La verdad es que casi todo estaba bien,
mi hija estaba saludable, mi familia estaba protegida y mi casa también. Julián
y Laila habían alertado a las autoridades vampiras sobre la amenaza de
Mercurio, así que se había dispuesto una serie de medidas con el fin de evitar
el contacto de este vampiro con cualquier miembro de mi familia y con migo.
Pero eso no era todo, ahora tenía que responder a la comunidad de vampiros de
América Latina, por los ‘dones’ sobre naturales que había desarrollado desde
que empezara esta nueva etapa, la inmortalidad.
“No estoy de acuerdo”- reclamaba Carlo.
“Carlo, lo lamento, no tienes nada que
opinar, iremos a Colombia, te parezca o no te parezca el tema.”
“Pero es que te vas con mi hija.”
“También es mi hija.”
“Vale, vale, pero no me parece que
hagas un viaje así y que no me hables de tema hasta dos días antes de tomar el
vuelo…”
“Y Como tú, te viniste a chile y me
llamaste en el aeropuerto… me consultaste algo antes…”
Carlos no estaba contento y se notaba,
había estado alegando todo el tiempo desde que había llegado a casa esa tarde
sobre el mismo tema y ya no sabría que más decirle, pero es que no podía
explicarle que lo que tenía que hacer en Colombia era algo que ni yo terminaba
de entender, pero que debía hacer por el bien de mi toda familia, ósea por su
bien.
Terminé la maleta y la bajé de la cama.
Carlo seguía alegando pero hacía una par de minutos que no lo escuchaba por eso
cuando tome atención a lo que me estaba diciendo, me dolió escucharlo.
“Eres egoísta, no puedes hacerme esto,
he tolerado todo, he tratado de amarte sin condiciones, pero tu mujer… tu no
dejas que nadie se te acerque, quieres todo como tu lo quieres… cuando me vas a
entender que no puedes tomar decisiones aleatorias sobre nuestra hija?...”
Lo miré y por dos segundo grite en mi
mente ‘Cállate!’, pero no le dije nada. Como es posible que un hombre no deje
que una mujer sea responsable de su vida, sin darle explicaciones? Que acaso
todos los hombres del universo son tan ingenuos de creer que no podemos hacer
nada sin ellos…?
“Carlo, te rogaré que te valla”-
respondí tratando de mantener el tono de voz calmado.
“Pero…”
“Nada, he tratado de darte tiempo para
que asumas que mi vida la resuelvo sola y que mis decisiones no tengo porque tomarlas
en consenso contigo, pero esto ya es suficiente. Si no me crees una madre apta
para tu hija, una persona consiente de los peligros del mundo, ve a tribunales,
pon una demanda y pide la tuición de tu hija, que un juez determine si mi
comportamiento es tan ‘alocado’, ‘errático’, o lo que sea, yo me cansé no quiero
pelear más para que me dejes ser la madre de mi hija.”
“Es que yo…”
“Tú fuiste quien dijo que soy egoísta,
bien esta egoísta no quiere hablar más contigo, verte…Vete de mi casa”
Carlo se acercó a la puerta con la
mirada llena de emociones, esta era primera vez que le decía que me dejara en
paz, la verdad es que nunca le puse muchos limites, siempre le di tiempo,
espacio y cariño, para verme, hablar con migo e incluso para su hija, como era
posible que no recordara nada de eso ahora?, como era posible que me dijera
egoísta?... como era posible que no entendiera que si había una razón de fondo,
una importante tomaría una decisión sin darle más detalles?, bien no era mi
problema, de ahora en adelante estaba sacando a este hombre de mi vida.
Julián toco la puerta unos segundos más
tarde de que Carlo se parara frente a ella, esperando inútilmente que me
retractara o que dijera alguna otra cosa y vasto que abriera la puerta para que
la mirada de Carlo se clavara con odio en la cara de Julián, no era necesario
ser adivina, para saber que para Carlo recibir a Julián en este minuto era una
bofetada en la cara.
“Carlo, hola tenía que hablar contigo,-
hablo Julián ignorando la expresión y el ánimo del otro- que bueno que te
encontré aquí, ven acompáñame –dijo entrando y dirigiéndose a la cocina- es
importante.”
Julián tenía la particularidad de ser
un hombre bastante simple para sus cosas, no le gustaba hablar con rodeos, si
bien es cierto que no siempre decía lo que pensaba o que no decía todo lo que
sabía y que en más de una ocasión se tomó todo el tiempo del mundo para
hablarme alguna cosa, siempre decía las cosas de modo claro y Carlo tenia eso
claro, así que camino tras él y se sentó en la cocina.
