miércoles, 5 de junio de 2013

Estas en mi vida P40

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

La verdad es que casi todo estaba bien, mi hija estaba saludable, mi familia estaba protegida y mi casa también. Julián y Laila habían alertado a las autoridades vampiras sobre la amenaza de Mercurio, así que se había dispuesto una serie de medidas con el fin de evitar el contacto de este vampiro con cualquier miembro de mi familia y con migo. Pero eso no era todo, ahora tenía que responder a la comunidad de vampiros de América Latina, por los ‘dones’ sobre naturales que había desarrollado desde que empezara esta nueva etapa, la inmortalidad.

“No estoy de acuerdo”- reclamaba Carlo.
“Carlo, lo lamento, no tienes nada que opinar, iremos a Colombia, te parezca o no te parezca el tema.”
“Pero es que te vas con mi hija.”
“También es mi hija.”
“Vale, vale, pero no me parece que hagas un viaje así y que no me hables de tema hasta dos días antes de tomar el vuelo…”
“Y Como tú, te viniste a chile y me llamaste en el aeropuerto… me consultaste algo antes…”
Carlos no estaba contento y se notaba, había estado alegando todo el tiempo desde que había llegado a casa esa tarde sobre el mismo tema y ya no sabría que más decirle, pero es que no podía explicarle que lo que tenía que hacer en Colombia era algo que ni yo terminaba de entender, pero que debía hacer por el bien de mi toda familia, ósea por su bien.

Terminé la maleta y la bajé de la cama. Carlo seguía alegando pero hacía una par de minutos que no lo escuchaba por eso cuando tome atención a lo que me estaba diciendo, me dolió escucharlo.

“Eres egoísta, no puedes hacerme esto, he tolerado todo, he tratado de amarte sin condiciones, pero tu mujer… tu no dejas que nadie se te acerque, quieres todo como tu lo quieres… cuando me vas a entender que no puedes tomar decisiones aleatorias sobre nuestra hija?...”

Lo miré y por dos segundo grite en mi mente ‘Cállate!’, pero no le dije nada. Como es posible que un hombre no deje que una mujer sea responsable de su vida, sin darle explicaciones? Que acaso todos los hombres del universo son tan ingenuos de creer que no podemos hacer nada sin ellos…?

“Carlo, te rogaré que te valla”- respondí tratando de mantener el tono de voz calmado.
“Pero…”
“Nada, he tratado de darte tiempo para que asumas que mi vida la resuelvo sola y que mis decisiones no tengo porque tomarlas en consenso contigo, pero esto ya es suficiente. Si no me crees una madre apta para tu hija, una persona consiente de los peligros del mundo, ve a tribunales, pon una demanda y pide la tuición de tu hija, que un juez determine si mi comportamiento es tan ‘alocado’, ‘errático’, o lo que sea, yo me cansé no quiero pelear más para que me dejes ser la madre de mi hija.”
“Es que yo…”
“Tú fuiste quien dijo que soy egoísta, bien esta egoísta no quiere hablar más contigo, verte…Vete de mi casa”

Carlo se acercó a la puerta con la mirada llena de emociones, esta era primera vez que le decía que me dejara en paz, la verdad es que nunca le puse muchos limites, siempre le di tiempo, espacio y cariño, para verme, hablar con migo e incluso para su hija, como era posible que no recordara nada de eso ahora?, como era posible que me dijera egoísta?... como era posible que no entendiera que si había una razón de fondo, una importante tomaría una decisión sin darle más detalles?, bien no era mi problema, de ahora en adelante estaba sacando a este hombre de mi vida.
Julián toco la puerta unos segundos más tarde de que Carlo se parara frente a ella, esperando inútilmente que me retractara o que dijera alguna otra cosa y vasto que abriera la puerta para que la mirada de Carlo se clavara con odio en la cara de Julián, no era necesario ser adivina, para saber que para Carlo recibir a Julián en este minuto era una bofetada en la cara.

“Carlo, hola tenía que hablar contigo,- hablo Julián ignorando la expresión y el ánimo del otro- que bueno que te encontré aquí, ven acompáñame –dijo entrando y dirigiéndose a la cocina- es importante.”

