martes, 25 de febrero de 2014

Recuerda sonreír

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Silencio, calma, esa que le incomoda y poco sueño, tenía las manos en el rostro, porque no quería ver su figura frente al espejo, no le gustaba lo que veía, ojos cansados, mirada perdida, facciones contraídas por el dolor y un cuerpo que distaba del que ella recordaba… que pasó con aquellos tiempos en que se miraba sin pudor vestida y desnuda?
Claro eso fue en otro tiempo, uno pasado, uno casi olvidado.

El silencio… todo en calma, esa calma que no le gustaba ni un poquito. Volvió a la cama y se trató de quedar dormida, pero no lo conseguía… que paso con las noches que apenas tocaba la almohada se dormía?... si son de ese tiempo… tiempo en que no importaba si había corrido una maratón o solo había estado sentada frente a la TV, solo se dormía… Ahora su mente estaba llena de fantasmas, sus sueños eran pálidos recuerdos y no era capaz ni de predecir su propia desgracia, como fue a llegar a este punto… si fue la vida, o debería decir fueron las decisiones que asumió en su vida, las que la alejaron de las tardes de risas con puras cosas absurdas y sin sentido, de las cartas eternas y con significado, de las miradas alegres al caminar y de la compañía… porque eso era lo que más extrañaba, la compañía de otros, la gracia de saber que había alguien más independiente de que ese alguien estuviera ocupado en sus propias cosas.

Se durmió y no despertó más, sus manos estaban relajadas sobre su pecho, parecía entregada a la muerte con más calma que cuando se había enfermado hace dos años atrás, parecía complacida porque al fin se iba, claro que se olvidaba de que yo estaba aquí, que yo la quería ver una vez más para despedirme de ella que para retenerla en este presente.

La lleve a su tumba con la sensación de que faltaba tanto por contar, quería saber tantas cosas, quería sus respuestas, pero ya no las tendría… la tarde de su entierro, había una multitud, todos los que alguna vez la conocieron o estuvieron con ella la recordaban por sus chistes y animo de vivir, era tanta gente que estoy seguro le habría gustado, la mirada de todos era de pena, mientras que ella bajaba a la tierra y entonces… entonces me dio miedo, quise abrazarla otra vez, me caí al suelo y alguien me sostuvo, lloraba con tanta rabia… porque se fue sin verme… porque no la alcancé a verla una vez más… que tiene de malo querer estar con mi mamá?

Desperté en mi cama, mi abuela me llevó un té con azúcar, que aunque saber nunca me ha gustado, me dijo que debía tomar, así que lo hice. Mi hermana me abrazó cuando me vio despierto, ‘lo lamento’ susurró a mi oído, ella tampoco había alcanzado a llegar, la miro y sonrío, le extiendo un trozo de papel que había encontrado esa mañana junto al velador de su cama, la nota escueta que nuestra madre dejaba, solo decía “recuerda sonreír.”, y sus iniciales mas abajo, mire a mi hermana en silencio, ella solo lloró. La tarde fue dura, hasta que una de las tantas personas que la conocieron comenzó a hablar como lo hacía ella a veces, de cosas triviales y relevantes, con ese ánimo y seriedad que se rompía por una broma o alguna cosa más seria y con un ritmo de voz suave y nos hizo olvida que no estaba con nosotros mientras hablaba.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario