miércoles, 14 de marzo de 2007

Cuidad Capital 5

El ruido era constante, un agudo vibrar y varios pulsos eléctricos, como si me trataran de traer desde otro sitio, me dolía el cuerpo entro, nunca desee decir cosas similares en mi vida, pero de verdad me dolía todo en exceso, y por alguna razón no pedía hablar, apenas abrí los ojos vi a mi hermana sentada junto a mi cama, se levanto haciendo aspavientos y gritando “Doctor!”, casi como si abrir los ojos fuera algo del otro mundo. No sabía donde estaba, no sabía que hora era, no sabia nada de lo que debiera saber, algo andaba mal.

Sus ojos intensamente brillantes le devolvieron la alegría, allí estaba bien, había abierto los ojos, signo de conciencia, devolviéndoles a todos las esperanzas. Para el, todo había sido de modo extraño poco ortodoxo, había conocido a sus padres, a sus hermanos y hasta a la mejor amiga, de paso se entero que ella había charlado con sus amistades de sus breves encuentros, y al igual que el tenían mil cosas que hablar, como sus horarios de oficina, no eran para nada compatibles.

Esa mañana había sido todo casi perfecta, la luz intensa de un vidrio era ultimo que recordaba con sentido lógico, tenía la idea de haberlo visto a el, si junto a mi llorando y creo incluso haberlo escuchado reclamándole a Dios que jamás hubieran hablado. Estaba tendida sobre la cama de un hospital, como fue que llegue aquí?. Mi hermana intento explicarme que estaba mejor, que algo había pasado y que esperaban que no tuviera secuelas... secuelas de qué?, poruqe no me explicaba nada, yo quería levantarme de la cama irme a casa, volver al trabajo, que paso con mi trabajo, cuantos días llevo aquí? Porque nadie me responde mis preguntas.

La habitación fría del hospital, el podía notar la distanciaba un poco mas de cerca, las ideas de verla junto a él en el café como la había imaginado mil veces, porque no la conocía, porque no habían hablado, porque cuando tuvieron esta oportunidad, que por lo que se entero más tarde era de cuatro horas que había pedido lobres, cuatro horas completas para ambos.... y tenía que haber algo malo, claro sucedió todo esto. Entre Dios y sus destinos había algo que los acercaba y alejaba como eterno juego de fuerzas, quien ganaría?. Le dolía no saber como era que de pronto la perfecta desconocida de sus diarios paseos en el metro, era ahora una amiga entrañable, una mujer a la que deseaba junto a el, con amor, con ira, con todo su ser.

La familia que ya había adoptado por familiar a este perfecto desconocido, lo invitaban el café de las interminables tardes de espera, y a veces dúrate la madrugada se veía al padre de ella en el pasillo hablándole de las travesuras de su hita testaruda de ahora treinta años. Las charlas rodeaban todos los tópicos, menos porque no habían hablado antes, una sola vez la mejor amiga tuvo el desatino de directamente decir algo así como “Es que si hubieran hablado antes nada de esto hubiera sucedido”, y las lagrimas silenciosas quebraron a todos por dentro y hasta el padre de ella que no simpatizaba con el, le puso la mano en el hombro y le pidió que lo acompañara a pasear por el hospital, así fue como el padre paso a simpatizar con el, a acompañarce y charlar.

Lo mire a los ojos y logre levantar mi brazo, tocarme el tuvo que tenía en la garganta, la enfermera que apareció pocos segundos después solo dijo “Exhalar lentamente”, y yo sentí como si me hubieran despegado un cinta adhesiva de la garganta y ardor terrible en la faringe, pocos segundo después un ataque de tos y luego pude respirar por la nariz, creo que llevaba dos semanas conectada a las maquinas, tal ves mas tiempo. Sus manos cubrieron mis manos heladas y supe que todo estaría bien. Ahora si podríamos hablar.


Mak

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