martes, 30 de julio de 2013

Astros y días

Y yo que creía que los astros se habían alineado para que mis penas fueran consoladas por sus manos o mis alegrías interrumpidas con su risa...
Lo extraño, a veces más y otras veces menos, ayer creía que al fin estaba lejos de mis pensamientos y de pronto un coletazo, mi hijo pregunta por él… porque pequeño no puede dejarlo ir como trato de hacerlo yo?… para bien o para mal, mi entorno no se puede controlar y los pensamiento de pequeño menos y ni los diez cigarros, ni la michelada de la noche me hicieron dormir bien, porque aunque estaba agotada después de pasar toda la trate en el cumpleaños de niños con pequeño, quería tenerlo junto a mí.
Mientras trato de olvidar sus brazos rodeándome, me pregunto ¿por qué me acostumbre a ellos si nunca fueron míos?, solo eran un préstamo algunas noches en la semana… pero me acostumbre a ellos y con eso nada que hacer. 
A ratos lo percibo tan vívidamente que me pregunto si es él quien se acuerda de mí y me provoca esta sensación de recuerdos dirigidos, pero lo cierto es que son conjeturas creadas por mi imaginación creativa, en la que por alguna razón casi no tiene defectos, cuando racionalmente sé que los tiene y entonces me doy cuenta de lo inevitables, estoy sola, lo extraño y quisiera creer que hay algo que hacer para tenerlo junto a mi… la vuelta de esta idea me recuerda las relaciones forzadas y tengo claro que nada de lo hiciera, llegaría a ser la mitad de bueno de lo que fue cuando estuvimos juntos y ambos queríamos esa realidad.
Así que me quedo dormida y despierto con mi hijo metiéndose en mi cama en la mañana, mientras que para variar estaba soñando con ese futuro juntos, que a esta alturas ya no entiendo ni cómo sería posible, y que mi sueños me dicen que va a ser junto a él, sueños que en estos días ha estado en mis sueños más de lo que realmente he sabido de él.
Así empieza la mañana del domingo me la paso arreglando las cosas de la casa, yendo al supermercado y regresando para ordenar mil cosas más mientras que mi hijo alega que no tiene que ir al jardín mañana porque está enfermo y entre las cosas anecdóticas y las rías que me provoca la excusa infantil de mi hijo, que esta mas sano que un yogur  regreso al tema que tenia en frente buscar una vivienda, así que tomo las hojas con las propiedades y las leo mientras que mi hijo cena, trato de imaginar que puedo solucionar el problema, y me siento otra vez sola, sola contra el mundo, sola contra las cosas que no puedo arreglar aunque quiera, sola con un hijo que necesita mucho más de lo que le estoy dando… Y él vuelve a mis pensamientos, recuerdo cuando todo esto estalló, estuvo aquí en casa y me dijo que no estaba sola…  para que dijo algo que no es así al final del mes?, repaso sus palabras y me da la sensación de que no se refería a él estaría junto a mi, que sus palabras otra vez eran una representación de un grupo general, no de un yo estoy contigo... 
Pero quiero olvidar que hablamos, que se quedó en mi casa y que fuimos uno, porque ahora estoy viendo números y los números no tiene sentimientos, así que respiro hondo mirando el teléfono y llamo a mi papá para buscar ayuda, la necesito, hablamos y descubro que esto me afecta tanto o más de lo que me afecta que él no esté…
En fin, cuelgo el teléfono y me doy cuenta que es hora de dormir y que no quiero hacerlo, ya logré sacar su aroma de mi cama, pero no logro olvidar su compañía y mientras mi hijo juega y reclama por tonteras, evito mi cama, cuando todo regresa a la calma de la noche y pequeño duerme profundamente, me siento en el suelo y extiendo mis piernas para elongar porque últimamente me duelen las piernas con la bici y así puedo dormir mejor en las noches, como consecuencia de esto ya casi tengo la abertura de 180 que tuve en antaño y cuando el sueño es más fuerte me meto en la cama, quedándome dormida con la tele prendida. 
Despierto cerca de las doce y apago la tele, estaba soñando pero no era con él, era con esa bebe que soñé hace tiempo, una bebé que me saluda y que cada vez que aparece en mis sueños todo cambia… y me pregunto qué va a cambiar ahora? No han sido suficientes los cambios de este año? Trato de pensar en que podría cambiar, vuelvo a recordar la última vez que soñé con ese bebé antes de irme embarcada y me pregunto si debería contarle este último sueño a mi mamá, ella siempre me ayuda a interpretarlos, mi problema es que para contarle este sueño, tendría que contarle de él y como nuestra relación se eclipso por miedos y conflictos que no se podían solucionar de inmediato, trato de relajarme y dejarte ir, vuelvo a quedarme dormida.

