jueves, 11 de julio de 2013

Estas en mi vida Parte 51

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

La noche se extendía por mi habitación, no tenía sueño, estaba tan cómoda que no quería moverme aunque hace rato tenía ganas de ir al baño, su brazo rodeaba mi cuerpo y dormía profundamente… Tenía esa sensación de que esto era familiar, tan familiar que siempre había sido así… tan familiar, que de pronto tuve miedo.
Nunca me han gustado las cosas demasiado perfectas, he aprendido a desconfiar de esas coincidencias que crean una atmósfera de calma, porque siempre duran poco y cuando todo vuelve a retomar el ritmo de la vida, algo sucede que revuelve todo y por lo general salgo mal del asunto. 
Así que me senté en mi cama sacándome de encima la sensación de que todo era perfecto y me levante al baño, un escalofrió me recorrió el cuerpo, mientras me acostumbraba al frío. Salí del baño con la mirada en el suelo, preguntándome que era lo que me molestaba y de pronto miré al frente… Julián.
“Hola”- dijo en un hilo de voz apenas audible.
Lo miré y tuve vergüenza, no sé porque no podía evitar sentirla, era como si en la expresión de su rostro, me acusara de serle infiel… ‘Infiel?, si no tenemos nada’, me repetía mentalmente tratando de explicarle a mi conciencia que sus decisiones eran las correctas porque a Julian no le devía nada. 
En la cocina con la luz encendida, Julián espero a que dijera algo, pero que quería que le dijera?, que esperaba que le explicara?... Me senté en una silla junto a la mesa de la cocina, lo mire desde donde estaba, pero no sabía que decirle.
“Te dije que este era tu mejor futuro”- dijo sin inclemencia en la voz.
No respondí.
“Ahora vas a poder ser feliz, vas a vivir la vida que querías… yo… yo- volvió a decir con la vos algo ahogada-, vine a despedirme…”
“Vale…”-respondí desconcertada.
“Adiós.”-dijo él mirándome y una suerte de puñalada me cruzo el pecho, creando un dolor agudo.
Lo mire y quise salir corriendo, pero me quede donde estaba, él se acercó, su mirada fija en mis ojos, sus manos tomaron las mías y trate de evitar sentir el dolor que tenía en el pecho, trate de cerrar los ojos y no ver su mirada, trate de ordenar mi ideas y recordar porque había tomado la decisión unas horas antes, trate de recordar a Carlo, sólo que no recordaba nada, mis ideas estaba extraviadas, por el dolor que sentía en el pecho.
“Volverás?”- logre articular y cerrar los ojos.
“No, -respondió y el dolor se agudizo- es hora de que vivas tu vida como siempre debió ser, yo solo fui una pausa en ella, y quiero que me recuerdes como eso, como un capítulo de tu vida que fue intenso y diferente, solo eso…”
Trate de moverme, pero mi cuerpo no respondía, trate de elevarme y escapar, pero no lo conseguí y mientras lo tenía a medio metro de distancia, no podía sino sentir el dolor inmenso de mi pecho, él puso su mano en mi corazón y luego de un segundo escuche sus pensamientos… ‘Esto me duele, más de lo que puedo explicar... lamento que debas sentir mi dolor…’ y retirando la mano de mi pecho retrocedió.
“Eres una mujer excepcional, lo sabías?... no podré olvidare en dos vidas y si existe otra después de que muera, te buscaré para vivirla contigo…”
“Porque te vas entonces…”
“Porque no soporto verte feliz con él- dijo en un tono de voz que no le conocía, uno casi humano, rotundo y directo- no podría quedarme a ver cómo te comprometes con él, como te casas y como envejecen juntos.”
Lo miré y supe que tenía razón, yo tampoco soportaría verlo en medio de esta nueva etapa, pero aun así me dolía el pecho, en ese momento recordé la 'Invitación', el hechizo que me invitaba a la comunidad de vampiros, que provocaba que yo sintiera lo que el sentía y que el sintiera lo que yo sentía… y entonces entendí que él supo que decidí en el mismos instante en que lo decidí y que no lo acepto hasta que me vio directamente, que no se atrevió a entenderlo hasta que me miro a los ojos y dijo que se marchaba, porque fue en ese minuto cuando entendió que era cierto, yo había optado por Carlo… 
Lo abrasé con una mezcla de alegría y pena que no podía definir y comencé a llorar mientras que su aroma me recordaba otro tiempo, su cuerpo siempre un poco más frío que el mío, sus brazos sosteniendo mi cadera, sus labios besando mi cuello... y yo en éxtasi… Retrocedí lentamente, volviendo al presente, lo miré y supe que le había visto lo mismo y sentido lo mismo, sonreí sonrojándome, pero él no dijo nada.
“Déjame alguna dirección, me gustaría mandarte noticias alguna vez.”- dije mientras se normalizaban los colores de mi rostro, ocultando mi tono triste, no quería que me recordara triste.
“No tengo un destino fijo, pero puedes enviarme las cosas a la casa de Laila en Colombia, ella me ara llegar lo que envíes.”
“Me gustaría volver a verte alguna vez en la vida Julián… no me gusta la idea de que te vayas y que olvidemos estos últimos 7 años…”
“Yo no digo que los olvides, digo que no los lamentes... ya te dije, que no te olvidaría en dos vidas- repitió mirándome a los ojos, y el dolor de agudizo-... no lo sé, ahora no lo sé… tal vez más adelante.”
“Que va a pasar si vienes el consejo a tratar de cobrárselas con migo por las muertes de Colombia?”
“No te preocupes, esta noche Laila hizo un trato con el consejo, les daría la receta para caminar en el día a cambio de que dejaran en paz a tu familia y a ti.”
Me miré las manos, miré la punta de mis pies y luego levante la cabeza tratando de enfocar la vista, pero no podía mirarlo a los ojos, era algo que me superaba, saber ese dolor intenso era su dolor, mezclado con la esa sensación de que estaba dejándolo atrás para olvidarlo,  me superaban, así que miré un punto indeterminado en su frente y sonreí a media.
“Creo que es hora de que te vallas.”

Julián se elevó y llego hasta la ventana del living, antes de salir volteo a verme y en un impulso, me robó un último beso, luego salió por la ventana y desapareció en el cielo. La sensación de sus labios fríos sobre los míos y de sus lágrimas caer en mi mejilla, me dejaron petrificada, no podía creer que esto estuviera pasando y al mismo tiempo sabía que era lo más lógico. No sé cuánto tiempo me quede mirando por la ventana, no escuche a Carlo que se acercó hasta mí, la noche estaba estrellada, la bahía se veía bella y me abrazó, en ese momento recién logre reaccionar y moverme, volví a la cama con él, me recosté sobre su pecho y concilie el sueño escuchando su pecho latir.

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