Parte 41 - Colombia
Después de pasar por su oficina y sorprenderlo con los boletos de avión, Carlo pareció relajarse, yo tenía pocas cosas que hacer y me dedique a jugar con mi hija en la sala de juntas, mi ex jefe pasó un par de veces frente a la puerta y finalmente entró a hablarme, parecía algo incómodo durante la conversación y sin querer escuche sus pensamientos, francamente me habría gustado no saberlos, ‘Se ve tan feliz, si solo le hubiera dicho que me gustaba ahora esa niña sería mi hija…’
Después de que nos dejara solas entró Carlo, faltaban unas horas para el vuelo y quería hacer un par de paradas en la capital, así que fui con Carlo a su departamento y luego directo a Santiago, llegamos con tiempo para todo, el vuelo salió a tiempo y aunque la trayectoria era directa, me pareció eterno el tiempo en el avión todo… cuando aterrizamos recuerdo que estaba cansada y que lo único que quería era llegar al hotel, en el aeropuerto nos esperaba un auto que nos trasladó a una casona, a las afueras de la ciudad, las sorpresas continuaban, al entrar por la puerta una amable mujer me entregó una carta cerrada y me condujo a mi habitación.
“Creí que habías dicho que nos iríamos a un hotel?”- dijo Carlo cuando estuvimos a solas.
“Olvidé decirte que esta es la casa de Laila y que ella me pasó a decir esta mañana que podríamos hospedarnos aquí en este viaje. Después de todo los tramites que vine a hacer son para ella.”
“¿No recuerdo que me dijeras nada de ello?”
“Va, creí habértelo comentado ayer… Tal vez te quedaste pegado en mi negativa a que me acompañaras y olvidaste el resto por eso no lo recuerdas.”
Carlo me miró serio, pero no respondió y yo solo esperaba no olvidar la mentira a medias que le acababa de decir a él. Nunca me ha gustado mentir, porque simplemente olvido las mentiras y aunque puedo ser muy convincente con el tema, a los pocos días se me olvida todo y se arma el lío.
Carlo término de ayudarme a ordenar las cosas de Maura y luego se fue al baño, estuvo allí largo rato mientras que yo terminaba de ordenar mis cosas en la habitación y cuando tenía listo todo para irme a dormir Carlo salió del baño, se veía nervioso y me mira a los ojos con la cara seria.
“Tenemos que hablar.”
“Vale, dime.”
“Quiero dormir contigo.”-dijo de un tirón como si se tratara de algo grave.
“Carlo…”-suspiré.
Pasaron varios minutos mientras trataba de decidir cómo decirle que su idea no era para nada buena y entonces tocaron la puerta de la habitación. Mire el reloj, era tarde, miré a Maura y estaba dormida, abrí la puerta mirando a Carlo y cuando vi a Julián el corazón me saltó de un susto.
“Hola, venía a ver si todo estaba bien.”
“Hola. Si está todo bien, Carlo estaba aprovechando el tiempo con Maura y yo terminaba de arreglarme para irme a dormir, ya es tarde.”
“Bien, entonces te dejo descansar, que tengas buena noche.”
“Gracias.”
Cerré la puerta y miré a Carlo quien ahora estaba bastante molesto.
“Vale, ¿me invitas después de que él decide venir también?... ¿por qué no puedes alejarte de Julián?, que tiene él que no te deja en paz, ni siquiera ahora que no están juntos…”
“Carlo, tengo claro que no vas a entender nunca la naturaleza de mi relación con Julián, pero así como tú tienes un vínculo conmigo por Maura, él tiene un vínculo conmigo y no pretendo alejarlo de mí, aunque no estemos juntos, sigue siendo igual de importante que antes. Además, porque te molesta que esté en este viaje, ¿estas aquí no?, ¿eso no es suficiente para ti?... Bien lamento que te hicieras expectativas erróneas sobre tu presencia, te pedí que vinieras conmigo porque creí que nos ayudaría, últimamente parece que solo discutimos, sólo por eso.”
“Solo discutimos… solo discutimos…”- dijo con voz melancólica.
“Carlo vete a dormir, lamento que estés molesto, hablemos mañana con más calma, ¿sí?”
“Vale, vale, hasta mañana.”
Volvió a la puerta y salió derrotado, no puede evitar preguntarme si era cruel con él o si sólo era demasiado directa. Carlo seguía creyendo que en algún momento podría querer estar con él y le bastaba solo eso, que lo pudiera querer, tenía la idea de que juntos él me haría ver que no necesita nada más para ser feliz, pero lamentablemente por mucho que lo intentara, mi realidad era muy distinta a la suya, quererlo había dejado de ser el problema hace tiempo, los vampiros habían decidido revisar mi caso, revisar mi vida, y ver cómo afectaba mi existencia a la humanidad, Carlo ni siquiera sabía que yo no era humana… Contarle era una sentencia de muerte… nuestra historia había quedado en el olvido en el minuto que decidí aceptar el trato con Laila, o eso pensaba
.
Julián apareció en mi puerta mientras terminaba de pensar en que era hora de que Carlo saliera de mi vida definitivamente, si seguía acercándose solo terminaría más herido.
“No te quiero aquí esta noche.”
“Amor… déjame dormir contigo.”- dijo en tono suave.
“Julián, esta noche quiero estar sola y tú sabes que no vamos a dormir juntos precisamente. Déjame sola, quiero ordenar mis ideas esta noche.”
Después de un par de súplicas, mi vampiro favorito salió por la ventana sin mirar atrás y mientras se alejaba me acerque a la cuna de mi hija, la tome y la puse junto a mí, tenía una extraña sensación de que necesitaba a mi hija, lo cierto es que tenía miedo y de algún modo tenerla cerca me recordaba que todo iba a estar bien.
Además en mi cabeza aún estaba presente el episodio de Maura volando en mi habitación la noche que Mercurio atacó a Laila, y aunque no había antecedentes del porque mi hija levitaba, tampoco había una noción clara de qué hacer con ella, en alguna parte de mi cabeza estaba se cruzaban ideas como que quizá por ser un bebé estaba cubierta por la Invitación o tal vez el hecho de que fue concebida durante la misma época eso influye en ella, aún así Julián no la percibía, así que hasta ahora era un misterio lo que ocurría con ella.
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