lunes, 13 de enero de 2014

El encuentro

Tener la cabeza clara no significó entender lo que estaba sintiendo… y eso es raro. 
Para todo efecto práctico estaba en el mismo ritual de apareamiento que antes, pero en este ahora había un algo que no cuadraba, un algo que faltaba y entonces el simplemente lo dice… sus palabras tenían esa rabia contenida y esa excitación que le revolvieron las neuronas al punto que ella sintió la distancia del tiempo, la simplicidad de la verdad y el inevitable “como no me di cuenta antes…”

Todo termino con el mismo esplendo de siempre, pero ella estaba callada, él se recostó y ella quiso quedarse junto a él para simplemente descansar y aunque estaba abrigada por su brazo fuerte, ella estaba a mil kilómetros, tanto que el creyó que se había quedado dormida… cuando en realidad meditaba si debía o no hablar, serenando sus pensamientos y dejando a flor de piel la tranquilidad de un después… su conclusión, no podía decirle nada ahora, ella era demasiado vulnerable en ese estado, él estaba aún extasiado, mejor dejar las cosas así.

Se levantó y se fue a lavar, él se quedó recostado solo, en medio de la noche rememorando sus emociones ella se sintió sola, se miró al espejo y trato de sonreír… había estado con él, la había amado con más pasión que antes, la había hecho llegar más lejos que nunca, le estaba permitido todo y aun así ella no podía terminar de saber que le hacía querer irse lejos de allí ahora mismo.

Él se levantó y ella se alejó, no quería hacerlo, pero lo hizo, se fue por las suyas y gracias al azar tenía un refugio en medio de la nada de la cocina, donde poder escapar de su nube personal… “lo estoy haciendo a propósito… esta es mal… y si le digo lo que veo?”…

Se quedó allí hasta que el llego preguntándole si lo había llamado… ella se sintió extraña, pero le negó, solo lo había estado llamando con el pensamiento, nunca pronuncio su nombre en voz alta. Él le dijo que la había escuchado nítidamente y entonces… entonces todo encajó otra vez en su cabeza.

Se despidieron después de un breve juego inútil de quédate, que él no le gusto porque le recordaron a otros que no eran como este, sólo un juego… y ella solo se alejó recordando que no vale la pena decirle que ella es diferente a las otras si él no lo ve. Se despidieron en la puerta con un beso en los labios que la dejo en la nubes y trato de no hacer uso de sus capacidades para hacerlo sentir lo que ella tenía en el cuerpo, porque eso la hacía sentir mal a la larga, el debía ser quien sintiera lo que tenía en el cuerpo y ella solo esperaba que fuera el mismo deseo de más…

“Te voy a extrañar…- dijo camino a su cuarto- te estoy extrañando ya.”

En su cabeza el dilema comenzaba a tomar forma con las protestas psicológicas de su cabeza... Como regresar en el tiempo y decirle que lo estaba amando otra vez… Como decirle que ella sentía en su furia y palabras, que el también la amaba... que ahora tenía sobre la piel esa misma sensación de antes? Como no sentir que este era ese punto de encuentro que les daba una segunda oportunidad aunque ninguno de los dos lo supiera entender exactamente y nadie lo estuviera sugiriendo…


Se quedó dormida abrazada a por su aroma que la rodeaba como antes, con la sensación de que estaba volviéndose propiedad privada de alguien y no queriendo serlo, pero aun así todo lo que había hecho en este último tiempo iba hacia él… y no podía evita preguntarse si él sentía lo mismo, que de pronto ella le pertenecía… 

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