“¿Te vas de viaje?”
“Si, esta noche salimos rumbo a España”
“Pero hija qué va a pasar con…”
“¿Con qué mamá?... Si yo no trabajo hace dos años, los exámenes me los puedo hacer en cualquier laboratorio con una orden médica y tengo la plata para hacerlo.”
“Pero…”
Mi papá abrazó a mamá, no dijeron nada, yo sonreía y ellos querían creer que esta no era una mala decisión, Julián estaba junto a mí y aunque no dijeran nada, él podía escuchar sus miedo. Viviana tocó el timbre, venía tan linda, su pancita se comenzaba a notar, sus ojos estaban brillantes y se veía radiante.
“Vivi, estás tan linda.” -le digo mientras la abrazo.
Mi hermana me abraza con cariño y me da un beso en la mejilla, sonríe y mira a Julián con un poco de recelo, pero le sonríe a modo de saludo.
“Estaba esperando verte, te acuerdas de las cosas que compramos en Santiago… bueno me parece que ahora tengo todo para mi pequeño, gracias a eso y los regalos que me han hecho mis amigas de la universidad tengo todo listo para cuando nazca el bebé.”
“¿Ya supiste el sexo del bebé?”
“No, el doctor me preguntó si quería saberlo, pero no quiero, quiero que sea una sorpresa.”
Mi hermana me toma la mano y me lleva al living, ambas nos sentamos en el sillón grande, y ella me cuenta de los últimos detalles de su embarazo, luego como que no quiere la cosa, me vuelve a tomar la mano y entonces veo el anillo… un anillo con tres diamantes en línea… no puedo evitar contener la emoción y me largo a llorar.
“Pero no llores, la boda será después de que nazca el bebé, tenemos que ver dónde vamos a vivir, porque la casa de Pablo sólo tiene dos habitaciones y sabes que a él le gusta tener un lugar donde estar que no sea el living… así que debes acompañarme a buscar casa, ¿qué te parece?”
“Vivi…-dije bajando la voz- Hoy por la noche nos vamos de viaje a España con Julián.”
La expresión de mi hermana cambió del cielo a la tierra, parpadeo dos veces y luego me miró fijo, no tenía cara de rabia, ni enojo, ella estaba desconcertada. Miró a Julián quien asintió sin decir nada y luego me miró a mí.
“¿Cuándo pensabas decirme algo?”
“Hoy, por eso te pedí que vinieras esta noche.”
“¿Cuándo lo decidieron?”
“Hace un par de semanas.”
“Y por cuánto tiempo se van”- la voz de Vivi se quebró.
“No tengo claro cuánto tiempo, pero el viaje parte en España, queremos llegar hasta Finlandia y regresar.”
“Pero no vas a ver a mi hijo nacer…”- dijo con un tono controlado que contrastaba con la lágrima que rodó su mejilla y no pude evitar sentir remordimiento.
“Viviana, he pospuesto todos mis planes por culpa del cáncer. He intentado vivir lo mejor posible mi vida con todas sus restricciones y no quiero más, quiero conocer Europa, estar en los países que siempre soñé conocer, ver todo cuanto pueda mientras tenga vida para hacerlo y Julián tenía vacaciones pendientes en el trabajo, así que se pidió dos meses, no es tanto tiempo… Además, no quiero un plan que me haga sentir atrapada en la rutina, quiero recorrer con libertad, así que nos vamos esta noche y regresamos cuando regresemos.”
Vivi secó sus lágrimas, tenía las mejillas encendidas, un poco de vergüenza y un poco de alegría se mezclaban en sus ojos, yo estaba haciendo al fin lo que ella tanto me dijo que hiciera, ‘Ponete en primer lugar’. Julián se nos acercó y se sentó junto a mí, hace rato que no decía nada y creo que porque no estaba cómodo, pero después de escucharme hablar toda la tensión de la casa se calmó, mis padres se sentaron en el sillón frente a nosotros y mi hermana tomó mis manos, mientras que yo por fin me sentía cómoda en casa.
“¿Has visto algún lugar en particular para conocer en España?”- preguntó mi mamá rompiendo el silencio.
El resto de la noche fue agradable, todos conversaron a sus anchas, cuando llegó el novio de mi hermana reímos de buena gana por su cansancio y papá le dio todo tipo de recomendaciones sobre cómo serían las cosas el resto del embarazo, mamá se anduvo enojando, aunque igual admitió que parte de lo que decía mi papá era cierto. A las once de la noche, nos despedimos de la familia y partimos rumbo a Santiago en mi auto. El vuelo era a las 4 de la mañana, Julián viajaría de otro modo, no me dio los detalles, sólo me dijo que llegaríamos al mismo tiempo a Madrid. Queda tiempo para todo, el viaje, que nazca mi sobrino/a y llegar a tiempo para poder decir que cumplí un sueño más, en mi mente las palabras de mi hermana me recordaban que no era egoísta por irme ahora pero eso no evitó que cuando subiera al avión sola tuviera dudas o miedo.
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