira una foto y luego me sonríe, abre la
puerta sin decir nada y después de dejar las maletas en el auto, se sienta en
el asiento del conductor y partimos.
“Disculpe… señor, disculpe, quien lo ha enviado por
mí?”
“El señor Julián”- responde el hombre de voz grave.
Llegamos a un barrio que no
conocía, con arquitectura que se veían clásicas. El auto entro por una calle, por la que sólo cabía
el auto, los muros de los edificios eran altos, las ventanas eran grandes y tenían fierro, el auto se detuvo cuando
estuvimos en la puerta de un edificio en medio de la calle, allí el chofer saco las maletas y las dejó junto a la
puerta, luego tomo un manojo de llaves y me lo pasó, yo lo miré sin saber qué
hacer.
“Estas son las llaves de su casa -dijo apuntando al
manojo- esta es la llave de esta puerta- mostró una llave con doble marca.”
“Puede abrirme la puerta por favor.”
El chofer tomo las llaves y haciendo un movimiento
ligero, abrió la puerta, luego retrocedió.
“Yo la dejo aquí señora.”
“Gracias.”
Tome una a una las maletas y las fui entrando a la
casa, la calle estaba a oscuras, por los edificios que había alrededor,
demasiado altos para el ancho de la calle. De pronto la mano de Julián tomo la
mía y no pude evitar el sobre salto.
“Te gusta mi casa?” -pregunto divertido por el
susto.
“Claro… pero no es muy temprano para que estés
despierto?”
“Esta casa tiene sus secretos.”
Julián me llevo por las habitaciones, todas estaban
en penumbras, casi no entraba el sol en algunas de ellas y él se movía por
todos lados libremente, algunas habitaciones estaban iluminadas y me sorprendió
la colección de muebles antiguos y los cuadros en las paredes, casi parecía un
museo, por descontado Julián escucho mis pensamientos y comenzó a contarme los
detalles de su casa, la había comprado poco después de que se hubiera construido
el edificio hace cerca de cien años, su cuarto bien raíz real, o legal. La decoración
inicial la había traído de Francia y no había implementado grandes cambios
porque le gustaba el aspecto de atemporalidad que le daba estar en sus
espacios. Julián tenia tanto que contarme que no paró de hablar en horas y
cuando me vio haciendo esfuerzos por permanecer despierta, me llevo a la
habitación.
No podía creerlo… simplemente era una habitación
sacada de una historia de cuento de hadas… pero los detalles los vine a conocer
al día siguiente, porque a pesar de mi impresión sobre el lugar, tenía tanto
sueño, que cuando apoye la cabeza en la almohada, me quedé profundamente
dormida.
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