Hace rato que no escribo y hoy me di cinco minutos, para redactar algo y sacar un poco a fuera parte de lo que ha
pasado, que convengamos solo será a groso modo. La última vez hablé, dije que me preocupaba, y hablé de mi hijo, su inocencia y como nos afectan las cosas, aun no rompo su inocencia con la realidad y creo que no puedo hacerlo, es muy pequeño, pero debe ver más allá y le estoy enseñando a ver las cosas como las vería yo, no se si es lo mejor, pero ha dado mejores resultados, se angustia menos y esta conectándose mas con sus amigos.
Entre medio de un sinfín de ir y vueltas, mis pasos me
llevaron a mi ex y con eso a una última discusiones sobre el mundo y como ya no
funciona, como no hay sincronía y como la distancia mata lo último que nos
queda de cariño, los recuerdos e incluso las ideas idílicas de un futuro a la
par, porque ya ni siquiera era posible hablar entre ambos sin generar roses, sin herirnos, después de una conversación en la que para variar le demostré que lo conozco y el no a mí, corte con la sensación de que esto
parecía teatro del absurdo y no quiero seguir viviendo la vida así, no he
dejado de querer a ese ser humano y francamente ya no sé cuándo ocurrirá eso, su
voz me sigue generando expectativa, sigo deseando verlo, pero no importa, drástica como he sido
mi vida entera, acepto que es hora de la verdad, nos hacemos daño y eso no es
lo que quiero en mi vida, estoy queriendo vivir bien, mejorando de mis males,
entre otras cosas.
¿Fue en enero?... ni idea, pero empecé a hacer yoga
regularmente en las mañanas, buscando vídeos, me suscribí con una instructora, que
aunque no me encanta, hace buenos ejercicios y es así, haciendo ejercicios que
me permiten retomar la movilidad que pierdo lentamente, noto de a poco los
cambios, la cintura o la flexibilidad y la energía fluir por mis piernas sin
dolor o el descanso al dormir, hay veces que si puedo practico mañana y tarde, claro
que lo cierto es que tengo que barajar entre preparar la cena, el agotamiento, estar
con mi hijo y estudiar con él para sus pruebas, aun no sé cómo consigo hacer algo
casi todos los días, pero así pasa y por alguna razón hasta mi tiroides se
regulariza entremedio, mi cuello volvió a su tamaño natural y me siento guapa,
sumado a que los amigos de mi vecina, me han dicho ya dos veces que no me veo
de mi edad, sino que como ocho años más chica, estoy casi empezando a creer que
debí partir con el yoga hace años y la ultima vez que me dijeron que parezco de 28 me levanté y abrace a ese cristiano que en serio me hizo sentir que no estoy tan mal, ademas después me maquillo y aunque mi iba a dormir, me sentí como si me hubiera regalado el mejor anti depresivo del universo, una foto en la que me veo y me siento regia, ahora es la foto de mi perfil de Facebook.
Pero sigamos en orden y antes de este paréntesis, estábamos en vivir bien... y llego el día de la madre, llegaron las celebraciones y las preguntas
personales de hasta dónde voy a seguir tomando decisiones sobre la marcha para
lograr salir adelante y sobrevivir en la capital, en vez de vivir para crear un
futuro real, uno con casa propia o con raíces y honestamente me empezaba a
hacer ruido mental la estadía en la cabaña… la cabaña es el lugar donde mis
padres están viviendo temporalmente, ya terminaron la venta de la casa del sur,
están en un pueblo cerca de la ciudad donde quieren comprar, este pueblo chico que tiene de todo, la tranquilidad y la naturaleza, la modernidad, la cercanía y el
aire puro de la costa que te llena le energía, me senté en la puerta y me
pregunté porque no tengo esto, yo quiero vivir así y no la vorágine de ser una más
dentro de esta capital de asfalto y ruido. Quiero irme de aquí y lo peor no se
si pueda volver a visitar a mis padres sin llorar porque tengo que volver acá.
Así pasaron las semanas, vendía por la oficina las nueces de
mi hermana o hacia cosas que me son gratas como cocinar queques de zanahoria
con harina integral, o salir con mi amiga del edificio que se llama igual que
mi hermana que me sigue, o simplemente disfrutar de una tarde al sol en la plaza, mis ideas
de irme se revolvían con el comentario de… como hablar de él sin confundirlo
con otras personas y sin decir su nombre, esto de no tener una relación consanguínea
o no tener idea que título tiene en mi existencia porque conocido no es, amigo no
sé, no es mi primo, no tengo una relación directa sino indirectamente… (a estas
alturas ya debes saber que eres tú)… si así lo bautizo desde hoy, Tú…
En que estaba, ¡ah! Si mientras hacía cosas que me
agradaban, los comentarios de Tú después del altibajo de mi oficina, me hacían ruido,
la historia completa de que paso en la oficina da para un par de hojas, así que la resumo en que pretendo renunciar en cerca de
un mes a mi trabajo y para eso estoy buscando otro empleo, por lo que quiero creer
que todo va a resultar bien, aunque hasta ahora no tengo nada concreto. Y como
llego Tú a estar en esta historia, no recuerdo porque en mi rabia y frustración,
dirigí mis descargos a Tú, quien no solo leyó y luego escucho paciente, sino
que dijo lo que he pensado mil veces, ¿por qué no me voy de Chile?, frase que
me ha generado ruido mental, porque si soy honesta me iría corriendo de aquí si
no fuera por mi hijo, en su minuto le respondí a Tú, que no me voy porque uno como madre
ve cosas que en otro contexto no tiene como ver, como que tengo una red de
apoyo aquí, está mi familia, las raíces de mí hijo, etc… y creo que hasta habría quedado de anécdora, si no fuera por mi madre, que cuando le comenté lo que Tú dijo me responde ¿Y por qué no?
Así que tratando de atravesar la reestructura del trabajo,
las mañas ajenas y mi sensación de que quiero salir corriendo de la oficina, continúan
mis ideas dando vueltas, a veces pienso en mi ex y como su sola existencia me
ataba a esta ciudad, otra veces pienso que podría irme a cualquier parte del
mundo, después de todo tengo la nacionalidad española de mi abuelo, podría irme
sin necesidad de visa, o que con el finiquito podría irme de viaje con mi hijo
como siempre pensé, dejar la casa vender todo y partir sin rumbo, itinerante
como solía definirme mi hermana que me sigue, o viajar más lejos e ir a ver a
Tú, que por alguna razón ahora ha pasado a ser una suerte de hermano mayor al
que le hablo casi a diario, del que me preocupo, aunque reconozco que es porque
mi hijo me lo recuerda casi todos los días, preguntándome como está y preguntándome
si puede mandarle fotos o audios que generalmente empiezo yo y termina pequeño
que se enoja porque no digo lo que él quiere decir... etc.
Mientras los días avanzan y las cosas se vuelven
extrañamente ajenas en el trabajo, veo cómo se terminará el plazo pronto, no he
hablado aun con mi jefatura ni siquiera he fraguado que me quiero ir o que he
ido a entrevistas, un poco por miedo a que cuando se cumpla el plazo no tenga
nada y un poco porque mientras me siento "planeando algo", estoy tranquila y aun
no siento la angustia del “¿Qué va a pasar?”, tengo la esperanza de que lo que
se venga será bueno y convengamos que he soportado mucho, un par de semanas más no es tan malo...
MGD
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