domingo, 8 de julio de 2007

Dos

Tomo impulso y corrió a el y pegando una pequeño saltando para caer en sus brazos, tenía la alegría a flor de piel y entre medio de las vueltas que el daba con ella en sus brazos despego nuevamente cerrando los ojos y dejándose llevar por la embriagadora sensación que hace unos segundos había comenzado a sentir, y sus pensamientos se tornaron calidos, con la idea de estar en medio de una arboleda llena de hojas esta vez haciendo el amor en medio del crepitar de los árboles y el crujir de las hojas secas a su alrededor... y abrió los ojos, el cemento y los edificios la trajeron de regreso al presente, no sabía donde era ese lugar pero si se repetía era importante, si se sentía tan cómoda en el era más trascendental de lo que podía admitir y lo mejor era esperar a que se develara el echo que la hacía llegar hasta el.

De regreso en casa, con el tazón de café en las manos, la contemplo hablarle, mirando sus labios, sus manos, sus movimientos. Las palabras flotaban en el aire y el simplemente estaba tranquilo había tomado una decisión, que los unía para siempre. Ella se quedo dormida, estaba exhausta… en sus mansos encontró un trozo de papel, una figura se lo entregaba antes de partir una loca carrera por el sendero frente a ella, su mirada de alegría se confundía con el miedo de que los hallaran en pleno campo, y sin saber como corría en dirección opuesta, tenia que llegar antes de que se enteraran de su salida… un enorme silencio se interrumpió cuando despertó casi sin aire, respiraba agitada, y se levanto para ir a la pieza, por alguna razón tomo se detuvo a mirar por la ventana, y en la vereda del frente vio algo que la descoloco, la figura de una mujer y una hombre besándose, la primera impresión cedió al entendimiento de que en la ventana estaba ella y un hombre no su amado, ni siquiera algún conocido, un hombre que ella besaba apasionadamente, con la locura del amor prohibido.

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