Yo me fui a mi habitación, los hombres
de mi vida tenían la particularidad de ser bastante extraños, me amaban eso es
claro, pero no terminaban de conocerme y eso me parecía a veces increíble, no
me consideraba una persona demasiado complicada. Estaba en mi habitación
terminando de revisar la ropa que llevaría en el bolsito de mano de Maura
cuando Julián apareció a mi lado y me pidió que fuera, yo también tenía que
escuchar esto y yo que creía que dejándolos solos solucionarían el tema.
En la cocina con un tazón de café con
leche en la mano, esperé a que Julián hablara, pero él se estaba tomando su
tiempo, Laila llego unos dos minutos más tarde y al fin con toda mi familia
urbana reunida, comenzaron a hablar uno diciendo una parte de la información y la
otra completando los detalles, como instrumentos de una orquesta sus voces
sonaba acorde y yo entre algo mareada por todo lo que decían y algo asustada,
comprendí que este era otro de las cosas extrañas que podían hacer los
vampiros, sincronizarse para hablar, claro que no le veía la utilidad
inicialmente, después de medio minuto, entendí que luego borrarían la memoria
de Carlo, y la sincronía les servía para saber desde que minuto comenzar a borrar.
En resumen, Laila había ido a la
pitonisa para ver mis posibles futuros, pero la pitonisa no vio el mío, solo
vio el de Carlo, al parecer mi nueva situación de inmortal me eximia del radar
de predicciones de la mujer. El futuro inmediato de Carlo estaba teñido de
colores y los posibles futuros a contar del inmediato, eran uno gris (medianamente
bueno), otros negro (malo) y uno de colores (un futuro bueno, esto en muy términos
simples, no acabaría nunca si describiera lo que Laila decía), para poder
ayudarlo a escoger el mejor futuro, él debía decirles algo que ni siquiera yo
estaba dispuesta a escuchar, ¿que estaba dispuesto a hacer por mí en caso de
peligro?...
Carlo no tardó en responderles la
verdad, estaba dispuesto a dar su vida por mí, y con esa respuesta Laila salió
de mi casa rumbo a la pitonisa, regresando cerca de media hora más tarde, para
hacer otra pregunta, ¿querrías volverte ser vampiro para conquistarla? Carlo
rio de buena gana, no creía en los vampiros y si existieran, él no le atraía
realmente volverse uno, aunque eso significara mi amor, el solo me querría
junto a él si fuera por voluntad propia. Laila volvió a salir y regreso unos
cinco minutos más tarde, la pitonisa había dicho dado con el camino más
colorido, que podría vivir Carlo y para vivirlo tendría que ir a Colombia, pero
no podría saber el verdadero motivo del viaje y no podría alejarse de mí,
mientras más cerca estaba de mí, mas colorido era su futuro, mientras más se
alejaba más gris, por lo menos durante el viaje.
“¡Están locos!- susurre a Laila y
Julián, poco antes de que borraran la memoria de Carlo- y que pasa si las
autoridades me citan a media noche, como hago para que él no quiera acompañarme
o tendré que llevarlo y le van a borrar la memoria luego?-dije con tono
sarcástico.
“No es mala idea”- respondió seriamente
Laila.
Los miré con total reproche, que no
entendía el genuino derecho a tener sus recuerdos?... y si algo malo pasaba en
Colombia, la reunión era con Magistrados y vampiros de toda índole, que pasaría
si deciden hacer de Carlo su cena?... estos vampiros me van a volver loca, no
puedo entenderlo, siguen los consejos de una mujer que no me conoce y que no
les dice mi futuro, sino las alternativas que hay para otro…
“Vete a tu habitación, en cuanto le
borremos la memoria te llamaremos, cuanto deseas que olvide?”- dijo Laila como
si esto fuera lo más natural del mundo.
“Solo esta conversación. Mañana le
comprare los pasajes y le daré la sorpresa, así se sentirá más... más incluido.”-
solo pensar en que ahora estábamos manipulando a Carlo me dio asco, pero no
tenía más alternativa, por ahora.
Regrese a mi habitación cerré la puerta
y me senté en la cama, cuando escuche a Julián tocar otra vez la puerta de
casa, me asome al pasillo y vi a Carlo parado frente a la puerta con la misma expresión
que tenía cunado hacia unas horas le había dicho que se marchara, me acerque a
la puerta y cuando Carlo vio Julián su mirada llena de odio se posó en él.
Luego salió de casa y se marchó.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario