jueves, 18 de abril de 2013

Estas en mi vida (P.16)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara


La noche más romántica que he tenido en mi vida fue una velada a luz de las velas, junto al que era mi pololo y una cena con mis comidas favoritas, pero con Julián una cena romántica implicaba mucha luz, poca comida y música clásica. No me quejo, es interesante estar junto a él, hablar de la vida, que me cuente la historia desde la perspectiva de alguien que tiene un eterno presente. Pero me gustaría más estar a media luz… así que después de hablar por horas sobre el mundo e irnos a dormir al amanecer, decidí prepárale una sorpresa.
La última semana habíamos estado hablando sobre los secretos, que no era tan bueno que supiera y de las cosas que pasan en su mundo, así que decidí que era tiempo de traerlo de regreso a mi mundo. Cuando desperté y pensé en que quería de desayuno en la cama, unos segundo después tenia frente a mí la taza de café cargado con dos de azúcar y mis pasteles favoritos y entonces supe como lo haría para prepararle una sorpresa.
El día caminó lentamente y preferí salir para que no se me notara la ansiedad. Caminé sin destino y encontré tiendas donde compré los regalos para llevar a casa, un vestido nuevo de color azul y un par de objetos de adorno para mi casa. De regreso, tome un baño de tina con espuma y me relajé pensando en campos de flores y lugares paradisíacos llenos de sol y calor. Al atardecer Julián despertó y yo lo esperaba junto a la puerta del living con mi vestido nuevo, él sonrió soñoliento.

“Debes ir a ponerte algo elegante, esta noche estas cordialmente invitado a una cena en mi honor.”

Sonrió ladeando la cabeza y caminó hacia mí, pero lo detuve con un gesto y le hice señas de que se fuera. Regreso unos minutos más tarde, vestido de traje y sonriendo. Yo le tome la mano y entramos al living, la mesa estaba en el centro de la habitación con un mantel blanco que llegaba al suelo, en el medio había un candelabro de siete velas y bajo este un arreglo de rosas, los puestos estaban frente a frente, la cuchillería completa y las copas de vino tinto, vino blanco y de agua como, así como una servilleta de género en medio de los cubiertos.

“Veo que has pensado en todo.”
“Esa es la idea.”

Me senté y el me ayudo con la silla, luego se sentó frente a mi sonriendo.

“Que vamos a cenar?”
“Mi comida favorita”- y dicho esto pensé en el plato incluyendo la presentación, frente a cada uno apareció lo que yo estaba pensando.
“No sabía que te gustaba la carne”
“La verdad, no suelo comerla, pero me agrada con este aderezo y las papas duquesa, esta es la receta de mi mamá”- dije probando el primer bocado, no pude evitar saborear la comida, que efectivamente tenía el mismo sabor que yo recordaba.
Julián cortó un trozo de carne y comió algo más, pero como es su costumbre casi nada, así que le toco esperar a que yo concluyera mi plato, mientras que comía fui probando el vino que estaba delicioso y en algún momento lo vi llevarse la copa a la boca y me pregunté como afectaba el vino a un vampiro, después de todo los mitos y leyendas de los vampiros resultaban ser algo diferentes a la realidad.

“Cariño, es delicioso- dijo cuándo concluí el plato- ¿qué más has preparado?”- preguntó divertido.
“Veamos, ahora viene el postre, sé que has probado duces de todo el mundo, y que estos son los más comunes, pero son mis favoritos”- y diciendo esto pensé en los dulces de huevo mol que son casi puro merengue y un poco de mermelada en la base de una hojarasca de masa amarilla, en casa los llamamos tacitas, porque parece una taza invertida.
Julián se hecho a reír, y luego tomo un pastel y se lo echo a la boca.

“Siempre me sorprende que tengamos gustos tan similares.”
“No sabía que te gustaran estos dulces chilenos.”
“La primera vez que los comí aún era humano, y fue una de los pocos gustos que tuve en esa vida, este es uno de mis dulces favoritos, deberíamos comerlos siempre… “

La mirada de Julián se perdió en la oscuridad y pude percibir que pese a su buen humor, le causaba algo tristeza sus recuerdos, mientras que lo miraba volver de su estado de melancolía yo concluía el primer pastel.

“Ahora el café.”- dije pensando en una café cargado con esencia de vainilla, en tazas de porcelana blanca.

Julián se echó a reír porque cuando aparecieron frente a nosotros, las tasas eran completamente blancas. Lo mire y luego recordé los plato de la cocina de su casa, eran de colores o floreados o algún adorno, y caí en cuenta que había sido el quien los había comprado o creado, por lo tanto eran de su gusto. Había otros detalles en los que nunca había reparado hasta ahora, como que casi toda la casa estaba adornada y que debió ser el quien la adornara, que siempre combinaba la ropa, las telas e incluso cuando usaba blue jeans, tenia un estilo único.
La cena concluyo con ambos sentados frente a la chimenea hablando de los días en que ser bohemio era sinónimo de literato en Francia y como Julián había conocido a una gran cantidad de personajes de la historia de modo casual. Se le veía contento, su buen humor lo hacía brillar de alegría, sus voz adquiría acento francés y en algún momento incluso pensé que me estaba transportando a los cafés de los que me hablaba. A media noche estaba tan cansada que me quedé dormida en sobre sus piernas, pero él no se molestó, ni trato de despertarme, me llevó a la habitación donde me dejo acostada en la cama, después de quitarme los zapatos. 
Esta noche había sido la cena romántica más agradable que había tenido Julián en su vida, se recostó a mi lado y descanso mientras que me acariciaba el pelo. Cuando desperté al día siguiente Julián estaba dormido abrazadome, creo que era la primera vez que despertaba abrazada de él… mis manos siguieron sus brazos fuertes hasta llegar a su pecho y sentir sus corazón, hacía mucho tiempo que no lo sentía latir, y me sorprendió.
Cuando logre deslizarme debajo de las sabanas y levantarme, lo escuche murmurar “Quédate con migo”. Lo mire dormido y no estaba segura de que hubiera hablado, así que fui al baño donde me lave la cara y los dientes, y luego volví a recostarme junto a él, me abrazo a los pocos minutos, su voz sonaba profunda, grave, sensual.
“Quédate con migo toda la vida”

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