miércoles, 29 de enero de 2014

Mi Vida (parte 1)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Estaba mirando la ventana y mi reflejo me asustó, mi cara estaba pálida, mis ojos ojerosos, no me veía bien, pero no me sentía mal. Después de estos días de revelaciones lo único que quería era volver a la calma. Mi mamá no paraba de llamar, quería saber si estaba bien, que se supone que le responda, que no? Como le digo que todo ha cambiado en mi vida después de su confesión? Como le explico a ella y a todo mundo que de pronto soy parte de una sociedad secreta, yo que quiero ser algún día conductora de TV…. Yo que quiero ser alguien en este mundo y que nunca entendí que mi madre mantuviera ese bajo perfil… tan fuera de lugar...

El teléfono y mi sonrisa a medias, mi hermano me dice que va a pasar por mi casa, estoy cansada de las visitas y solo quiero espacio para dejar mi ira se apodere del lugar hasta que se agote… por la ventana veo su auto estacionar junto a la vereda.

“Hola bella.”
“Hola, pequeño, te vez bien, me gusta ese color en ti.”
“Gracias, me lo regalo Julián hace unos días.”

Se me heló la sangre… Julián ese era el inicio de todos mis problemas…

“Que pasa, no me vas a invitar a tomar algo?”
“Te ofrecería algo pero quiero que te vallas.”
“Vamos Maura... ¿Qué pasa?”
“Es que no te das cuenta… en serio no te das cuenta que pasa?”
“Hermana, has hecho muchas cosas y has dicho más cosas contradictorias en los últimos cinco días, que en toda tu vida. Ahora quiero estar contigo, creo que necesitas que hablemos y eso quiero hacer.”
“Está bien, pasa, vamos a poner el agua a hervir.”

Aquiles toma asiento en la mesita de la cocina y me mira.

“Maura, alguna vez has pensado que habría sido de nuestras vidas si ellos nos hubieran dicho toda la verdad desde un comienzo?”
“Hermano, no lo he pensado… solo he pensado que hay mucho que podríamos haber hecho y que no haremos con todo esto.”
“Siempre te ha gustado enrollarte con tonteras. Maura, eres 50% inmortal, entiendes eso?”
“Si, lo entiendo y no me gusta.”
“Que rayos no te gusta? No envejecer? No poder vivir unos 100 años completamente joven?”
“No, no me gusta que nunca podre ser famosa, estudie periodismo Aquiles, quería hacer TV, quería ser corresponsal de guerra, quería… quería ser alguien que dejara una huella en esta tierra y ahora me voy a tener que conformar con ser alguien y ya.”
“Maura, vez el vaso medio vacío, como diría mamá, échale agua y te olvidas. Quien te dice que en unos años mas no puedas hacer algo, tal vez puedas ser corresponsal de guerra unos diez años antes de que la gente note que no envejeces y luego retirarte, dejar una huella como quieres, pero no morir en la gloria, sobrevivir a ella… no se te ha ocurrido que siempre los homenajes son post mortum, que pasa si a tu puedes cambiar esa condena de la TV?... aun puedes hacer mil cosas hermana, pero a ti te da con pegarte contra la pared porque no era tu plan, bien has otro y listo… adáptalo. Que tan complicado puede ser?...”

Mi hermano siguió hablando, pero lo cierto es que no lo escuchaba, algo de lo que me decía me ayudaba a pensar que en realidad no era tan malo todo y era claro que podría hacer mucho más de lo que esperaba si solo buscaba como hacerlo. El teléfono de casa me saco de mis ideas, Aquiles contesto, hablo algo animado y luego colgó.

“Nos invitan a salir los papas, dije que iríamos… porque vas también cierto?”
“Claro, dame unos minutos para arreglarme y voy.”
“Que quieres arreglar, eres bella hermana, deja la farándula para cuando haya que estar alerta, ahora vamos.”

Aquiles me tomo de la mano y me saco de casa, apenas y alcance a tomar mi bolso y en la puerta estaba Julián… ese Julián… porque cada vez que lo vía me provocaba una sensación de ira?

“Vamos?”
“Si, vamos.”

Mis padres estaban en el restaurant esperándonos, la mesa era para diez personas y aunque habíamos hecho cenas granes, entre mis primos y nosotros, lo cierto es que eran demasiados puestos para la pura familia.

“Maura- dijo mi mamá acercándose lentamente- que bueno que vienes, hoy es un día muy especial”.- me da un beso y me abraza suavemente, pero su energía me atraviesa, estaba contenta de verdad de verme así que le sonrió y me siento junto a mi papá.
“Hola pequeña”- mi papa me besa en la frente y sonríe.
“Todos están llegando- dice mi madre y de pronto tenía frente a mí a cuatro personas que no recocía del todo- siéntense donde gusten, espero que el viaje haya sigo agradable.”
“Claro cariño. Fue muy bueno.”- respondió una de las mujeres que no parecía ser mayor que yo.

Cuando todos estuvieron sentados en torno a la mesa, la sensación de que esto era conocido me invadió de pies a cabeza, Aquiles miraba a todos interesado, pero para mí ellos eran algo más que simples conocidos. El último en llegar fue Julián…

“Bueno, creo que lo mejor es que se presenten cada uno, los chicos no se acuerdan bien se ustedes… ha pasado mucho tiempo parece…”- la voz de mi madre era alegre, pero como sabía que yo los recordaba?...

