martes, 31 de octubre de 2006

Sentir

Tenía el corazón frío, creí por un momento que jamás volvería a latir con fuerza como si la sangre se me hubiera congelado... y rose tu mano... no puedo explicarlo el silencio volvió sobre mis hombro un vació enorme que estaba a punto de hacerme caer y reaccione entre el ruido de la conversación, el mar y los otros. En mi cabeza solo existían dos personas tu y yo.

Tomaba las cosas con clama antes de conocerte, antes de saber que podía respirar sin sentirme tan extraña mente muerta. Créeme otros intentaron reanimarme y no funciono, creo que lo sabías. Sentía el frío calando mi cuerpo, estabas allí, tenía miedo de caerme, estabas allí, quería salir corriendo y me empujaste a ti... caía por la pendiente mas alta de mi vida, pase junto a mi orgullo, a mi sensatez, a mis costumbres de huir en la primera, la segunda y nunca mas volverte a ver.

Recuerdo el sonido del mar, el de las olas, te acuerdas como era estar solos con frió en la arena. Me mirabas como si no fuera real y me hacías reír con tus modos de pensar. Estaba en el cuento de hadas, en la parte de la historia que jamás se olvida.

La prima lagrima callo por mi mejilla mientras caminaba, tenia el alma herida, el corazón destrozado, las miles de preguntas absurdas y mi conciencia diciéndome “tu eres la única que deja que esto te pase, te lo advertí”.

Camine hasta cansarme, camine sin ver el suelo, pensando en que debía haber corrido antes de besarte. Si solo miraba mi ombligo, y me decía toda case de cosas, olvide que tu eres parte de todo esto y que también estabas mal, que no era tu mejor día, que te dolía ser indiferente pero que sentías que me estabas apunto de destrozar, lo mas extraño es que lo hicieras sin ni siquiera enterarte. Llegué a casa y las ironías del destino me llevaron escucharte a través de otro, la canción, esa canción la tocaba la radio de alguien a menos de tres pasos de mi casa y recupere el aliento.

Te intente alcanzar dos o tres veces, no lo conseguía, mi cabeza daba vueltas entre cosas que no te explique jamás, y dudo que quieras saber, entre esas frases absurdas que ya escuche mil veces, y ahora me pregunto como nunca entendiste que la batalla mas grande la libraba con mi conciencia que me dictaba escapa que esto ya es inevitable, sal de aquí, etc. Quizás porque ese lado oscuro de mi corazón lo reservo para mi, y nunca lo dejo salir quizá solo entre versos...

Sonreía a todos y trataba de actuar natural, te vi e espaldas y mi corazón dio otro vuelco, hace cuanto que te enojaste con migo... parecen mil años, quizás mas. Te salude como correspondía, mal que mal tenia una excusa para tener tu aroma cerca, y lamentablemente hizo lo de siempre, revolucionando mis latidos te hubiera atrapado con violencia encerrado en un espacio reducido y seducido con violencia. Pero soy una dama, y guarde la compostura, seguiste allá, quería ver en tus ojos alguna cosa que me dijera ve tras el, y estabas herido, lo sentía, yo también quería preguntarte mil cosas, hablar como amigos ser quizá un poco lo que no he sido jamás en esta historia una amiga.

Cierro los ojos y escucho el latido de mi corazón, el corer intenso de la sangre... a veces su perfume aparece en extraños y me pregunto donde estarás. Siento que volví a sentir, se que es algo con lo que estoy aprendiendo a vivir... me siento extraña… sin ti.

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