El relato se repetía con tanta insistencia ese día, que
presa de mis más antiguos conflictos, decidí volver a escribirlo. Hacía mucho
tiempo que trataba de olvidarlo por completo, pero lo cierto es que cuando uno
crea un mundo en la mente, sólo a veces ese mundo se vuelve tan real que te
reclama por falta de atención.
Tome el cuaderno que había dejado guardado junto a un pila
de documentos y cuando empecé a escribir, me volví a sorprender de mis ideas y
como el desarrollo suele ser un poco más violento y franco de lo que yo
recuerdo haberlo escrito, en el párrafo ocho de la página había un descripción tan
brutal de un momento clave que no pude parar de escribir y releerlo.
¿Por qué habré escrito algo tan complejo para un personaje
masculino?, ¿por qué?, ni idea.
La verdad cuando escribí gran parte del texto, estaba en transición
entre la bulliciosa casa de mis padres y el departamento en el que viví sola casi
medio año y donde aprendí a hablar más bajo, estar sola y salir sola adelante,
no es que antes anduviera acompañada, es que antes no tenía idea que era
realmente estar sola, y en ese periodo lo aprendí.
Transcribí lo que había escrito y me di cuenta que las ideas
no estaban claras, que faltaba mucho de muchas cosas, sobretodo mucho texto,
pero no quería cambiar el sentido de lo que se había escrito, así que
complemente e inserte texto para acompañar lo que no se entendía. Cuando
termine de trascribir estaba agotada.
Me fui a dormir y volví a soñar con ellos, con su mundo de
dos soles y sus cuatro lunas, como quien sueña con una película en la que
participa como extra, puedes ver todo pero no puedes evitar que las cosas
sucedan. Desperté con la sensación de no haber dejado de soñar y en cuando
retome el cuaderno, me sentí más tranquila al ver que había avanzado lo
suficiente como para ver que pronto terminaré, pero mientras trascribía me
cansaba de solo releer el texto.
Viaje a la costa, para cuando regresé con el cuaderno me di
cuenta que no había avanzado más de una página, como puede ser si en la
historia pasaron tantas cosas… todos los día retomo un rato lo que escribo y me
sumerjo en ese mundo lejano, con la sensación de que cuento la historia de
otros y que no puedo inventar nada, porque ellos ya lo vivieron.
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