Parte 47 - Practicar y practicar.
Esa noche Laila estaba extraña, no creo que estuviera cansada de mentir como yo, que ya parecía una excelente actriz, dando las excusas más certeras y simples a todo tipo de cosas, Laila estaba distraída… Extrañada… No sé...
Horas antes había tenido que escuchar a Carlo darme una cátedra sobre lo que no había hecho en toda la semana y la conversación no parecía terminar, así que tuve que mentir otra vez.
“Carlo, me voy a dormir, estoy francamente agotada con todo esto. Cuando tenga el tema de los pasajes te voy a avisar, si salgo temprano dejaré una nota y prometo tratar de pasar tiempo con Maura, pero créeme no tienes idea del lío que estoy tratando de resolver para Laila.”
“Eres… “
“Tu mejor amiga Carlo, eso soy- y clavé mis ojos en sus ojos- me quieres y no vas a discutir más conmigo, confías en mí.”- él asintió con la cabeza y se fue a su pieza. Yo subí por las escaleras y me fui a ver a Maura quien dormía, acerque mi mano a su manito y tomó con fuerza mi dedo, la verdad la extrañaba, pero ella entendería el día de mañana que todo esto lo hacía por salvarla.
Estaba a punto de entrar a la ducha cuando Laila atravesó hacia mi realidad, si es que se puede decir así…
“Debes venir conmigo.”- dijo en un tono serio, pero calmado
“Laila, estoy desnuda y voy a bañarme, necesito una ducha.”- respondí fastidiada.
“No necesitas venir conmigo ahora.”- dijo en el mismo tono.
“Hasta donde sé, todavía puedo hacer lo que quiera…”
“Debes venir conmigo.”
Después de vestirme ante la atenta mirada de Laila, camine con ella y cruce a la otra realidad. Partimos practicando lucha, pero la vencía tan fácilmente que me crucé de brazos.
“O me dices que está pasando o me voy a tomar mi ducha caliente, que siento que me hace falta.”
“Niñita insensible…”
“¿De qué me estás hablando?”
“De Julián…- dijo y luego me miró con rabia- de Julián que vino voluntariamente para estar en tu caso y ahora está preso, está siendo juzgado y es probable que muera a causa de tu inmadurez… De eso te estoy hablando, tú crees que los vampiros somos insensibles, pero no es así, yo conozco a Julián hace tantos años que es parte de mí y ahora lo voy a perder por culpa tuya…”
“Lo están juzgando, lo tienen detenido… por eso no volvió a la casa… pero Laila yo…”
“Tu nada, tu no entiendes que las palabras tienen consecuencias y que las consecuencias las puede pagar cualquier persona, a mí no me van a tocar, porque no existen pruebas de relación entre nosotras, pero a él… Él que pidió tu membrecía honoraria, él que te ha amado desde que te salvó la vida… te salvó la vida y tú, ¿cómo le retribuyes…?”
Laila cayó al suelo llorando, sus ojos tenía lágrimas y sangre, que rodaban por sus mejillas separadamente, su rostro se deformaba de la pena, se veía vieja, triste, sola… yo no supe qué hacer, me habría acercado a ella, pero la verdad es que no podía moverme, había dado unos pasos hacia atrás mientras hablaba y no podía reducirlos, estaba simplemente paralizada mirando la escena más extraña de este día, Laila llorando.
Cerca de diez minutos más tarde el cuadro era otro, ella se levantó, se secó las lágrimas y comenzó a hablar como en la mañana, determinada a ganarle a su gente. Yo trate de poner todo de mi parte, estaba agotada, pero no importaba si la vida de Julián corría peligro, tenía que enfrentar a esos vampiros y ganar, para salvarlo, después entendí que eso era lo que Laila quería, cuando me dijo ‘niñita insensible’, que yo salvara a Julián del lío en el que lo había metido.
Practicamos hasta la madrugada, en alguna parte de mi cabeza estaba la pregunta de que si tenía esta conexión a través de la invitación, tal vez yo también podría encontrarlo como él podía encontrarme y aparecer junto a él. Elongando, para ser más flexibles, volvíamos a hacer acrobacias por el suelo y cielo, esquivando golpes, dando golpes y volando, pensando casi nada para estar en ese presente donde debía concentrarme en aprender todo lo que pudiera.
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