Nada en mi vida ha sido tan complicado, créanme
nada ha sido tan complicado como esta parte de mi historia, ni el cáncer, ni
haber sobrevivido, ni haber perdido peso, ni haberlo recuperado, ni el dolor
que me habría causado alguna vez saber que lo perdería o haber visto su rostro
de criatura perversa que me hizo salir corriendo de España para regresar a
casa, nada de lo que he podido imaginar en mi existencia fue tan complejo y
difícil como este momento…
Miraba la punta de mis pies, con el cabello húmedo, tratando de entender lo que no lograba entender, mirando el suelo porque al ver su cara me aterraba encontrar su mirada fría y sentir miedo otra vez, mirando las flores que me parecían demasiadas para un solo lugar, sintiendo que parte del agotamiento estaba tomar mis manos
y se me estaba adormeciendo. Pasarían largos minutos antes de que yo decidiera hacer algo y
mientras decidía, sólo podía pensar en sus ojos casi diabólicos… el miedo que
sentí y la sensación de que mi alma estaba partida en dos, la rabia me llevaba a preguntarme ¿como rayos se supone
que uno siente el alma?… ¿qué rayos es el alma?…
Frente a mi Julián, con la miraba baja, su rostro
más pálido de lo normal y la voz suave diciendo mientras extendía su mano hacia
mí ‘Ven’ y yo no sabía si debía irme corriendo o lanzarme a sus brazos…
Pero no hubo tiempo de nada, en ese minuto en que
la sinapsis neuronal estaba en pausa, percibí su energía influenciándome,
‘Maldito bastado’ pensé sin siquiera medir el calibre de mis palabras, ‘Me
estas influenciando’. Retrocedí un par de pasos y lo miré perpleja, mientras el
trataba de avanzar hacia mí.
“No -dije tajante, mirándolo a los ojos- aléjate.”
“Amor…”
“Aléjate”
Bajando la mirada pude percibir como deponía su
intento por influenciarme y como se sentía al mismo tiempo mal por haber
intentado influenciarme… o por no lograrlo?... lo miré con desconfianza.
“¿Me podrías decir que haces en mi casa?”
“Vine para pedirte disculpas”
“Disculpas de que exactamente?”
Su silencio me dio la razón, no tenía idea de que
me había hecho huir de él la noche anterior. Lo miré esperando una respuesta y
no decía nada.
“Yo quería que me disculparas…”
“De que Julián? Que hiciste exactamente?”
Silencio.
“Bien puedes irte, estas disculpado”
“Pero… es que de verdad quiero que me disculpes, he
preparado algo que se te que te va a gustar y solo quiero que lo veas, solo ven
con migo al patio para que lo veas y después me iré, no me veras más si esa es
tu decisión… por favor.”
“No, no necesito ver ni saber nada, Julián tú no
tienes idea ni que hiciste, ni porque estas pidiendo disculpas, esto es
absurdo. Por favor crece, no logro entender como pretendes engañarme, para que
Julián, para qué?”
“No te quiero engañar, lo único que quiero es que
veas… “
“Julián, vete en paz, estas disculpado.”
Luego de eso, voltee a mi habitación, cerré la
puerta y me puse pijama, recuerdo que tenía la toalla en la cabeza cuando me
quedé dormí y que tenía el pelo mojado, pero no me importó, no quería saber del
mundo, ni de él, mucho menos tratar de entender lo que había pasado.
Desperté en mi cama y mi pelo a un lado peinado como si él hubiera estado a mi lado haciéndome cariño. Pero no recordaba haberlo visto o sentido, para cuando me levanté de la cama, la sensación de mareo me hizo temblar, llegué a la cocina y me serví un café, hacia tanto tiempo que no tenía que hacer algo tan simple que me sentí extraña y de pronto sentí el peso del viaje, y me pregunté qué hora sería, mi celular estaba en la habitación, pero aún estaba mareada, así que primero bebí algo del café, antes de ir por el móvil.
Dormí dos días… casi enteros? Que rayos me está pasando, mire el reloj y la fecha otra vez tratando de convencerme, la lista de llamadas perdidas seguía siendo eterna y no quería decirlo, pero estaba preocupada, porque habría dormido casi dos días… veamos había llegado el lunes a las ocho de la noche de Chile, debí haberme dormido a eso de las dos de la mañana y era miércoles a las siete de la mañana… si no había dudas, dormí un día por lo menos, pero porque?
La última llamada perdida era de él… ahora no quería ni decir su nombre… me parecía extraño que me hubiera dejado un mensaje, pero daba igual, revisé toda la lista de llamados, dos llamados de mi médico, cinco de mi madre, ocho de mi padre, quince de mi hermana y uno de mi cuñado, varios de un número de teléfono que no conocía y uno de mi ex jefe… ese me llamo la atención era de hoy en la mañana, unos minutos antes de que despertara, que querría? Pero tenía que devolver los llamados en orden de importancia, así que primero a mi madre.
“Hola mamá… si, sí, si… mmm… claro…”- mi madre alegaba por el teléfono que no la hubiera llamado, que se había enterado de mi llegada por Julián, y un sinfín de cosas, que no valían la pena alegar. Finalmente me había dado con mi padre, que estaba junto a ella –“hola papá… si, no la verdad es que estaba dormida, me parece que el cambio de horario me ha hecho un desastre y dormí de corrido desde el lunes en la noche hasta hoy… no hace un momento que desperté y revisé las llamadas perdidas, lo lamento si los preocupé, pero de verdad estaba dormida… claro, la llamaré ahora inmediatamente después de que cuelgue… claro que no quería preocuparlos… vale, vale. Un beso.”