“Mi nombre es Demeter- dijo uno levantándose de su asiento y haciendo una reverencia- ellos son mis hermanos.”
“Yo soy Odette”
“Yo soy Laila”- el modo en que dijo su nombre parecía cantarlo y me pareció algo tan familiar que no pude evitar sonreírle.
“Yo soy Federic”- dijo él y mi corazón salto en mi pecho, me miro y luego sonrió.
“Yo soy Maura”- dije a modo de saludo.
“Lo sabemos- respondió Julián- ahora me toca explicarles porque los conoces. Laila es mi creadora.”
“Y la mía- dijo mi mamá- ella fue quien me dio la vida que tenemos hoy, ella y sus hermanos.”
“Creo que lo están tomándolo mejor que yo cuando me entere de toda la verdad de los cinco.”- dijo mi papa bromeando.
“Creo que los recuerdo…”- dije sin siguiera darme cuenta en voz alta.

Después de unos veinte minutos de hablar, comencé a recordar algunos detalles, mi hermano se fue a sentar junto a Laila y Federic se sentó junto a mí y me tomo la mano.

“Como esta mi pequeña?”
“Ya no soy tu pequeña, ahora soy una mujer.”
“Nunca alcanzaras mi edad pequeña, siempre seré mucho mayor que tú, -respondió divertido- pero eso no me responde la pregunta: ¿Cómo estas?”
“Esto es tan raro… que no sé, bien creo.”
“Tus ojos están más tranquilos, en la tarde estuviste tan triste, que estuve a punto de atravesar a hablarte.”

Lo miré perpleja… de que me estaba hablando? Yo estuve sola toda la tarde y de pronto no hubo sonido alguno y mire a mi alrededor estamos solos, pero podía ver perfectamente a todos, como si estuviera mirando por el marco de una ventana o una puerta, ellos del otro lado… o algo así.
Me levanté de la silla asustada y esta se calló al suelo, pero nadie lo escucho, la mano de Federic estaba aferrada a la mía y en eso, mi mamá cruza la puerta y nos habla... me estoy volviéndome loca?

“Federic, mi hija está asustada, deja de jugar, ya tendrás tiempo para enseñarle estas cosas, ahora regresen.”
“¿Cómo lo supo?... ¿cómo?”
“Tu madre es telepatá.”
“Pero… ¿cómo?”
“Ella conoce el “otro lado”, que es como llamamos a esta dimensión. Quieres que te explique o quieres que regresemos?”
“Yo… no lo sé… es tan silencioso aquí.”
“Bien, hace años, creamos un acceso para tu madre a esta dimensión, aquí podemos movernos sin que nos vean y si volamos o hacemos algo que este fuera de las reglas no hay problemas, ella tuvo que entrenar mucho para poder desarrollar sus capacidades y proteger a tu familia, por eso conoce nuestro secretos… recuerdas que “aparecimos” rente a ustedes?
“Si… “
“Bien, veníamos de aquí, al cruzar al otro lado uno simplemente aparece en el lugar. Hace años tu cruzaste por error y nos llevaste a otra dimensión, una que no conocíamos y donde nosotros los vampiros no podríamos ver nada… así que tu madre te mantuvo alejada de todo esto por tu propia seguridad, si atravesabas sola, ella no sabía si podría ir a buscarte para traerte de regreso, porque solo tu podías llegar a ella… eras muy pequeña cuando decidió mantener el secreto.”
“Eso parece lógico… pero ella nos vio, como supo dónde estábamos?”
“No nos vio, nos sintió.”

Porque tenía que enterarme de tantas cosas en tan poco tiempo, mi cabeza estaba por estallar.

“Necesito un poco de aire”

Federic, tomo mi mano y la besó, su rose me pareció algo extrañamente tranquilizante. Luego volvimos a la realidad, mi hermano estaba riéndose con una anécdota que le contaba Laila, reía tan fuerte que me pareció extraño al comienzo y tarde unos segundos en adaptarme al sonido.

“Bien cenemos.”- dijo Odette y los platos aparecieron en la mesa.

Mi cabeza daba vueltas y mire a Federic con la sensación de que estaba por desmayarme. Cuando abrí los ojos estaba en la otra dimensión con el sosteniéndome en brazos.

“Clama, respira hondo.”- dijo mientras me abrazaba, no hacía el menos esfuerzo en tomarme en brazos y aunque no soy una chica grande, tampoco soy tan delgada…
“Gracias”- dije mientras miraba el suelo.
“Quieres que te baje?”
“No, sólo quiero saber porque no haces un esfuerzo por tomarme en brazos… es que pareciera que no pesara nada…”
“Porque para mí no pesas nada.”
“Eso sonó extraño.”
“Digo que para mí eres muy liviana.”
“¿Qué eres?”
“Soy vampiro.”

Mi cabeza comenzó a girar otra vez, no me agradaba decir que esto era lo que estaba pasando… pero eso fue lo que dijo y yo… por alguna razón no me dio miedo, solo algo de curiosidad.

“Bebes sangre humana?”
“No, no la necesito.”
“Como no la necesitas, alguna vez si la necesitaste?”
“Creo que necesitas tiempo para entender todo, así que ahora te diré que alguna vez sí y que gracias a Laila ya no es así. Laila nos cambió la vida a todos en realidad.”
“Pareces más joven que ella.”
“Ella es mi hermana menor, yo soy el mayor de los cuatro.”
“Todos son vampiros?”
“Si”


Cerré los ojos y apoye mi cabeza en su pecho, este hombre o vampiro tenía una presencia tan grata, que me deje llevar por el mientras me mecía y de pronto… sus labios se apoyaron en los míos y no sé por qué no pude resistirlo, todo parecía desaparecer junto a él… pero yo no soy así y mi corazón latía tan fuerte…

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