lunes, 5 de marzo de 2007

Cuidad Capital

El sonido era inconfundible, los tacos de madera contra el suelo de baldosa simplemente retumbaban en el anden, las pocas personas que estaban cerca no veían nada raro en este simple hecho, quizá porque solo a el le producía alguna idea esa unión de hondas sonoras en su mente...

La sonrisa en los labios, las manos a los costados moviéndose ligeramente, sus ojos mirando el suelo, la misma idea de ayer solo que hoy mas elaborada, tal vez se atreva a pensar en un modo de decirle lo que pensaba... o solo sonreiría intentando acordarse del elaborado plan de acción que había ideado en los últimos treinta minutos.

Juntos en el anden del metro solo hubieron las clásicas miradas de soslayo que intentan hacer algo con el tema de conocerse y dejar de lado la complicada situación, el llevaba cuatro semanas llegando media hora antes a su trabajo y ella levaba las mismas cuatro semanas llegando tarde. Al fin llego el metro, con su calor húmedo y ese olor que caracteriza a la capital, se sentaron juntos como lo habían hecho desde antes reconocerse, y estuvieron en silencio, ella saco su libro de Jean Aurel, el sus fotocopias del ultimo proyecto.

Salio por la puerta con mil preguntas que no formuló y con las manos apretadas, quería darse bofetadas en la cara... Otro día más, la sonrisa a medias por saberse mas cerca y lejos de lo que tenía que saber, la abstrajeron del gris panorama. Por su parte, el seguía preguntándose “tenía que ser así, si tenía que ser así”. Las manos sobre las piernas, los ojos pendientes de la ventana y las luces del túnel.

Mak

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