miércoles, 26 de junio de 2013

Estas en mi vida (P43 y 44)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara


Parte 43 - Continuidad

Salir y ver la luz del sol fue extraño, pero más raro fue volver a hablar con Carlo, su voz y la manera que tenía de pronunciar las palabras me parecía extraño y de pronto entendí que no era Carlo, sino la humanidad que usaba para hablar lo que me llamaba la atención, había pasado cuatro horas rodeada de vampiros, faltos de humanidad, que mirar a Carlo y hablar con él me parecía…. Extraño.


Mi hija tan bella había armado un lío con los cojines y finalmente se había quedado dormida entre medio de ellos, Carlo había levantado las cosas de la mesa pese a que yo sabía que no era necesario. Sentada al sol, miraba el reflejo del agua en la piscina, Laila había remodelado gran parte de la casa y había mantenido la piscina para mantener la normalidad, en esta zona de Colombia hacía calor todo el año, darse un baño de agua fría era algo normal y casi todas las casas tenían grandes piscinas.


“Desde que regresaste tienes la mirada perdida… ¿Está todo bien?”


Lo miré a los ojos… ¿estaba todo bien realmente?, no, la verdad es que no, pero no podía decirle que tenía miedo de que mis evaluadores me consideraran una amenaza y me quisieran dar muerte, después de todas las veces que había salvado a la muerte, ¿Por qué no me acostumbraba al miedo que provoca?, ¿Por qué seguía teniéndole miedo?... finalmente le di una excusa escueta, que lo dejó algo más tranquilo, aunque francamente no sé si tanto.


Salimos para la calle y recorrimos parte del barrio que era en esencia residencial, de casa de un piso y en una esquina un único edificio de departamentos de cuatro pisos, por alguna razón me pareció similar este barrio con el de la casa de Julián en Madrid. En fin, nos devolvimos a casa y el auto me esperaba en la puerta. Carlo no necesito explicación, solo me dijo que esperaba, que ojalá me desocupara temprano para disfrutar de la tarde con Maura en la piscina. 


Me subí al auto y tuve la clara sensación de que esto se estaba repitiendo, entrando a la casa y mirar los ojos de los vampiros a media luz, todo en perfecta sincronía, pero esta vez… 


Parte 44 - Declaración

Esta vez me sentía diferente, los mire con la sensación de que ya no me importaba que decidieran sobre mi futuro, había tenido una vida interesante y dejaba descendencia en este mundo, algo de lo que me sentía orgullosa, además mi pequeña tendría un padre que la cuidaría como nadie. La puerta se cerró y comenzaron las pruebas, no voy a entrar en detalles porque no entendí ni la mitad de lo que pasaba, ni a que pretendían llegar, pero si descubrí que existía un grado de respeto hacia mi entre algunos vampiros, y envidia de parte de otro.


“Has logrado superar bastante con increíble destreza en esta parte del ejercicio, me pregunto qué tanto de humano queda en ti aún… En fin, la última parte de nuestras pruebas serán esta medianoche, es hora de que regreses con los humanos y esta noche pasaremos por ti para la última parte de nuestro encuentro, luego de eso, se delibera… Por las particularidades que hemos considerado de tu caso se te permitirá regresar a Chile a tu vida y la sentencia se te notificará allá.”


Los vampiros comenzaron a retroceder hasta el fondo de la habitación, pero yo no me moví de mi lugar, estaba tranquila, miraba a Gaius, aun así Leonardo fue el primero en notar que yo permanecía quieta y me miró fijamente, lentamente los otro siete vampiros se que voltearon a mirándome.


“No.”- dije con voz neutra, casi como lo hacen ellos.

“¿Qué dices mujer?”- preguntó Noah.

“Que no voy a regresar a mi país para ser notificada, ustedes ya tienen una decisión y no me gusta, yo no represento una amenaza para su comunidad, ni para la humanidad que es el tema de este encuentro, pero no les gusta y lo entiendo. Viviré una vida larga y no seré una criatura restringida a la noche como ustedes, envejeceré diferente, pero eso no es una amenaza tampoco, la única cosa que les amenaza es que no hay otros como yo y les asusta la diferencia… Bien, a mí no me interesa si les asusta o no algo, a mí lo único que me interesa es que me dejen vivir mi vida. Si me dejan vivirla tranquila, yo lo haré de igual modo.”


Julián se elevó unos diez centímetros y voló hasta mí, en sus ojos había confusión y su mente gritaba la pregunta ¿Qué estás haciendo?


“Julián retrocede –dije en voz alta- no me van a hacer cambiar de opinión, no podrán matarme, no seré perseguida por su comunidad, envíen a quien envíen a matarme, viviré. Por eso no me interesa que me acepten…”


Gaius, Cedro, Leonardo, Samantha, Cinnia y Noah se quedaron mirándonos, Julián retrocedió hasta la mitad del camino, lo amaba con intensidad pero este no era momento de pensar en él o en que tal vez con esto nunca más podría verlo, tenía que ser una persona diferente frente a ellos, arrogante, firme.


“¿Cómo se te ocurre decirnos algo así?”- preguntó sin una nota de emoción en la voz Samantha.

“Simple, ustedes han dicho cómo debo hacer las cosas desde que llegué, ahora les diré que haré, voy a omitir la decisión que tiene y si envían a alguien tras de mí, lo mataré, es sencillo, ¿no les parece?.”

“Julián, ¿para que presentaste el caso de esta mujer? Sabías algo de lo que está diciendo ahora?”- dijo Leonardo.

“No, él no sabía nada -respondí yo-, él al igual que ustedes creía que venía a pedirles que me dejaran vivir, pero lamentablemente me di cuenta que no son ustedes los autorizados a que yo viva o muera, soy yo.”


Cedro y Cinnia, se largaron a reír, Gaius y Leonardo, me miraron con alguna chispa de emoción en los ojos, pero yo di media vuelta y abrí la puerta. El sol era tibio, luego volteé hacia ellos y dije:

“Si ustedes son criaturas tan frágiles frente al sol, no tendrán cómo llegar hasta mi, soy inmortal, soy un ser único para ustedes y no me interesa su envidia, de ahora en adelante las reglas de mi vida, las pongo yo.” y cruzando la puerta los mire a todos.


Nadie se atrevió a moverse, el sol llenaba parte de la puerta, nadie se me acercó. Luego caminé por el pasillo y al final de este vi el auto, me subí sin decir nada, el chofer me llevó a casa y cuando crucé la puerta rogué porque Laila contestara el teléfono en Chile.


“Laila… Laila soy yo… tengo que hablarte.”


Hablé como veinte minutos con ella, me explico los hechizos que tenía que hacer y que hasta la puesta de sol estábamos a salvo, pero eso no era todo, tendría que aprender a hacer conjuros, era hora de que me enseñara, así que vendría hasta acá.


Cuando salí del baño, donde me había encerrado a hablar, Carlo noto que había llegado, estaba con la bebe junto a la piscina, los miré y sonreí, no todavía no me arrepentía de lo que había hecho, con una sonrisa me acerqué, tomé a Maura en brazos para ingresar a la piscina y jugar con ella en el agua aplacando el calor de la tarde.

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