Julián tenía la particularidad de ser un hombre bastante simple para sus cosas, no le gustaba hablar con rodeos, si bien es cierto que no siempre decía lo que pensaba o que no decía todo lo que sabía y que en más de una ocasión se tomó todo el tiempo del mundo para hablarme alguna cosa, siempre decía las cosas de modo claro y Carlo tenia eso claro, así que camino tras él y se sentó en la cocina.
Yo me fui a mi habitación, los hombres de mi vida tenían la particularidad de ser bastante extraños, me amaban eso es claro, pero no terminaban de conocerme y eso me parecía a veces increíble, no me consideraba una persona demasiado complicada. Estaba en mi habitación terminando de revisar la ropa que llevaría en el bolsito de mano de Maura cuando Julián apareció a mi lado y me pidió que fuera, yo también tenía que escuchar esto y yo que creía que dejándolos solos solucionarían el tema.

En la cocina con un tazón de café con leche en la mano, esperé a que Julián hablara, pero él se estaba tomando su tiempo, Laila llego unos dos minutos más tarde y al fin con toda mi familia urbana reunida, comenzaron a hablar uno diciendo una parte de la información y la otra completando los detalles, como instrumentos de una orquesta sus voces sonaba acorde y yo entre algo mareada por todo lo que decían y algo asustada, comprendí que este era otro de las cosas extrañas que podían hacer los vampiros, sincronizarse para hablar, claro que no le veía la utilidad inicialmente, después de medio minuto, entendí que luego borrarían la memoria de Carlo, y la sincronía les servía para saber desde que minuto comenzar a borrar.
En resumen, Laila había ido a la pitonisa para ver mis posibles futuros, pero la pitonisa no vio el mío, solo vio el de Carlo, al parecer mi nueva situación de inmortal me eximia del radar de predicciones de la mujer. El futuro inmediato de Carlo estaba teñido de colores y los posibles futuros a contar del inmediato, eran uno gris (medianamente bueno), otros negro (malo) y uno de colores (un futuro bueno, esto en muy términos simples, no acabaría nunca si describiera lo que Laila decía), para poder ayudarlo a escoger el mejor futuro, él debía decirles algo que ni siquiera yo estaba dispuesta a escuchar, ¿que estaba dispuesto a hacer por mí en caso de peligro?...
Carlo no tardó en responderles la verdad, estaba dispuesto a dar su vida por mí, y con esa respuesta Laila salió de mi casa rumbo a la pitonisa, regresando cerca de media hora más tarde, para hacer otra pregunta, ¿querrías volverte ser vampiro para conquistarla? Carlo rio de buena gana, no creía en los vampiros y si existieran, él no le atraía realmente volverse uno, aunque eso significara mi amor, el solo me querría junto a él si fuera por voluntad propia. Laila volvió a salir y regreso unos cinco minutos más tarde, la pitonisa había dicho dado con el camino más colorido, que podría vivir Carlo y para vivirlo tendría que ir a Colombia, pero no podría saber el verdadero motivo del viaje y no podría alejarse de mí, mientras más cerca estaba de mí, mas colorido era su futuro, mientras más se alejaba más gris, por lo menos durante el viaje.

“¡Están locos!- susurre a Laila y Julián, poco antes de que borraran la memoria de Carlo- y que pasa si las autoridades me citan a media noche, como hago para que él no quiera acompañarme o tendré que llevarlo y le van a borrar la memoria luego?-dije con tono sarcástico.
“No es mala idea”- respondió seriamente Laila.
Los miré con total reproche, que no entendía el genuino derecho a tener sus recuerdos?... y si algo malo pasaba en Colombia, la reunión era con Magistrados y vampiros de toda índole, que pasaría si deciden hacer de Carlo su cena?... estos vampiros me van a volver loca, no puedo entenderlo, siguen los consejos de una mujer que no me conoce y que no les dice mi futuro, sino las alternativas que hay para otro…

“Vete a tu habitación, en cuanto le borremos la memoria te llamaremos, cuanto deseas que olvide?”- dijo Laila como si esto fuera lo más natural del mundo.
“Solo esta conversación. Mañana le comprare los pasajes y le daré la sorpresa, así se sentirá más... más incluido.”- solo pensar en que ahora estábamos manipulando a Carlo me dio asco, pero no tenía más alternativa, por ahora.


Regrese a mi habitación cerré la puerta y me senté en la cama, cuando escuche a Julián tocar otra vez la puerta de casa, me asome al pasillo y vi a Carlo parado frente a la puerta con la misma expresión que tenía cunado hacia unas horas le había dicho que se marchara, me acerque a la puerta y cuando Carlo vio Julián su mirada llena de odio se posó en él. Luego salió de casa y se marchó.

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