Después
de esa noche Carlo ha estado pendiente de mí, no me deja mucho tiempo solo,
llama cada hora y procura saber todo lo que hago, es extraño, aunque la verdad
lo entiendo, él tiene miedo.
Laila
ha tratado de cubrir todo los posibles problemas y creo un hechizo para que
saque de mi cabeza los presagios y que estos no se acumulen, así que las
palabras se plasman en un cuaderno que tengo siempre con migo, y cuando tengo algún presagio si no está a mano el cuaderno me da por pintar o hablar como en trance, porque
las predicciones se han ido intensificando, como amenaza de que lo que estoy
viendo esta por pasar.
Pero
estoy más tranquila, no he vuelto a desmayarme, no he vuelvo a estar en trance,
y si quiero pintar no es tan fuerte la necesidad compulsiva de hacerlo. Siento
que recuperé de alguna manera el control de mi propia vida.
Hace
unos días, después de hablar con la pediatra de Maula, decidí que tengo que
poner a mi hija en el Jardín de niños, estaba esperando a que hablara para
ingresarla y habla hace más de un año, pero la verdad la única razón por que la
ingresaría, es porque necesita aprender a relacionarse con otros niños, así que
he recorrido parte de mi cuidad buscando un jardín que me agrede realmente y no
me de mala espina, etc. Pero el proceso es lento, hemos ido a varios y al último
que fui aunque me gustó, tuve una visión horrible al cruzar la puerta, así que
volví a cero. Para cuando regresé a mi casa, tenía la idea de que tal vez sea mejor
que ponga mi propio jardín de niños, porque a este paso, no sé cuándo podré
encontrar uno.
“Creía
que te habían recomendado el Jardín al que fuiste.”
“Si,
pero créeme Carlo, no es bueno ese lugar.”
Carlo
no argumentó realmente, solo se extrañaba que demorara tanto tiempo. Él estaba callado esta noche y después de esa última frase no dijo más, cuando nos
metimos en la cama, lo abrace y lo bese, pero no me dejo ir más allá, lo miré
extrañada y luego de un rato volví a intentarlo, pero nuevamente me alejó.
“Carlo
que pasa?”
Su
mirada penetrante atravesaron mis ojos, estaba con algo atorado en la garganta
y no quería decirlo, de pronto sus pensamientos gritaron ‘Temo perderte’ y
comprendí que su miedo era más profundo de lo que había imaginado.
“Porque
crees que me vas a perder?”
“Porque
lo preguntas, como no entiendes, que acaso olvidaste que casi te mueres cuando
Maura nació?”
“Carlo,
había estado al borde de la muerte hace ocho años atrás, luego hace siete y la
última vez cuando Maura nació, para mí la muerte es un tema asumido, cualquier
día puede fallar mi corazón y ya no estaré más con ustedes, cualquier día…
creía que lo sabías?”
“Si
lo sabía, pero verte desvanecer… verte así… lo siento -dijo abrazándome con
fuerza y enterrando su rostro en mi pecho- no lo soporto.”
Lo
escuche ahogar su pena en mi pecho y lo deje abrazado a mí porque me sentí
extraña explicándole que para mí la muerte no era algo tan ajeno, que después de las primeras veces simplemente se vuelve un tema con el que convives y aunque
lo amaba, tenía claro que podría suceder en cualquier momento, que mi nuevo estado de inmortalidad era tan experimental que tal vez no fueran mas de un par de años o una eternidad, lo deje llorar y no dije nada mas. Nos quedamos dormidos así, abrazados,
desperté cuando lo sentí besar mis pechos, y mover sus manos hacia mis caderas,
desperté con letargo, pero disfrute de sus manos y sus besos, disfrute como
hace mucho no había disfrutado de su cariño, atención y amor.
La
mañana siguiente estaba cantando cuando Laila toco la puerta y agradecí al
cielo porque lo hiciera, como vampira a veces omitía las reglas o normas del
resto de la gente y simplemente entraba.
“Estas
de buen humor hoy”- afirmo después de sentarse en la cocina y tomar en brazos a Maura.
“Si,
ayer hablamos con Carlo y hoy no ha llamado para saber cómo estoy o que estoy
haciendo-dije distraída-, estaba asustado y ya está más tranquilo.”- terminé de
decir con una sonrisa.
Laila
me miro y trato de entender lo que le decía, pero no dijo nada, probablemente
para ella era demasiado complicado todo lo relacionado con las relaciones
sentimentales, su lejanía con su lado humano la hacía extrañarse de las cosas
simples.
Recordé
a Julián y como su amor por mí lo había llevado a traerme a Carlo a mi vida y
propiciar todo para que estuviéramos juntos, pese a que yo lo amaba y
finalmente había terminado juntos, lo que me llevaba a creer que los vampiros
no sabían amar o no eran capaces de hacerlo como los humanos, o eran egoístas o
completamente abnegado y no eran capaces de mantener un equilibrio sano entre
el primer y el segundo estado, así que cuando eso fue claro para mi y entendí que su búsqueda de mi bienestar no implicaba disfrutar de la vida con migo fue cuando me di cuenta que no podía seguir amándolo incondicionalmente y opté mi relación con Carlo... De pronto mire a Laila sostener a mi hija en brazos, y todo tuvo sentido...
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