martes, 7 de marzo de 2017

ruido mental (p2)

Pasaron días, entre los que no tuve tiempo de entender nada, mi cabeza funcionaba entre este ruido intenso que me generaban los acontecimientos, hablé con personaje, con mi mejor amigo, con la almohada, conmigo misma… nada me ayudaba a relajarme del todo.

Por un lado, Él volvió y se fue echando chispas, por otro lado, no era capaz de ver a la cara a Personaje y terminé diciéndole parte de la verdad para desahogarme y el respondio con calma para mi sorpresa, mientras que uno de mis conocidos quiso recordarme que en otro tiempo fui más desprendida o dijo despreocupada... y mientras mi corazón de trataba de hacer escuchar, caigo en cama con fiebre, termino una semana en cama, con ida hasta el hospital, dormir mucho, etc. Mis emociones por fin se calmaron.

La verdad creo que fue porque lo único que pude hacer, fue dormir… no comía, porque aun cuando la comida atravesaba mi estómago, terminaba en pocos minutos en el caño, no soportaba olores, no vi a nadie además de mi reflejo en el espejo y la doctora que me atendió.

Así fue como partí vacaciones, en medio de la calma obligada. Pasaría una semana más antes de volver a pensar en ellos, antes de preguntarme que quería hacer y como quería hacerlo, antes de pensar en el sentido de sobrevivencia que me seguía haciendo ruido mental, o el amor propio que me destrozanba la conciencia, aun que confesara algo, no era capaz de salir libre de nada de lo que hubiera alrededor y de pronto recordé la narración casi explicita que ya había publicado… Rayos!

Me quedé sin palabras, traté varias veces de escribir algo, comencé a leer un libro e incluso volví a ver series, haciendo algo así como maratones en las noches de insomnio, porque no era capaz de descansar por mucho que estaba agotada.

Partimos a la ciudad Jardín con mi hijo y de pronto, todo comenzó a calmarse, parecía que nada me hubiera ocurrido salvo la indigestión, ya no tenía más ruido mental. Salía todos los días, sin itinerario, sin preocupaciones, me divertía sintiendo el viento frio y haciendo lo que se me ocurriera, comer algo rico, meterme al mar con mi hijo, hacer castillos de arena o simplemente tenderme mirando a lo lejos como mi hijo jugaba con un niño al que acababa de saludar a hacer castrillos.

La semana pasaba y entre las conversaciones con él y las pocas palabras con personaje, empecé a distanciarme de la sensación de que todo estaba mal. No tenía una decisión respecto de nada, salvo de disfrutar y eso así todos los días, disfrutaba de caminar por las calles tranquilas, de hablar con mi hijo de las cosas más simples.

Volvimos a la capital, no tengo idea porque partí hablando con el ese miércoles desde las 11 hasta las 3 de la mañana o porque en vez de sentir que estaba mal, simplemente me reía de sus intentos inútiles por esquivar una respuesta directa, con sus frases inconclusas que dan lugar a la imaginación o a la interpretación y que en serio nunca he sabido porque las dice o si imagina que yo se las creía, pero hablamos mucho, tanto que le dije lo injusto que era él pretendiera que yo tenía que conformarme con él y la vida imaginaria, porque no estaría realmente a mi lado, o realmente conmigo, o realmente nada…

Por su lado, personaje estaba desaparecido de viaje y no supe de él hasta que volví a mi rutina, admitiré que en serio me cuesta entrar en mi rutina, volverme esta suerte de monja mojigata, que no se ve femenina para no atraer a los viejitos octogenario que intentan hasta con una silla y a la vez seguir siendo yo, mujer de treinta y tanto, viva y libre.

Cuando la primera semana de trabajo concluyo, empecé a sentir por primera vez que podría tomar una decisión, pero antes de eso, le di una oportunidad a él y en ese minuto fue algo que no medite mucho, simplemente se lo dije, “si me quieres en tu vida, empieza a demostrarlo”, claro que esta frase tubo mil reclamos y una argumentación de cerca de 15 minutos, para que entendiera que no es una imposición, no es una teoría, ni pretendía probarlo, solo quería que entendiera que le estaba diciendo que no siento que realmente le interese por mi y que hay cosas difíciles que se vuelven más ligera de comentar si uno está hablando durante el día con el otro o puede hablar tonteras y luego cosas serias, porque al final si las cuatro palabras del día implican una difícil, quien querría decirlas, así me fui hasta preguntarle “Hay alguien más en mi vida”, cosa que él no supo responder y debí recordarle que hay, personaje que es soltero, que si me habla de todo durante los días, al que si veo con cierta regularidad y que es de mi edad.

Ese viernes, concluyo una semana muy extraña, alegre y triste, la muerte de mi tío bisabuelo me dejó con la sensación de recibir un combo en el corazón, cada vez que lo recuerdo lloro y cada vez que lloro sé que es de egoísta, el Tío como lo llamamos todos, estaba mal hacía un mes y al fin descansa, pero no podía evitar la sensación de estar enterrando parte de mí con el tío, parte de mi familia, y yo no quería enterrarla, así que luché todo el viernes y el sábado con la sensación primitiva de “es mío, no te lo lleves” que tenía en mi pecho, hasta que el domingo leí el post de una de las nietas de mi tío bisabuelo, “él tío está descansando, está con su viejita y la familia está tranquila.”, fueron sus palabras las unicas que me tranquilizaron.

Mientras dejaba pasar esta pena, miraba mi presente, si pudiera imaginar algo de mi futuro hoy, sería seguir mi vida sola, ninguno de ellos es capaz de acompañarme, pese a decirles expresamente que necesitaba un abrazo, o verlos, no los vi y no sé si esta independencia emocional en la que vivo sea la mejor del mundo y francamente no sé si signifique una vida entera sola, sólo entiendo que me parece que el destino me recuerda que estoy sola y he vivido sola un buen tiempo, las mismas razones por las que hace un año no era capaz de soportar más la ambigüedad de él, son las que me hacen verlo con distancia y la misma razón que me genero el interés por personaje, (yo quería conocer a alguien) es la que me dice “puedo irme”.

El ruido cesa, las emociones se enfrían, el cariño o amor se pueden apagar y mientras eso sucede yo sigo adelante, ¿quién dijo que el destino no traerá algo divertido para continuar este camino acompañada?

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