Parte 53B - Desmayo
Después de esa noche Carlo ha estado pendiente de mí, no me deja mucho tiempo solo, llama cada hora y procura saber todo lo que hago, es extraño, aunque la verdad lo entiendo, él tiene miedo.
Laila ha tratado de cubrir todo los posibles problemas y creó un hechizo para que saque de mi cabeza los presagios y que estos no se acumulen porque al parecer eso es lo que provocó mi desmayo, así que las palabras se plasman en un cuaderno que tengo siempre conmigo y cuando tengo algún presagio si no está a mano el cuaderno me da por pintar o hablar como en trance.
Las predicciones se han ido intensificando, como amenaza de que lo que estoy viendo está por pasar. Yo estoy más tranquila, no he vuelto a desmayarme, no he vuelto a estar en trance y si quiero pintar no es tan fuerte la necesidad compulsiva de hacerlo. Siento que recuperé de alguna manera el control de mi propia vida.
Hace unos días, después de hablar con la pediatra de Maula, decidí que tengo que poner a mi hija en el Jardín de niños, estaba esperando a que hablara para ingresarla y habla hace más de un año, pero la verdad la única razón por que la ingresaría, es porque necesita aprender a relacionarse con otros niños, así que he recorrido parte de mi ciudad buscando un jardín que me agrede realmente y no me de mala espina, etc. Pero el proceso es lento, hemos ido a varios y al último que fui aunque me gustó, tuve una visión horrible al cruzar la puerta, así que volví a cero. Cuando regresé a mi casa, tenía la idea de que tal vez sería mejor que ponga mi propio jardín de niños, porque a este paso, no sé cuándo podré encontrar uno.
"Creía que te habían recomendado el Jardín al que fuiste hoy."
"Si, pero créeme Carlo, no es un buen lugar."
Carlo no argumentó realmente, solo se extrañaba que demorara tanto tiempo. Él estaba callado esta noche y después de esa última frase no dijo más, cuando nos metimos en la cama, lo abrace y lo bese, pero no me dejó intentar ir más allá, lo miré extrañada y luego de un rato volví a intentarlo, pero nuevamente me alejó.
"Carlo, ¿Qué pasa?"
Su mirada penetrante atravesó mis ojos, estaba con algo atorado en la garganta y no quería decirlo, de pronto sus pensamientos gritaron 'Temo perderte' y comprendí que su miedo era más profundo de lo que había imaginado.
"¿Por qué crees que me vas a perder?"
"Porque lo preguntas. ¿Cómo no entiendes?, ¿Qué acaso olvidaste que casi te mueres cuando Maura nació?"
"Carlo, ya había estado al borde de la muerte hace seis años y siete años atras, es más la última vez que casi me muero fue cuando Maura nació hace cuatro años. Para mí la muerte es un tema asumido, cualquier día puede fallar mi corazón y ya no estaré más con ustedes, cualquier día... Creía que lo sabías"
"Si lo sabía, pero verte desvanecer... Verte así... Lo siento -dijo abrazándome con fuerza y enterrando su rostro en mi pecho- no lo soporto."
Lo escuche ahogar su pena en mi pecho y lo deje abrazado a mí porque me sentí extraña explicándole que para mí la muerte no era algo tan ajeno o malo, que después de las primeras veces simplemente se vuelve un tema con el que convives y aunque lo amaba, tenía claro que podría suceder en cualquier momento, que mi nuevo estado de inmortalidad era tan experimental que tal vez no fueran más de un par de años o una eternidad, había que aprovechar todo a concho, en dos años de relación uno esperaría que ya supiera todo esto.
Lo dejé llorar y no dije nada más. Nos quedamos dormidos así, abrazados, desperté cuando lo sentí besar mis pechos y mover sus manos hacia mis caderas, desperté con letargo, pero disfrute de sus manos y sus besos, disfrute como hace mucho no había disfrutado de su cariño, atención y amor.
En la mañana estaba cantando cuando Laila tocó la puerta y agradecí al cielo porque lo hiciera, como vampira a veces omitía las reglas o normas del resto de la gente y simplemente entraba.
"Estas de buen humor hoy"- afirmó después de sentarse en la cocina y tomar en brazos a Maura.
"Si, ayer hablamos con Carlo y hoy no ha llamado para saber cómo estoy o qué estoy haciendo en toda la mañana -dije distraída-, estaba asustado y ya está más tranquilo."- terminé de decir con una sonrisa.
Laila me miró y trato de entender lo que le decía, pero no dijo nada, probablemente para ella era demasiado complicado todo lo relacionado con las relaciones sentimentales, su lejanía con su lado humano la hacía extrañarse de las cosas simples, cómo aceptar que a quien uno ama, tenga miedos y que cuando los supera eso provoca alegría.
Recordé a Julián y como su amor por mí lo había llevado a traerme a Carlo a mi vida y propiciar todo para que estuviéramos juntos, pese a que yo lo amaba y finalmente había terminado junto a Carlo, lo que me llevaba a creer que los vampiros no sabían amar o no eran capaces de hacerlo como los humanos, porque o eran egoístas o completamente abnegado y no eran capaces de mantener un equilibrio sano entre el primer y el segundo estado, así que cuando eso fue claro para mí, entendí que su búsqueda de mi bienestar no implicaba disfrutar de la vida conmigo y fue cuando me di cuenta que no podía seguir amándolo incondicionalmente, supongo que también por eso decidí tener una relación con Carlo.
De pronto mire a Laila sostener a mi hija en brazos, y todo tuvo sentido.
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