martes, 23 de mayo de 2017

Decidir y yoga

Hace rato que no escribo y hoy me di cinco minutos, para redactar algo y sacar un poco a fuera parte de lo que ha pasado, que convengamos solo será a groso modo. La última vez hablé, dije que me preocupaba, y hablé de mi hijo, su inocencia y como nos afectan las cosas, aun no rompo su inocencia con la realidad y creo que no puedo hacerlo, es muy pequeño, pero debe ver más allá y le estoy enseñando a ver las cosas como las vería yo, no se si es lo mejor, pero ha dado mejores resultados, se angustia menos y esta conectándose mas con sus amigos.

Entre medio de un sinfín de ir y vueltas, mis pasos me llevaron a mi ex y con eso a una última discusiones sobre el mundo y como ya no funciona, como no hay sincronía y como la distancia mata lo último que nos queda de cariño, los recuerdos e incluso las ideas idílicas de un futuro a la par, porque ya ni siquiera era posible hablar entre ambos sin generar roses, sin herirnos, después de una conversación en la que para variar le demostré que lo conozco y el no a mí, corte con la sensación de que esto parecía teatro del absurdo y no quiero seguir viviendo la vida así, no he dejado de querer a ese ser humano y francamente ya no sé cuándo ocurrirá eso, su voz me sigue generando expectativa, sigo deseando verlo, pero no importa, drástica como he sido mi vida entera, acepto que es hora de la verdad, nos hacemos daño y eso no es lo que quiero en mi vida, estoy queriendo vivir bien, mejorando de mis males, entre otras cosas.

¿Fue en enero?... ni idea, pero empecé a hacer yoga regularmente en las mañanas, buscando vídeos, me suscribí con una instructora, que aunque no me encanta, hace buenos ejercicios y es así, haciendo ejercicios que me permiten retomar la movilidad que pierdo lentamente, noto de a poco los cambios, la cintura o la flexibilidad y la energía fluir por mis piernas sin dolor o el descanso al dormir, hay veces que si puedo practico mañana y tarde, claro que lo cierto es que tengo que barajar entre preparar la cena, el agotamiento, estar con mi hijo y estudiar con él para sus pruebas, aun no sé cómo consigo hacer algo casi todos los días, pero así pasa y por alguna razón hasta mi tiroides se regulariza entremedio, mi cuello volvió a su tamaño natural y me siento guapa, sumado a que los amigos de mi vecina, me han dicho ya dos veces que no me veo de mi edad, sino que como ocho años más chica, estoy casi empezando a creer que debí partir con el yoga hace años y la ultima vez que me dijeron que parezco de 28 me levanté y abrace a ese cristiano que en serio me hizo sentir que no estoy tan mal, ademas después me maquillo y aunque mi iba a dormir, me sentí como si me hubiera regalado el mejor anti depresivo del universo, una foto en la que me veo y me siento regia, ahora es la foto de mi perfil de Facebook.

Pero sigamos en orden y antes de este paréntesis, estábamos en vivir bien... y llego el día de la madre, llegaron las celebraciones y las preguntas personales de hasta dónde voy a seguir tomando decisiones sobre la marcha para lograr salir adelante y sobrevivir en la capital, en vez de vivir para crear un futuro real, uno con casa propia o con raíces y honestamente me empezaba a hacer ruido mental la estadía en la cabaña… la cabaña es el lugar donde mis padres están viviendo temporalmente, ya terminaron la venta de la casa del sur, están en un pueblo cerca de la ciudad donde quieren comprar, este pueblo chico que tiene de todo, la tranquilidad y la naturaleza, la modernidad, la cercanía y el aire puro de la costa que te llena le energía, me senté en la puerta y me pregunté porque no tengo esto, yo quiero vivir así y no la vorágine de ser una más dentro de esta capital de asfalto y ruido. Quiero irme de aquí y lo peor no se si pueda volver a visitar a mis padres sin llorar porque tengo que volver acá.

Así pasaron las semanas, vendía por la oficina las nueces de mi hermana o hacia cosas que me son gratas como cocinar queques de zanahoria con harina integral, o salir con mi amiga del edificio que se llama igual que mi hermana que me sigue, o simplemente disfrutar de una tarde al sol en la plaza, mis ideas de irme se revolvían con el comentario de… como hablar de él sin confundirlo con otras personas y sin decir su nombre, esto de no tener una relación consanguínea o no tener idea que título tiene en mi existencia porque conocido no es, amigo no sé, no es mi primo, no tengo una relación directa sino indirectamente… (a estas alturas ya debes saber que eres tú)… si así lo bautizo desde hoy, Tú…

En que estaba, ¡ah! Si mientras hacía cosas que me agradaban, los comentarios de Tú después del altibajo de mi oficina, me hacían ruido, la historia completa de que paso en la oficina da para un par de hojas, así que la resumo en que pretendo renunciar en cerca de un mes a mi trabajo y para eso estoy buscando otro empleo, por lo que quiero creer que todo va a resultar bien, aunque hasta ahora no tengo nada concreto. Y como llego Tú a estar en esta historia, no recuerdo porque en mi rabia y frustración, dirigí mis descargos a Tú, quien no solo leyó y luego escucho paciente, sino que dijo lo que he pensado mil veces, ¿por qué no me voy de Chile?, frase que me ha generado ruido mental, porque si soy honesta me iría corriendo de aquí si no fuera por mi hijo, en su minuto le respondí a Tú, que no me voy porque uno como madre ve cosas que en otro contexto no tiene como ver, como que tengo una red de apoyo aquí, está mi familia, las raíces de mí hijo, etc… y creo que hasta habría quedado de anécdora, si no fuera por mi madre, que cuando le comenté lo que Tú dijo me responde ¿Y por qué no?

Así que tratando de atravesar la reestructura del trabajo, las mañas ajenas y mi sensación de que quiero salir corriendo de la oficina, continúan mis ideas dando vueltas, a veces pienso en mi ex y como su sola existencia me ataba a esta ciudad, otra veces pienso que podría irme a cualquier parte del mundo, después de todo tengo la nacionalidad española de mi abuelo, podría irme sin necesidad de visa, o que con el finiquito podría irme de viaje con mi hijo como siempre pensé, dejar la casa vender todo y partir sin rumbo, itinerante como solía definirme mi hermana que me sigue, o viajar más lejos e ir a ver a Tú, que por alguna razón ahora ha pasado a ser una suerte de hermano mayor al que le hablo casi a diario, del que me preocupo, aunque reconozco que es porque mi hijo me lo recuerda casi todos los días, preguntándome como está y preguntándome si puede mandarle fotos o audios que generalmente empiezo yo y termina pequeño que se enoja porque no digo lo que él quiere decir... etc.


Mientras los días avanzan y las cosas se vuelven extrañamente ajenas en el trabajo, veo cómo se terminará el plazo pronto, no he hablado aun con mi jefatura ni siquiera he fraguado que me quiero ir o que he ido a entrevistas, un poco por miedo a que cuando se cumpla el plazo no tenga nada y un poco porque mientras me siento "planeando algo", estoy tranquila y aun no siento la angustia del “¿Qué va a pasar?”, tengo la esperanza de que lo que se venga será bueno y convengamos que he soportado mucho, un par de semanas más no es tan malo...

MGD

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