Colgué y llame a Viviana, su voz no era amigable,
su tono no era el mejor, estaba complicada, enojada y podría decir que feliz a
la vez.
“Donde te has metido?... Que te pasó?...”
“Estoy en mi casa de Santiago, no se exactamente
que ha pasado, lo último que recuerdo es que después de que aterrice llegue a
casa, tomé un baño, me dormí en la bañera y cuando desperté Julián estaba en el
patio había armado una sorpresa, peor no quise verla, me fui a la cama y
desperté hasta hoy.”
“No viste lo que te preparo… debes estar más que
molesta, que pasó en España?”
“Nada”
“Hermana, lo único que sé es que Julián vino anoche
a casa de los papas, contándole que estabas molesta y que necesitaba que te
hablaran, porque habías vuelto de España y algo había pasado, pero no dijo qué
y ahora dices que te busco en tu casa, que te preparo una sorpresa que no
quisiste ver … que pasó?”
“Hay Vivi, los hombres son tan complicados… como es
que no entienden cuando una quiere estar sola?”
“Bueno si no quieres contarme por teléfono ya me lo
contaras todo en persona, cuando te vienes a Valpo?”
“Me llamó mi médico, lo llamo para saber que quiere
y veo cuando regreso, igual quiero hacer un par de cosas en la capital, -le
dije mientras que hablaba recorría lentamente los pasillos de mi casa- creo que
voy a vender esta casa… no lo he decidido.”
“Estas segura?... Bueno ya me contaras más cuando
vuelvas, además tengo mil cosas que contarte, el bebé está bien y se supone que
nacerá en una semana y media.”
Colgué sintiendo deseos de volar, pero no pude
hacerlo, y me pregunté si era el cambio de hemisferio o que, al tercer intento
recién logre volar a unos quince centímetros del suelo. Revise los mensajes de
texto, el número desconocido resultó ser de Laila, que me preguntaba si
podíamos tomar una copa de vino esta noche, ¿Quién le dio mi número de teléfono?
Le respondí por mensaje de texto que nos podíamos ver al día siguiente porque
estaba ocupada esta noche, en realidad no quería decirle que no sabía en qué
ciudad estaría, pero ya mañana lo sabría.
Ordené mis cosas, saque cosas de la maleta y de
pronto caí en cuenta que yo no había viajado con mis maletas, así que lo más
probable es que las hubiera armado Julián, y me pregunté si había dejado algo
de sorpresa. Revisé todas las maletas y finalmente encontré una nota en el
bolsillo exterior de una que decía “Sale al Jardín”. Miré el papel dos veces
antes de doblarlo y tomar mi teléfono para llamar a mi médico, y mientras
esperaba que contestara, camine hasta la puerta del jardín, mirando el suelo
que aún estaba lleno de flores. Mi médico contesta y cuando lo hace, miro hacia
fuera y veo un toldo, pero le hablo a mi médico que me comenta que quería
hablarme para preguntarme si quería hacer un talles de los que habíamos hablado
hace unos seis meses atrás para las pacientes de cáncer avanzado, y mientras que
le explico que teóricamente eso era preciosos, en realidad no tenía la
fortaleza anímica para hacerlos. Luego de un par de cosas que
intrascendentales, cuelgo y decido salir al patio, las flores y las velas eran
románticas, había armado un sendero que rodeaba el toldo y al llegar a la
puerta no pude dar un paso más.
No sé si estuve unos minutos o una vida entera
mirando el interior de la carpa, buscando una respuesta lógica a que pretendía
decirme Julián con todo aquello, pero parecía una suerte de declaración de
amor, y una narración de su vida, desde un pasado como ser humano hasta el
presente, donde salíamos los dos… la
verdad es que esto no me lo esperaba, y aunque hubiera imaginado una disculpa
elaborada, no tenía claro cómo reaccionar frente a esto… de pronto miré mi
teléfono y disque el número del buzón de voz, la grabadora me anunciaba un
nuevo mensaje, y luego el mensaje.
“Cariño, sé que estas molesta, y creo que es porque
viste mi lado vampiro en España, pero no tengo la certeza, de todos modos dejé
en el patio una sorpresa para pedirte disculpas, se trata de la historia de mi
vida, creo que te he hablado poco de ese tiempo y quizá sea un error, conoce a
todas las mujeres que he querido en la vida, la lista es corta, pero
interesante… deje un recuerdo tras nuestra foto, espero que te guste.”
La conversación se cortaba y luego la grabadora
decía que no había más mensajes, miré tras nuestra foto y encontré un tríptico
con el detalle de las imágenes y los nombres de todas y cada una de las
mujeres, no había tantas en realidad y la lista concluía en nosotros, al
reverso del tríptico había una reseña y en la última ala me pedía disculpas por
su comportamiento infantil, por manipular a Carlo y por haber tratado de
influenciarme.”
Estaba leyendo esto cuando sonó el teléfono, el
ruido repentino del llamado me hiso saltar del susto, pero lo que escuche tras
el auricular me pareció francamente insólito.
“Buen, si, hola ‘ella’… hablas con Carlo. Estoy en
el aeropuerto de Santiago de Chile, tu novio Julián me mando los billetes de
avión ayer y parece que se le olvido mandar a buscarme…”
‘QUE?’… Carlo en Santiago… ¿Qué?... pero no dije
nada de lo que pensaba, luego de suspirar me limité a decir: “Estaré allí en
unos minutos.”… ‘Carlo en Santiago?’
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