martes, 20 de junio de 2017

Quiero…

Quiero… no tengo idea que quiero, hace días que me pasa que quiero comer algo y cuando lo cómo me parece que no es lo que quería, o quiero tomar algo y no tampoco. Tengo la sensación de que quiero algo y no logro saber que es lo que quiero.

Tal vez tenga algo que ver todo lo que está pasando, con todo lo que no he dicho para ser precisos, entre medio de un giro del destino, el padre de mi hijo volvió al escenario del presente y mi hijo ha empezado a hacerme preguntas que no puedo responderle sin retomar el pasado. Las primeras preguntas que me hizo y que me dejaron en silencio (si ocurre que algunas cosas me dejen sin palabras), fueron todas juntas: “Que pasaría si mi papá viene a Chile mamá?, ¿volveríamos a ser una familia? ¿Tú te casaría con él de nuevo?”

La verdad que pasaría si me paro frente a ese cristiano, no lo sé, probablemente lo salude. Pero que ocurriría después no tiene nada que ver conmigo, a mí no me interesa en lo más mínimo hablarle, solo tener una relación cordial en la que podamos coexistir, porque somos ambos padres de este pequeño cachorro que merece lo mejor de ambos. Ahora, volver a ser una familia… nunca hemos sino una familia o siempre lo hemos sido, depende de cómo se mire, porque no vamos a ser una familia que viva bajo el mismo techo, seremos la misma familia que somos siempre, el su padre y yo su madre, independientes y unidos porque él existe. Por último, nunca hemos estado casados, quizá eso es lo más complejo de explicar a un niño de 8 años y la respuesta es no, yo no me casaría con su padre y su padre no está interesado en mi de ese modo tampoco, él tiene una novia y una vida en común con ella.

Pero en la cabeza de un pequeño de 8 años, que no termina de entender que su mamá sea fría frente al hombre del que tiene un hijo, es tal vez lo más extraño. Porque para pequeño, los papas se tienen que amar, y si las parejas que constituyen una pareja o se casan si deben amarse o al menos intentarlo, pero su padre y yo tuvimos una historia bajo circunstancias muy particulares y en honor a la verdad, nunca hubo proyecciones, nunca se planeó un futuro, fue una relación vivida en presente que se inició y termino en tiempo presente. Es más si pequeño no hubiera venido a este mundo, probablemente sería un recuerdo, lo que puede ser tremendamente injusto para él y al mismo tiempo nada quita que lo ame y quiera darle lo mejor del mundo.

¿Pero cómo decirle esto a un niño?, ¿Cómo decirle que lo amo y al mismo tiempo que su origen no tiene ese peso que suelen tener los orígenes? no es una historia de cuento de hadas, no hay un caballero que haga una gran cruzada por mí y que en un principio su padre ni siquiera quiso admitir que este era su retoño, o que años mas tarde, entre las miles de vueltas de la vida, fue este mismo blog, el que lo trajo de regreso a nuestro presente...

La siguiente pregunta fue mas extraña para mi que las anteriores.
“Mamá, ¿qué dijo mi papá la primera vez que me vio?”, luego de pedirle una aclaración me pregunta, “¿Mi papá estuvo cuando yo nací?”.

 Lo miré a sus ojitos y le dije con la mayor dulzura posible: “Hijo, yo estaba con tu abuela Titi y tu madrina que estaban esperando que tu nacieras, tu abuela, mi mamá, entro conmigo al parto y me acompañó hasta que naciste. Tu papá no estaba.”
“¿Por qué no estaba mi papá?”

Y la respuesta es tan simple, pero no fui capaz de decirle una respuesta tan dura, en vez de eso me salí por la tangente. “Hijo, esto ya lo sabes, tu papá no ha estado nunca en Chile.”
“Nunca ha venido?”
“No, y ya hemos hablado de esto hijo, ¿en serio quieres que te lo recuerde todo?”
“No me acuerdo mamá.”
“Tu papá nunca ha estado en Chile y apareció en nuestras vidas cuando tenías 4 años. ¿Te acuerdas ahora?”

Miro el suelo y supe que se acordaba, se acordaba de todo lo que pasó ese año, pequeño vivió muchos cambios drásticos, llegó a la capital, paso de estar media jornada en la escuela de lenguaje a estar todo el día en el jardín infantil mientras yo trabajaba, paso de vivir en una casa grande con patio, a un departamento de 1 dormitorio con mucho ruido de la calle. De no haber visto u oído a su padre jamás, a hablar por primera vez con su padre y otras mil cosas más…

Así que retomando el inicio de mi relato, quiero algo y no sé qué es, tal vez quiero evitar que mi pequeño se le rompa el corazón otra vez como hace 4 años cuando su papá anuncio que vendría y no llegó, quiero algo y no puedo traducir al castellano que es, porque tal vez no quiero algo para mi, sino para mi hijo y esa sensación es mas difícil de entender y de desentrañar, me revuelve el apetito y a ratos me deja pegada mirando mi café, no esto lo que quiero, ¿que es entonces?

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