Cuando vi a Laila incar sus colmillos
en la bolsa de sangre no me dio un leve movimiento en el estómago, era la
primera vez que la veía comer sangre delante mío, siempre se comportaba como
una vampiro civilizada, pero llevaba dos días despierta enseñadme un universo
de cosas que francamente me hacían sentir en una dimensión desconocida, durante
el día habíamos tenido que trabajar dentro de la casa, porque si bien Laila
podía estar levantada de día sin ser afectada por el sol, el segundo día sin
dormir para ella había sido extraño y no quise arriesgarme a verla arder en el
sol o lo que quiera que suceda cuando un vampiro es alcanzado la luz del sol.
“Laila tus ojos están… sangrando?”
“No es el efecto de la sangre, hace mucho
que no comía sangre de modo. Si estuviera más caliente tal vez no me verías
reaccionar así.”
“Lo lamento no se me ocurrió…”
“Es raro que digas eso, no creo que se
te ocurra tener bolsas de sangre para las visitas”-respondió riendo.
Era cierto, nunca pese a los seis años
compartiendo con vampiros, me había tocado ver a uno comer, esto en un libro de
ciencia ficción sería raro, siempre había leído del apetito voraz, de la sed
insaciable y allí tenía a Laila, tomando sangre de una vaca muerta, como quien
toma un vaso de jugo para refrescarse… era extraño.
“Bien, quiero que recuerdes que tienes
tres intentos antes de que el vampiro se acostumbre e tus movimientos y pueda
devolverte el golpe… -Laila retomo la lección de Lucida y como si hubiera
descansado toda la noche su energía era increíble, pero yo… comenzaba a necesitar
descansar, y en eso… paf! Un golpe certero en el estómago, me voto al suelo…-
Lo lamento, estas bien?”
“Si solo algo agotada, creo que
necesito descansar.”
“Bien en dos horas más retomaremos la
lección de lucha”.
“Gracias.”
Laila estaba extrañada, desde que me
había trasformado en inmortal no era común que estuviera cansada, pero tampoco
que trasnochar tres días. Después de que apoye la cabeza en la almohada no supe
más de mí, y de pronto abrí los ojos de par en par y estaba completamente
despierta… ¿Qué hora será?... mire mi reloj habían pasado solo veinte minutos,
pero no necesité más…
“Laila, estoy lista.”- dije en un
susurro y ella comenzó otra vez con la serie de golpes que debía esquivar,
hasta que sus movimientos fueron tan rápidos que tuve que adivinar donde podría
darme y acerté a la gran mayoría de ellos.
“Estas mejorando.”
No pude evitar sonreír abiertamente. La
lección duro hasta entrada la mañana, Carlo despertó y paso junto a nosotras
sin vernos, vio la nota que había dejado en la mesa de entrada y puso mala
cara, Maura despertaría en unos minutos, a veces me abismaba saber que estaba
allí y que no podía acercarme, Laila había hecho un conjunto que dividía la
habitación en dos sectores uno para humanos y otro para vampiros, él podía
pasear por todos lados y nunca se toparía con nosotras, porque estábamos en
“otra dimensión” o ese es el modo más simple que explicar el tema.
Terminaos de practicar la lucha y
comenzamos a hacer ejercicios de elongación, Laila decía que tal vez no podría
responder a un vampiro una pelea justa, pero debía ser capaz de esquivar los
golpes y para eso necesitaba ser más elástica y tener movimientos más
‘fluidos’, aunque nunca termine de entender como pretendía que hiciera tal.
A la noche estábamos en la cocina y
salimos de la ‘otra dimensión’, quise ver a mi hija y acostarla, estaba vestida
con un traje elegante y tenía el cabello recogido en un moño, tenía la mirada
baja, no quería ver el rostro enojado de Carlo, que se esforzaba por entender
como aparecía y desaparecía todo el día.
“Hola,- dije cuando lo vi entrar a la
cocina donde yo tomaba un vaso de agua- “Si tengo que tomar un café más en el
día me va a dar taquicardia.- dije para llenar su silencio, pero el no dijo
nada.
Paso junto a mí y se apoyó en el mesón,
luego de una rato me miro a los ojos.
“Porque no me dijiste que mi tarea
seria ser niñera de Maura?”
“Porque no tenía ni idea de que
demoraría tanto tiempo en resolver el tema que me estaba pidiendo Laila.”
“Vine para estar contigo.”- dijo
resuelto sin ánimo de enojo, más bien como si estuviera cansado de pelear con
su conciencia por decirlo.
“Viniste porque querías estar con migo…
y que quieres que haga, yo vine a solucionar un tema de Laila, que creí
demoraría un par de día y ha terminado siendo una semana...- si tan solo
supiera que hay detrás de todo esto… entendería?- Carlo… lamento que pases el
día solo, te prometo que volveremos a Chile este fin de semana, mañana me
confirman el vuelo de regreso.”
Carlo me miro con el rostro serio, estaba extrañado, pero no dijo nada más, solo se limitó a mirarme mientras yo tomaba agua como si fuera el mejor elixir del universo.
De pronto recordé que no había visto a Julián
desde la última prueba, pero no tenía razón para alarmarme aun…
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