Así que parte el lunes con sus mil tareas, con su ritmo de despertar y cuando decido que es hora de despedirme de él porque aunque ya lo hice, quiero asegurarme de no dejar cabo suelto, para no tener excusas para pensar en él, tomo el volante que había conseguido de un quiropráctico bueno y barato, tomo el rollo de confort para devolverle el que me presto y bajo a su casa, para enterarme que no estaba… cunado regreso a mi casa, busco mis llaves y no las tenía… revisé mis bolsillos, revisé mis pantalones y nada, llegaba una vecina que con su pololo me comenzó a ayudar y finalmente cerca de media hora más tarde, llama él contándome que se está fumando un cigarro… y yo que a esas alturas me imaginaba tendría que dormir frente a la puerta lo único que atino es a decirle “Yo quiero un cigarro”, mientras que mi vecina llamaba al cerrajero que me cobraría 20 mil pesos por abrir la puerta y decido que lo mejor es despertar a mi hijo… pero después de 20 minutos tocando el timbra y tratando de abrir la puerta con tarjetas y pinzas y mil otras ideas más, entre mis vecinos y el pololo de ella, no conseguimos nada.
En eso sube él a tratar de abrir la puerta con sus llaves y continuamos la faena solos, mis vecinos se van a su merecida cena a eso de las 12 de la noche y mientras que yo empiezo a sentirme mareada por la cerveza que me habían dado para tranquilizarme, me doy cuenta que estoy completamente ensimismada, no quiero tenerlo aquí, no quiero ser responsable de que no duerma bien, quiero irme a mi cama pero mi hijo no habré la puerta… estoy mirando el suelo en cuclillas, me levanto y le pido los cigarros, pero los había dejado en su casa, lo miro e insisto, por alguna razón el termina yendo a su casa y me los trae… mientras que baja a su casa, yo lloro, tengo rabia con migo, como tan pajarito, tengo rabia con la situación… y cuando el regresa le pido me abrace, pero esta extrañado y le dijo la verdad total que mal puede hacer ya: “no me gusta que me veas llorar, por eso te pedí que fueras por los cigarros.”
Me mira y me manda a fumar, realmente lo necesitaba así que salgo a las escaleras de escape y sola porque él se queda esperando que mi hijo despierte, y yo me pregunto porque no se pudo abrir la puerta y mientras fumo, el frió me empieza a bajar las defensas, y quiero llorar otra vez. 
Bajo y regreso junto a él, me dice que mejor me quede en su casa, lo miro tratando de entender porque siempre me ayuda, porque esta con migo a la una de la mañana tratando de abrir la puerta de mi casa, y tiene razón, aunque me siento culpable y la peor persona del mundo por dejar a mi hijo solo en mi casa, por haber olvidado revisar mis bolsillos antes de salir, así que le aviso a mi vecina quien llama al conserje para que si despierta y estamos durmiendo llame a su casa y luego bajamos.
Entro sintiéndome una intrusa y no puedo creer que vallamos a dormir juntos, no puedo creer que este en su cama, me acuesto tiritando de frío  el se cambia de ropa, pero cierro los ojos, es suficiente con que tenga que soportarme y ayudarme en esta situación, se pone un pijama abrigado y me abraza, comienzo a descansar en sus brazos, la tibia sensación de que estoy protegida, me embarga y cierro los ojos.
La noche es extraña, aunque lo tengo junto a mí, no quiero provocarlo y sé que él no quiere provocarme, no sé porque tengo la sensación de que compartió con alguien más esta intimidad, pero sin pruebas me guardo mis preguntas y en este completo silencio me trato de quedar dormida junto a él. 
Trato y trato… pero ni él ni yo podemos conciliar el sueño… trato de quedarme quieta, trato de cerrar los ojos y hundirme en su aroma simplemente disfrutando de estar aquí, porque quiero ver el lado bueno de todo este lío y quiero creer que no va a pasar nada malo.
Pero no podía dormir, y cuando estaba empezando a dormir, el se movía o me asustaban las imágenes de mi cabeza y volvía a despertar, así que aunque primero no tenía la intención lo juro, después lo único que quería era tenerlo, ser uno…. Y cuando todo acabó, no tenía sentimiento de culpa alguno, tenía miedo porque mi hijo se despertara pero para eso había puesto el reloj y sé que me despertaría a la hora. Finalmente me quedo dormida abrazada a él, y despierto con el ruido de mi teléfono, aletargada solo cuatro horas más tarde.

Me despido y por alguna razón no logro abrir la puerta, subo a casa y tengo la sensación de que todo va a estar en calma otra vez, espero cerca de una hora frente a la puerta de mi casa, que mi hijo abra, porque aunque toco y golpeo la puerta no se despierta, para cuando lo hace y abre, me acuesto en mi cama buscando refugio del frío que me hace tiritar de pies a cabeza y dejando de lado mi conciencia, que me reclama por haber olvidado las llaves, abrazo a mi hijo como si fuera plena noche y cierro los ojos... Y yo que creía que los astros se habían alineado...
MGD

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