Parte 45 - Estudiando
Estaba recostada junto a la piscina cuando Laila apareció, como era habitual sin hacer el menor ruido y casi como si pudiera manifestarse frente a mí, por alguna razón no me sorprendió, lo ciertos es que me parecía que había demorado demasiado. Carlo estaba acostando a la Maura y aunque ya se había ocultado el sol me parecía extraño el calor que hacía durante la noche en esta ciudad.
“Bien, ¿Qué propones que hagamos primero?”- le pregunté continuando la conversación que habíamos iniciado por teléfono.
“Tarde años en llegar a manejar bien los hechizos, alguna vez sostuve la teoría que lo que me afectaba era mi falta de humanidad, no sé si dimensionamos lo que hiciste… En fin, espero que tu no demores tanto como yo, debes tener claro que lo que hiciste amenaza a mi comunidad y que el solo hecho de hablarte es ponerme en un problema del tipo traición, claro que eso será a contar de una semana. Así que tengo una semana para prepararte lo mejor posible, voy a escribir la mayor cantidad de hechizos que recuerde.”
“¿Cómo propones que Carlo nos deje trabajar de corrido en esto?”
“Cariño… ¿Olvidaste que hablas con un vampiro que sabe borrar la mente?”
“¿Olvidas que detesto que hagan eso?”
“Bueno, es tu vida y la de tu pequeña familia la que está en juego, ¿quieres discutir o hacer algo al respecto?”
“Bien empecemos.”
La noche fue larga, aunque no cansadora, aprendí muchísimo de hierbas y me sorprendía mi propia habilidad, creo que memorice cerca de 300 plantas distintas y sus usos medicinales, luego pasamos a realizar algunos hechizos que cómo dijo Laila eran simples y los aprendía en un segundo, otros elaborados y tardaba un poco más, pero Laila era la más sorprendida, se divertía viéndome hacer las cosas, decía que tenía un modo natural de tomar las hierbas y de manipular correctamente los utensilios, pero esto no era todo, el idioma que Laila utilizaba para hacer sus hechizos era una lengua extinta, que ella recordaba porque era su lengua materna y no todas las palabras tenían traducción al castellano, así que me había tocado aprender además del nombre en castellano, el lenguaje de Laila, por lo menos relacionar las palabras no era tan difícil aprendiendo en ambos idiomas y cuando no habían traducciones, Laila me explicaba a través de ejemplos o descripciones cual si fuera un diccionario.
El momento más extraño de la noche, fue cuando le dije una broma en su lengua a Laila, la frase era sencilla y en castellano era algo así como ‘Tan fea como esta rama’, la mirada de Laila que se iluminó por un segundo casi como si su espíritu se encendiera y luego volvió a ser tan fría como antes, si no la conociera diría que estaba orgullosa de mi como una creadora.
Más admito que me pareció bien extraño pensarla como mi creadora, porqué si Laila era mi creadora como inmortal, ¿No sería ella quien respondiera a la comunidad de vampiros su necesidad de constatar que yo no fuera un peligro para la humanidad? ¿Es acaso que ya habían creado antes seres híbridos como yo? Hablo de seres ni vampiros ni humanos y si este era el caso, ¿existía algún registro de creaciones que hubieran dejado algún desastre en la historia de la humanidad que explicara el desdén que manifestaron hacia mí?
Miré a Laila, hace unas horas había aprendido a hacer cosas que no hubiera necesitado jamás, pero ahora comenzaba a entender que tal vez, equivoqué mis pasos cuando declaré no necesitar la evaluación tan pronto y tenía además una sensación de que quizá actué sin pensar correctamente mis palabras.
“¿Alguna vez intentaste crear un inmortal?”
Laila se detuvo en seco, dejó todo de lado lentamente y no me miró a los ojos, su voz parecía extrañamente lejana, como si hablara desde el pasado, en el tiempo en que ocurrió todo.
