lunes, 16 de enero de 2017

Resumen.

Después del traspiés del jueves, que me dejó visitando al médico por accidente laboral, pasé gran parte del día viernes durmiendo, durante la tarde del viernes, esperaba saber algo de personaje y así fue, en tenía planes para la noche, ya ha pasado una semana o un poco más, desde que entro a mi vida y confesiones hechas yo aguardaba en mi esquina su próximo moviente, esperando que este nos acercara.  “Que bien que tenga planes -pensaba mientras tomaba el segundo relajante muscular que por prescripción médica debo tomar en las noches- yo no sería capaz de salir hoy”.

Sábado, el día largo, acalorado y con más de una siesta, seguimos hablando por mensaje de texto con personaje y a eso de las ocho, me vuelve a decir que tiene planes para la noche… En mi cabeza empiezan las preguntas, nadie dice que después de tan poco tiempo te deban incluir, pero por lo menos no dejar fuera…. ¿O es que a él no le parezco suficiente para su grupo de amigos? Y si le parezco suficiente y sabe que yo no tengo un lio en que haga lo que se le plazca, ¿por qué no invita?, si personaje debería saber que no podría aceptar salida alguna, por causa del relajante muscular que me hace dormir… entonces, no va a decir nada… no va a sugerir, proponer o expresar un ¿ojalá pudieras venir?... Nada…

Cerré los ojos, admito que estaba mareada, pero mis ideas eran algo claras, si le he contado que me caí, que me dieron un remedio que me dejó durmiendo hasta la una del día siguiente, si le explico que no podré hacer nada por ahora, si hasta le sugiero que se divierta en su salida, ¿por qué no se le ocurre una simple:  "que pena no puedas venir"? Y empiezo una pregunta con una serie de conflictos personales para preguntar, porque convengamos que las emociones las tenía revueltas, en resumen, le pregunto “¿Quería saber si vamos para alguna parte?” y espero algo nerviosa su respuesta. Bueno, como esperaba él no tiene intenciones de tener una relación ni conmigo, ni con nadie, personaje explica medio fastidiado por la situación, lo que él ve y quiere.

Así que le agradezco de corazón su respuesta directa, que convengamos siempre fue la misma, solo que en alguna parte del camino creí yo equivocadamente que era otra y trato de cerrar la conversación, diciéndole algo como “podríamos seguir de amigos…”

A pesar de haber pasado los últimos dos días en mi casa encerrada por el costalazo, me las arreglo y bajo a comprar el sushi, mientras esperaba él me habla y yo respondo, decidida a no pasar el trago amargo sola, recibo el pedido de sushi y hablo con mi prima, el relajante muscular me lo debería tomar a las 11 así que tenía tiempo para ir por una conversación y amistad a la casa de mi prima, a desahogarme con ella y arreglar el mundo entre ambas.

Cuando llego hablamos por encima el tema, el pololo de mi prima está cerca y no tengo tanta confianza como para hablar detalles, comemos el sushi y el hijo de mi prima trata de tomar la atención de su madre, que después de darle una leche y lo manda a la cama, son las ocho y algo de la noche, mientras que yo espero en el living su pololo se va a dormir, estoy sola mirando mi reflejo en la ventana.

Es tarde, vamos a comprar mis cigarros y en el camino de regreso, un motorista se pasa por el cruce peatonal y casi atropella a mi prima, entre la risa nerviosa por el susto, y la frase de mi prima “vi la luz”, volvemos a casa riendo y nos servimos un vaso de cerveza para cada una, en el balcón empezamos a hablar ahora mas enserio.

Paso gran parte de la noche, tratando de no decir que tan triste estoy, porque me siento absurda diciéndolo en voz alta, hablamos de una y mil cosas, hacemos el paralelo de nuestras vidas y me doy cuenta que mientras mi prima había vivido su adolescencia de un modo, yo de uno casi totalmente opuesto, a ella la utilizaban de ejemplo por ser la hija mayor, mientras que mi vida pasaba más desapercibida, enredada entre los que ocurría con mis 3 hermanos mayores y mis dos hermanas menores, por lo tanto con menos presión que ella, mientras que mi prima, recién hoy se siente más fiel a sí misma y aún le cuesta aceptar su pasado o se pregunta como seria si pudiera cambiarlo, por mi lado, yo siempre me he sentido fiel a mí misma y en cuanto a mi pasado, creo simplemente que no lo puedo cambiar y así que rescato que es la suma de quien soy hoy, por lo tanto estoy en paz con lo vivido.

Luego de una copa de vino blanco, dos vasos de cerveza y dos copas de espumante, eran las doce y cual cenicienta, tomaba el carruaje de regreso a casa, el Uber que me llevaba, estaba conducido por un hombre grande, que al verme entre risueña y feliz, no quiso hacer comentarios, ni porque le cambie la radio, ni porque empecé a cantar a voz en cuello (y probablemente desafinadamente), una canción de los años noventa, es más al bajarme le pedí disculpas por mis modos algo caprichosos y me dice sonriendo, que le había levantado el ánimo. 
No tengo idea como entremedio de todo lo anterior, me di el tiempo para hablarle a personaje algo coherente, contarle que estaba algo borracha y que llegaba a casa… recuerdo que subí las escaleras corriendo y riendo, recordando la vez que las subí junto a él, entré a casa y cerré la puerta con llave (lo supe al día siguiente cuando me desperté y revisé que las llaves estuvieran en la puerta), me tendí en la cama y me quedé dormida vestida.

La mezcla de tristeza y conformidad, se apoderaron de mis sueños, en uno soñaba que estaba a mi lado, que me besaba en una escena romántica, llena de magia y química… el otro sueño no lo recuerdo bien, pero el algo opuesto, despierto de cada sueño y miro el reloj, sobresaltada me doy cuenta que es solo un sueño, y vuelvo a dormir. 

Reconozco que he hablado todos los días con personaje, que en alguna parte tengo una vaga idea de que tal vez este no sea ese final del camino, pero mi lado realista me devuelve a la noche del sábado y su franqueza, es mejor no crear falsas ilusiones, personaje ya lo dijo todo.

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