Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara
Me agrada que llegue el
otoño, también el invierno, mas me agrada que haya un cambio en el ambiente, si
bien los días de calor son buenos para saciar el apetito por luz solar o
calentar el alma, los día nublados para mí son para pensar, son para bajar las
revoluciones y sentarse con una taza de café a recordad lo que nos agrada del
mundo. Recuerdo, por ejemplo, que en Concepción, donde llueve mil veces más
intenso, con mas frio y mas días en el año, no me agradan tanto los días
nublados, porque solían tener esa posible lluvia fina que moja aunque uno no se
dé cuenta, la garua. En cambio aquí en la zona central, los días nublados suelen
ser silenciosos, las personas parecen no querer hacer ruidos fuertes o salir a
la calle por el frio y todo se ve más calmado, como si se congelara él tiempo y
eso, eso me agrada.
La calma y el ambiente de
paz que se genera alrededor, me ayuda a pensar en las cosas que tengo
pendientes, tomo decisiones más rápidamente, porque sé que es lo que quiero, y para
mí un día nublado es un buen día.
Reconozco que he tratado
de explicarle a mi hijo que los días no son buenos o malos, sino que los
momentos vividos durante el día son lo que nos ayudan a tener la sensación de
que el día es bueno o malo.
Lo cierto es que
considerar buen día o mal día solo por el clima (algo que escapa totalmente a
nosotros), no creo que sea la mejor manera de vivir la vida. Aunque
lamentablemente, es cierto que uno se dispone o predispone mejor a las cosas
del día si este es soleado, o nublado e incluso si llueve, así que espero que
mi hijo sea más sabio que yo y logre aprender de pequeño que no hay días buenos
o malos, pues son días y que las emociones no deben predisponerse al clima,
pues eso nos hace volubles, característica es pésima para el buen carácter
.
En fin hoy está nublado y
refeccionaba sobre esto, me agrada este día.