La edad de un vampiro
Debo admitir que aunque no me obsesioné con él, cada vez que Frederic hablaba, sentía esa necesidad de escucharlo incansable, los días pasaban entre cosas de la casa, las visitas de los hermanos y mis salidas por la ciudad, había dejado otra vez de hablar con los míos y esta vez me sentía responsable de no hacerles tiempo en mis días.
Como gran cosa logré encontrar un jardín para Maura, finalmente el jardín infantil que había recomendado Viviana fue el elegido, la energía en ese lugar era increíble, una mezcla de paz y tranquilidad, que se proyectaba desde las educadoras hasta la dueña del lugar y créame eso es mucho que decir, después de haber recorrido media ciudad en busca de un lugar cuya calidad humana y vibratoria fuera buena.
Las buenas noticias se acompañaban de las cosa no tan buenas, un par de veces olvide colgarme la libreta en la muñeca y tuve esos episodios extraños de trance que me que agradan porque me fastidian lo que quiera que estuviera haciendo, también me pasé un día entero pintando un cuadro en blanco y negro… Aunque debería decir en gris y negro, casi no había otro color, las escena era la cara de alguien en penumbras, con mechones sobre la cara… Para se término del mes, tenía treinta y dos pinturas, cinco libretas llenas y Carlo preocupado, ahora que ya tenía claro que no era Julián mi problema o distracción y que lo que me tenía retraída tenía que ver con estas cosas nuevas como predicciones y pinturas, en su mente giraban preguntas del tipo, ¿Cómo es que mantiene su buen ánimo?, sé que no podría poner en peligro a Maura, ¿Está bajo mucho estrés? y ¿Sería bueno llamar a Julián para que la ayude?.
Y en las noches cuando nos encontrábamos bajo las sábanas, olvidaba todos sus miedos y me amaba como si este fuera el último de sus días, con esa mezcla de locura y júbilo que le conocí desde el día uno. Estábamos construyendo nuestra vida juntos y dentro de todas las particularidades que teníamos, todo parecía encajar.
Debo admitir que despertar en medio de la noche y escuchar gritos de otro momento es lo más extraño que me ha pasado, desde que esto de las predicciones se agudizaron. Hablé con los cuatro hermanos sobre el tema de que podía predecir para humanos y vampiros, como conclusión general después de revisar las libretas entre todos, todos concordaron que lo más probable era que eso se debiera a que era inmortal, así que tenía tanto de un lado (los vampiros) como del otro (los humanos) tenía toda mi humanidad y eso explicaba mi capacidad de predicción amplia. Es necesario explicar esto, porque cuando anteriormente había hablado de predicciones con Laila, ella me explicó que los vampiros con esa capacidad, solo podían predecir una cosa a la vez, por ejemplo sobre humanos y en otro día de vampiros, por eso cuando la pitonisa hablaba del futuro de Carlo y no mio de de Julián, debió implicar a Carlo en el viaje a Colombia, pero yo tenía la capacidad de predecir indistintamente de quien fuere o que fuere, porque simplemente predecía, claro que igual la pitonisa tenía una ventaja, ella podía escoger qué ver, en cambio yo recibía todo y no tenía modo de controlar nada, ni la importancia, ni la intensidad de esa información que pasaba por mi cuerpo como si se tratara de un receptor de energía universal.
Había estado hablando y hablando sobre todos los temas que eran importantes, pero le daba vueltas ese detalle y no sabía si era prudente hablar o no de los primeros vampiros, había evitado decir directamente lo que pensaba, así que la pregunta que no quería formular en voz alta salió al paso pasada la primera semana de agosto, cuando Laila mencionó que Gaius era tan viejo como ella.
“Si está prohibido hablar de los primeros vampiros, ¿Cómo saben quién es el vampiro más viejo en un determinado lugar?”- pregunté esperando que esto no estuviera prohibido.
“Lo sabemos porque los conocemos y porque se siente la diferencia de edades… no sé cómo más explicarlo”- respondió Demeter.
“¿Tiene una capacidad de presidir la diferencia de edad de los vampiros que los rodean?...”- dije asombrada
“Tiene un nombre, se llama ‘Continuidad’, claro que se dice en otro idioma, uno que está extinto, pero creo que todos estamos de acuerdo en que ‘Continuidad’ es una buena traducción.”- respondió Odette.
Los miré asombrada, ellos podían percibir la diferencia de edad de un vampiro… Pero no podían hablar directamente del tema, no podían buscar a los más viejos o preguntar por ellos, era algo contradictorio.
“¿Mercurio es más viejo que ustedes?”
“Si- dijo Fedaric- es mayor que yo, pero no sé qué tanto realmente, podría ser unos cien años, o unos cincuenta tal vez.”
“Y por ser un vampiro mayor, él tiene algún privilegio?”- pregunté tratando de entender cómo funcionaba este tema.
“Se le debe respeto, pero ese respeto no es gratuito, tiene que ganárselo y retribuirlo de algún modo. En antaño, un vampiro mayor podía proteger a los más jóvenes y a cambio tener un grupo que lo cuidara, o cuidara de sus bienes… recuerda que antes no había un modo tan simple de comunicación o seguridad como hoy.”
Miré a Laila y supe que era obvio, el respeto tenía una retribución… ¿Pero cómo afectaba a los otros? ¿Por qué cada vez que hacía una pregunta terminaba con más interrogantes?...
Los hermanos se miraban como si discutieran algo y de pronto Odette se sentó frente a mí y tomando mis manos me pidió cerrar los ojos, solo cerré los ojos y vi proyectados sus pensamientos en mi mente, las imágenes algunas en movimiento y otras como fotos, describían cómo se volvía un vampiro, una secuencia que de verdad no imaginé y que no era simple de procesar me dejó mareada …
Cuando estaba abriendo los ojos sentí que muchas de mis dudas estaban resueltas, era claro que había aprendido mucho con ellos, pero por qué tenía la sensación de que lo que me había mostrado ya lo sabía? Me levanté y caminé a la sala, puse los cuadros en orden y de pronto todo tuvo sentido… Las escenas que había estado pintando… La escena en gris y negro…
“Por qué no me lo dijeron antes?...”- pregunté atónita mirando a los cuatro hermanos frente a mí, me miraron en completo silencio y entonces termine de entender todo, el pánico se apoderó de mí, las manos me temblaban, la garganta se me contraía y las lágrimas caían por mis ojos sin pena sino que impotencia…. ¿Por qué?
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