“Yo… Yo era joven, amaba el universo y sus cosas, amaba la vida desde mi perspectiva todo era posible… Cuando… Cuando las cosas sucedieron fue terrible, pero aprendí mucho, fui aprendiendo cada vez más, Julián recuerda cuando llegue a su vida, lo seduje con la inmortalidad, pero antes de él… antes había intentado otras cosas, estaba cansada de verme sola, por eso lo volví como yo y no busque otra salida, pero antes sí…”
Laila hablo de otra época, una en la que intento volver inmortal a un hombre común al que termino matando porque la ira de este género una ola de muertes en ciudades pequeñas que no se extinguieron porque ella lo detuvo, recordó como había tratado de volver inmortal a una mujer que luego de volverse inmortal se quitó la vida de pena, que aunque Julián la acompañaba ella siempre buscaba a través de los conocimientos de su propio creador, transformarse en algo que no fuera… un ser de la noche, pero que no lo conseguía y en el camino se había quedado calva dos veces, sin piel en las manos una, sin lengua otra y finalmente había conseguido la mezcla de hierbas que le permitiera estar al sol por un periodo pequeño de tiempo, había logrado hacer un hechizo que le ayudara a regenerar su cuerpo tan rápido como se dañara y otras cosas, la receta de la inmortalidad la había probado con animales cómo me dijo en el hospital antes que conmigo, pero había trasformado a un gato en zombi o algo similar por error y no logro matarlo hasta volverlo cenizas quemándolo, había conseguido avances increíbles para su comunidad ella había trabajado en el proceso de eliminación de la sed y también fue la primera en proponer que era una mezcla de euforia y locura la de la ira descontrolada de los recién trasformados, ella había construido una serie de métodos de aprendizaje para que los vampiros tuvieran cualidades únicas, la de leer la mente que tenía ella y Julián, o como la capacidad de volar y la de interpretar correctamente el futuro, aunque no recibía merito o reconocimiento, sabía que gran parte de su vida seguiría ligara a esto… Sólo que ahora ya no le interesaba realmente seguir haciendo aportes al mundo vampiro, ahora quería ver que mi vida estuviera bien y si era necesario dar la espalda a su comunidad lo haría, ahora tenía una razón…
“Cuál es tu razón Laila, habla dime ¿cuál es?”…
“Pero cariño qué pregunta más absurda, ustedes… tú y tu hija, Julián y Carlo, que debo decir que el universo sí que hizo un buen trabajo juntando a los dos para que te conocieran… tu historia me ha regresado el gusto por la vida, me ha ayudado a ver más allá… ¿cómo es que no lo sabes ya?”
La miré y entendí que era cierto, mi historia la había hecho desafiar sus reglas, mi historia la había obligado a preocuparse de otros y eso era ya algo peculiar en un vampiro. Laila se había vuelto una vigilante de mi vida y yo no me había dado cuenta…
“Lo lamento… No debí decirles que no me interesaba la respuesta tras sus pruebas, pero es que fueron tan arrogantes hablando de mi frente a mi, como si no estuviera y no se conformaban con nada… Las pruebas absurdas y ese Gaius… Lo cierto es que no medí mis palabras…”
“Está bien, no me molesta lo que hiciste tal vez en tu lugar habría hecho algo similar, además siempre creí necesario enseñarte a hacer hechizos y esta es una buena justificación para que aprendas de una vez lo necesario.”
Para el amanecer, había conseguido duplicar todas las pociones que Laila había considerado debía tener a mano para enfrentar a los vampiros, las hierbas y sus usos, y una compilado de hechizos que Laila creía indispensables para sobrevivir a una batalla contra un grupo de vampiros.
La miré a los ojos y supe que estaba cansada, no habíamos comido nada y francamente no había pensado en ello, la invité a entrar y comimos en la cocina, mientras el sol comenzaba a salir por el horizonte, todavía tenía dos días más antes de lo peor, eso me hacía sentir tranquila, aún hay tiempo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario