Enredados en las sabanas, la mezcla de fuego y gozo
consumada, las alegría de sabernos uno y estar juntos, la pena de sabernos
separados aunque no distantes….
Tenía sus manos en mis caderas, mientras que solo pensaba
porque este es el hombre con que sueño? Porque este es el hombre que deseo? Debería
aprender de mis errores y dejar que se vuelva eterio, dejar que desaparezca como personaje que se olvida, porque así lo decide el autor… aunque no es así, porque
el autor de esta historia soy yo y no otra persona y soy yo quien es inmune a
su presencia, a sus besos, a su esencia…
La mirada perdida en lo que debería ser mi presente y sus
brazos rodeándome, porque amo a este hombre, por qué?
Las palabras se resbalaban de mis labios mientras le
contaba la parte oscura, el otro lado de ser quien era, de vivir mi vida, de
haber crecido y desarrollado mil conflictos, le hablaba de las cosas que nadie más
sospecha, le hablaba de lo que nunca le quise decir, de lo que más me había
dolido en la vida, de lo difícil que era admitir que en todos estos años
siempre me ame a mas a mí misma que a cualquier otra persona y que tenía la
certeza de que no habría manera exacta de salir de este asunto sin salir herida
y que ya no me importaba, porque entre medio de todo el desastre había
aprendido algo que valía más la pena que sólo quedarse con la pena de esta separación.
Me miraba y aunque no tenía idea del alcance de mis
palabras, suponía que en algún momento el entendería, pero para eso había que
darle tiempo. Mientras que seguía hablándole, descubría otra vez que lo quería,
que lo amaba y que me dolía, descubría que era inevitable dejarlo partir, que
entre medio de todo lo que sucedía, mi vida había tomado este rumbo y la de él también,
las cosas nos separaban y estábamos haciendo lo que dos náufragos, tratar de
llegar a tierra sin brújula o noción alguna dé como llegar…
Desperté de sobre salto, eran las 7… rayos me volví a quedar
dormida.
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