Locura,
inspiración, momento… ni idea como llamarlo, pero el caso es que anoche tuve
uno de esos minutos en los que mis neuronas trabajan sin contarme a mi que
estaba haciendo y para variar prepare algo, un queque de zanahoria con pasas… que
es lo tan especial de esto, que uno: yo no tenia los ingredientes típicos para
preparar uno como los que me gustan y dos: que pese a que era yo quien
preparaba todo, no podía evitar preguntarme ¿Qué estoy haciendo?
Cuando lo puse
a cocer puse el cronometro, visualicé un rico queque y me retire de la cocina, porque
en Santiago hace un calor insistente de día y de noche. Para cuando fui a
apagar el queque estaba espectacular… creo que me he comido mas de la mitad
sola… la textura, el sabor, la zanahoria… el sabor, me recordó a los queques
que hacía de pequeña, me recordó a mi casa de bellavista, la más importante dentro
de las tantas en las que viví de pequeña hasta grande, porque por extraño que
parezca, mis padres se cambiaron tantas veces de casa y por tantos motivos que no
viene al caso mencionar, que mi registro consiente asciende a diez cambios de
casa. Pero en la casa de bellavista, allí pasaron cosas nuevas, en esa casa
cuya estructura era totalmente diferente a las casas que había vivido, la
diseñó mi mamá con un arquitecto, fue la primera casa donde todos los hermanos teníamos
algún lugar propio para nuestras cosas, además la vista de la ciudad era privilegiada,
vivir en esa casa me dejo un antes y un después en la vida, incluso un antes de
repostería simple y un después de recetas más elaboradas…
En fin,
disfrutaba de ese trozo de queque, recordando con los sentidos mi pasado, mirando
a mi alrededor y viendo que tal vez no es tan malo dejarse llevar por un
impulso, aunque no tenga idea de cual va a ser el resultado, puede llevarte a
lugares inesperados, después de todo el queque quedo de lujo, y comencé a
recordar… Había evitado hacía días el tema del departamento, me afecta tener
que dejar el departamento en el que imagine los próximos dos años de mi vida
con mi hijo, he estado triste y sintiendo el sin sabor y creo que lo más
complicado es que es muy semejante al sin sabor que tenia cunado era pequeña y
tenia que dejar una casa para irnos a otra, aunque fuera en la misma cuidad,
ese desapego forzado a los vienes materiales, a los lugares favoritos, a los lugares
donde me siento protegida, que son cosas que no quiero que viva mi hijo.
En fin
cuando el momento de recuerdos pasó, entendí por fin a que es lo que más me afecta
de toda esta historia, y bueno debo admitir que no me agrada ni siquiera
escribirlo, pero se explicaría como así, tengo miedo a repetir los mismos errores
que mis padres, en especial a no darle a mi pequeño la sensación de que tiene
un hogar, un lugar y un refugio al que llegar. Esta aventura de la maternidad
me hace revisar obligatoriamente mis procesos, y me hace recordar que alguna
vez tuve los cuatro años que tiene él y que no me gustó que no me escucharan,
como le pasa a él. Así que tengo que buscar el equilibrio para todo y la única
manera que conozco de llegar a él, es sabiendo que se necesita poner en la
balanza, ahora que sé que los factores que me afectan de esta situación y que
afectan a Luca, sé que quiero llegar a cumplir, tengo mas claro como ver esta
situación sin esa sensación de sin sabor odiosa que me tenía triste, sin ese
miedo a cometer un error.
MK G. D.