La
noche se extendía por mi habitación, no tenía sueño, estaba tan cómoda que no
quería moverme aunque hace rato tenía ganas de ir al baño, su brazo rodeaba mi
cuerpo y dormía profundamente… Tenía esa sensación de que esto era familiar,
tan familiar que siempre había sido así… tan familiar, que de pronto tuve
miedo.
Nunca
me han gustado las cosas demasiado perfectas, he aprendido a desconfiar de esas
coincidencias que crean una atmósfera de calma, porque siempre duran poco y
cuando todo vuelve a retomar el ritmo de la vida, algo sucede que revuelve todo
y por lo general salgo mal del asunto.
Así que me senté en mi cama sacándome de
encima la sensación de que todo era perfecto y me levante al baño, un
escalofrió me recorrió el cuerpo, mientras me acostumbraba al frío. Salí del
baño con la mirada en el suelo, preguntándome que era lo que me molestaba y de
pronto miré al frente… Julián.
“Hola”-
dijo en un hilo de voz apenas audible.
Lo
miré y tuve vergüenza, no sé porque no podía evitar sentirla, era como si en la
expresión de su rostro, me acusara de serle infiel… ‘Infiel?, si no tenemos
nada’, me repetía mentalmente tratando de explicarle a mi conciencia que sus
decisiones eran las correctas porque a Julian no le devía nada.
En la cocina con la luz encendida, Julián espero
a que dijera algo, pero que quería que le dijera?, que esperaba que le
explicara?... Me senté en una silla junto a la mesa de la cocina, lo mire desde
donde estaba, pero no sabía que decirle.
“Te
dije que este era tu mejor futuro”- dijo sin inclemencia en la voz.
No
respondí.
“Ahora
vas a poder ser feliz, vas a vivir la vida que querías… yo… yo- volvió a decir
con la vos algo ahogada-, vine a despedirme…”
“Vale…”-respondí
desconcertada.
“Adiós.”-dijo
él mirándome y una suerte de puñalada me cruzo el pecho, creando un dolor
agudo.
Lo
mire y quise salir corriendo, pero me quede donde estaba, él se acercó, su
mirada fija en mis ojos, sus manos tomaron las mías y trate de evitar sentir el
dolor que tenía en el pecho, trate de cerrar los ojos y no ver su mirada, trate
de ordenar mi ideas y recordar porque había tomado la decisión unas horas antes, trate de recordar a Carlo, sólo que no recordaba nada, mis ideas estaba extraviadas, por el dolor que sentía en el pecho.
“Volverás?”-
logre articular y cerrar los ojos.
“No, -respondió y el dolor se agudizo- es hora de que vivas tu vida como siempre
debió ser, yo solo fui una pausa en ella, y quiero que me recuerdes como eso,
como un capítulo de tu vida que fue intenso y diferente, solo eso…”
Trate
de moverme, pero mi cuerpo no respondía, trate de elevarme y escapar, pero no
lo conseguí y mientras lo tenía a medio metro de distancia, no podía sino
sentir el dolor inmenso de mi pecho, él puso su mano en mi corazón y luego de
un segundo escuche sus pensamientos… ‘Esto me duele, más de lo que puedo
explicar... lamento que debas sentir mi dolor…’ y retirando la mano de mi pecho
retrocedió.
“Eres
una mujer excepcional, lo sabías?... no podré olvidare en dos vidas y si existe
otra después de que muera, te buscaré para vivirla contigo…”
“Porque
te vas entonces…”
“Porque no soporto verte feliz con él- dijo en un tono de voz que no le conocía, uno casi humano, rotundo y directo- no podría quedarme a ver cómo te comprometes con él, como te casas y como envejecen juntos.”
“Porque no soporto verte feliz con él- dijo en un tono de voz que no le conocía, uno casi humano, rotundo y directo- no podría quedarme a ver cómo te comprometes con él, como te casas y como envejecen juntos.”
Lo
miré y supe que tenía razón, yo tampoco soportaría verlo en medio de esta nueva
etapa, pero aun así me dolía el pecho, en ese momento recordé la 'Invitación', el hechizo que me invitaba a la comunidad de vampiros, que provocaba que yo sintiera lo que el sentía y que el sintiera lo que yo
sentía… y entonces entendí que él supo que decidí en el mismos instante en
que lo decidí y que no lo acepto hasta que me vio directamente, que no se
atrevió a entenderlo hasta que me miro a los ojos y dijo que se marchaba, porque
fue en ese minuto cuando entendió que era cierto, yo había optado por Carlo…
Lo abrasé con una
mezcla de alegría y pena que no podía definir y comencé a llorar mientras que
su aroma me recordaba otro tiempo, su cuerpo siempre un poco más frío que el
mío, sus brazos sosteniendo mi cadera, sus labios besando mi cuello... y yo en
éxtasi… Retrocedí lentamente, volviendo al presente, lo miré y supe que le
había visto lo mismo y sentido lo mismo, sonreí sonrojándome, pero él no dijo
nada.
“Déjame
alguna dirección, me gustaría mandarte noticias alguna vez.”- dije mientras se normalizaban los colores de mi rostro, ocultando mi tono triste, no quería que me recordara triste.
“No
tengo un destino fijo, pero puedes enviarme las cosas a la casa de Laila en
Colombia, ella me ara llegar lo que envíes.”
“Me
gustaría volver a verte alguna vez en la vida Julián… no me gusta la idea de
que te vayas y que olvidemos estos últimos 7 años…”
“Yo no digo que los olvides, digo que no los lamentes... ya te dije, que no te olvidaría en dos vidas- repitió mirándome a los ojos, y el dolor de agudizo-... no
lo sé, ahora no lo sé… tal vez más adelante.”
“Que
va a pasar si vienes el consejo a tratar de cobrárselas con migo por las
muertes de Colombia?”
“No
te preocupes, esta noche Laila hizo un trato con el consejo, les daría la
receta para caminar en el día a cambio de que dejaran en paz a tu familia y a
ti.”
Me
miré las manos, miré la punta de mis pies y luego levante la cabeza tratando de
enfocar la vista, pero no podía mirarlo a los ojos, era algo que me superaba,
saber ese dolor intenso era su dolor, mezclado con la esa sensación de que
estaba dejándolo atrás para olvidarlo,
me superaban, así que miré un punto indeterminado en su frente y sonreí
a media.
“Creo
que es hora de que te vallas.”
Julián
se elevó y llego hasta la ventana del living, antes de salir volteo a verme y
en un impulso, me robó un último beso, luego salió por la ventana y desapareció
en el cielo. La sensación de sus labios fríos sobre los míos y de sus lágrimas
caer en mi mejilla, me dejaron petrificada, no podía creer que esto estuviera
pasando y al mismo tiempo sabía que era lo más lógico. No sé cuánto tiempo me quede
mirando por la ventana, no escuche a Carlo que se acercó hasta mí, la noche
estaba estrellada, la bahía se veía bella y me abrazó, en ese momento recién logre
reaccionar y moverme, volví a la cama con él, me recosté sobre su pecho y concilie
el sueño escuchando su pecho latir.
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