lunes, 28 de noviembre de 2011

Fin de semana de mar

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Me agrado el fin de semana, se me llenaron los ojos con el mar y la briza cálida de la costa. Aunque no lo creía necesitaba a la familia, dormí mil horas, anduve de aquí a allá entre regaloneo y mimos, me sentí en paz y disfrute.
Por alguna razón que no alcanzo a procesar, no disfruto de las cosas simples en la capital, a veces siento la felicidad plena de tener lo que quiero y la angustia de no poder disfrutarlo o compartirlo. Aquí la gente anda tan alterada, que si uno sonríe o está loco, o anda bipolar… y las viejas se psicopatía en la micro, las mamás esconden a sus hijos e incluso los buenos cometarios como “qué lindo es su hijo” son mirados con cierto desafío e incredulidad de parte de las madres… a mi me encantaba que me dijeran que me hijo es lindo, no solo porque yo creo que es el niño más lindo del mundo, sino porque es agradable que los demás reconozcan lo que uno ve en el chico.

En fin, he pasado de la paz absoluta y la calma, a una especie de alegría contenida y sincera critica al medio. Me rio por todo, desde los enojos de la señora por pasar a no se donde, porque no hay espacio, hasta las peleas de los transeúntes por que las micros no pasan nunca a la hora y una debe esperar entre 10 a 20 minutos de incertidumbre. A veces me pregunto porque si saben que las micros demoran no hacen un esfuerzo y se ajuntan el horario, tan grave es ser previsor?, tan malo es dejar de quejarse y empezar a entender que no se cambia el mundo por hablar mal del él, sino por aprender y sacarle provecho?, son solo cinco minutos más, lo sé porque llego a las 8.55 y alcanzo la micro, llego a las 9.00 y espero entre 10 y 20 minutos… ósea saquen molde…

Si mi tiempo es importante, así como el suyo, porque cree la gente que quiero pasarlo hablando pestes de algo? Yo disfruto las tardes, el calor del verano, el trayecto a casa, como otros no? Acaso no ven que pese a todo lo adverso, esta es una ciudad de contrastes, de tecnologías y ruinas, de edificios nuevos y viejos, de colores y sombras que según la luz del día nos cuentan sus historias… porque está bien yo soy soñadora y puedo cerrar los ojos y soñar con las maravillas del tiempo, pero sin soñar, es una ciudad de contrastes… no los ven, no los reconocen?
Insisto, estoy en un estado de risa contenida por el absurdo del mundo que me rodea, me pregunto si me iré a contagiar de esa plaga de malas palabras y críticas a lo absurdo, etc.
Maca en la Capital

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