Después del traspiés del jueves, que me dejó visitando al
médico por accidente laboral, pasé gran parte del día viernes durmiendo,
durante la tarde del viernes, esperaba saber algo de personaje y así fue, en
tenía planes para la noche, ya ha pasado una semana o un poco más, desde que
entro a mi vida y confesiones hechas yo aguardaba en mi esquina su próximo
moviente, esperando que este nos acercara.
“Que bien que tenga planes -pensaba mientras tomaba el segundo relajante
muscular que por prescripción médica debo tomar en las noches- yo no sería
capaz de salir hoy”.
Sábado, el día largo, acalorado y con más de una siesta,
seguimos hablando por mensaje de texto con personaje y a eso de las ocho, me
vuelve a decir que tiene planes para la noche… En mi cabeza empiezan las
preguntas, nadie dice que después de tan poco tiempo te deban incluir, pero por
lo menos no dejar fuera…. ¿O es que a él no le parezco suficiente para su grupo
de amigos? Y si le parezco suficiente y sabe que yo no tengo un lio en que haga
lo que se le plazca, ¿por qué no invita?, si personaje debería saber que no
podría aceptar salida alguna, por causa del relajante muscular que me hace
dormir… entonces, no va a decir nada… no va a sugerir, proponer o expresar un
¿ojalá pudieras venir?... Nada…
Cerré los ojos, admito que estaba mareada, pero mis ideas
eran algo claras, si le he contado que me caí, que me dieron un remedio que me
dejó durmiendo hasta la una del día siguiente, si le explico que no podré hacer
nada por ahora, si hasta le sugiero que se divierta en su salida, ¿por qué no
se le ocurre una simple: "que pena no puedas venir"? Y empiezo una pregunta con
una serie de conflictos personales para preguntar, porque convengamos que las
emociones las tenía revueltas, en resumen, le pregunto “¿Quería saber si vamos
para alguna parte?” y espero algo nerviosa su respuesta. Bueno, como esperaba
él no tiene intenciones de tener una relación ni conmigo, ni con nadie,
personaje explica medio fastidiado por la situación, lo que él ve y quiere.
Así que le agradezco de corazón su respuesta directa, que
convengamos siempre fue la misma, solo que en alguna parte del camino creí yo
equivocadamente que era otra y trato de cerrar la conversación, diciéndole algo
como “podríamos seguir de amigos…”
A pesar de haber pasado los últimos dos días en mi casa encerrada por el costalazo, me las arreglo y bajo a comprar el sushi, mientras esperaba él me habla y yo respondo,
decidida a no pasar el trago amargo sola, recibo el pedido de sushi y hablo con
mi prima, el relajante muscular me lo debería tomar a las 11 así que tenía tiempo
para ir por una conversación y amistad a la casa de mi prima, a desahogarme con
ella y arreglar el mundo entre ambas.
Cuando llego hablamos por encima el tema, el pololo de mi
prima está cerca y no tengo tanta confianza como para hablar detalles, comemos
el sushi y el hijo de mi prima trata de tomar la atención de su madre, que después de darle una leche y lo manda a la cama, son las ocho y algo de la noche, mientras que yo espero en el living su pololo se va a dormir, estoy sola mirando mi reflejo en la ventana.
Es tarde, vamos a comprar mis cigarros y en el camino de regreso, un
motorista se pasa por el cruce peatonal y casi atropella a mi prima, entre la
risa nerviosa por el susto, y la frase de mi prima “vi la luz”, volvemos a casa
riendo y nos servimos un vaso de cerveza para cada una, en el balcón empezamos
a hablar ahora mas enserio.
Paso gran parte de la noche, tratando de no decir que
tan triste estoy, porque me siento absurda diciéndolo en voz alta, hablamos de
una y mil cosas, hacemos el paralelo de nuestras vidas y me doy cuenta que
mientras mi prima había vivido su adolescencia de un modo, yo de uno casi totalmente opuesto, a ella la utilizaban de ejemplo por ser la hija mayor, mientras que mi vida pasaba más
desapercibida, enredada entre los que ocurría con mis 3 hermanos mayores y mis dos hermanas menores, por lo tanto con menos presión que ella, mientras que mi
prima, recién hoy se siente más fiel a sí misma y aún le cuesta aceptar su
pasado o se pregunta como seria si pudiera cambiarlo, por mi lado, yo siempre me he sentido fiel a mí
misma y en cuanto a mi pasado, creo simplemente que no lo puedo cambiar y así
que rescato que es la suma de quien soy hoy, por lo tanto estoy en paz con lo
vivido.
Luego de una copa de vino blanco, dos vasos de cerveza y
dos copas de espumante, eran las doce y cual cenicienta, tomaba el carruaje de
regreso a casa, el Uber que me llevaba, estaba conducido por un hombre grande,
que al verme entre risueña y feliz, no quiso hacer comentarios, ni porque le
cambie la radio, ni porque empecé a cantar a voz en cuello (y probablemente
desafinadamente), una canción de los años noventa, es más al bajarme le pedí
disculpas por mis modos algo caprichosos y me dice sonriendo, que le había
levantado el ánimo.
No tengo idea como entremedio de todo lo anterior, me di el
tiempo para hablarle a personaje algo coherente, contarle que estaba algo
borracha y que llegaba a casa… recuerdo que subí las escaleras corriendo y
riendo, recordando la vez que las subí junto a él, entré a casa y cerré la puerta
con llave (lo supe al día siguiente cuando me desperté y revisé que las llaves
estuvieran en la puerta), me tendí en la cama y me quedé dormida vestida.
La mezcla de tristeza y conformidad, se apoderaron de mis
sueños, en uno soñaba que estaba a mi lado, que me besaba en una escena
romántica, llena de magia y química… el otro sueño no lo recuerdo bien, pero el
algo opuesto, despierto de cada sueño y miro el reloj, sobresaltada me doy cuenta que es solo un sueño, y vuelvo a dormir.
Reconozco que he hablado todos los días con personaje, que
en alguna parte tengo una vaga idea de que tal vez este no sea ese final del
camino, pero mi lado realista me devuelve a la noche del sábado y su franqueza,
es mejor no crear falsas ilusiones, personaje ya lo dijo todo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario