miércoles, 27 de mayo de 2020

Y si renunciaran todos? (P. 06)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara


Entre la salida del sol y la mirada de mi amiga, sentía que había una suerte de presagio de que algo bueno ocurriría, llevo unos días aquí y lo hemos pasado de verdad bien, tener con quien hablar o simplemente ver una película ha sido un alivio, aunque tuve mis dudas sobre el carácter de Cris, lo cierto es que estamos tan bien, que cuando supe que tenía que salir esta mañana a entregar los planos impresos del proyecto, tuve ganas hasta de decir que no iría.

Cris se había acostumbrado un poco a pedirme el desayuno, porque normalmente me levanto más temprano que ella, pero hoy nos habíamos despertado a la par y estábamos viendo la salida del sol, cuando me pregunta "Panqueques?" y nos hachemos a reír.

Desayunamos ese típico desayuno americano de panqueques, huevos revueltos, fruta y café, que aviso no es algo que coma a diario, pero que es realmente llenador. Terminamos de ordenar la mesa y mientras lavaba los platos y hablábamos de la película que habíamos visto la noche anterior, llamó mi jefe para coordinar la ida a la oficina a buscar los planos impresos.

Cris, no estaba muy feliz con la idea de que saliera, me pasó los guantes de latex y aprovechamos de compartir un uber hasta el supermercado, porque ella tenía que comprar cosas para la casa, después de todo, las dos comemos más que una sola. Íbamos muy bien tapadas, yo con un pañuelo cubriendo mi pelo, una mascarilla y los guantes de látex, ella agregaba una mascarilla plástica transparente que se han vuelto muy usadas por lo que veo en la T.V., pero que sigo sin entender del todo para que las usan.

Llegue a la puerta de la oficina a la par de Claudio, el abrió la puerta y caminamos hasta la sala de ploter, donde estaban todos los planos impresos y en el suelo, mientras revisaba que había y en que orden, mi jefe aprovechó de husmear por la oficina vacía, cuando terminé de doblar los planos y encontrar una carpeta corporativa para guardarlos uno a uno, fui a buscar a mi jefe que figuraba mirando por la ventana un nido de pájaros que estaba vacío.

"Que pasó?" pregunté extrañada.
"Nada, se deben haber ido por el otoño."- respondió mirando el nido vacío.

Salimos de la oficina y nos subimos al auto de mi jefe, que condujo con moderada tranquilidad hasta la oficina donde debíamos entregar los planos, la carpeta completa del proyecto, avance y correos de aprobación de los planos, era un dossier un poco grande de documentos dentro de un gran sobre de papel de roneo con su respectiva etiqueta de destinatario y timbre de despacho de la ofician que había puesto cuando pasé por la recepción. Me bajé yo y hablé con quien recibió todo, para luego volver a subir al auto.

"¿Por qué no tienes auto?"- dijo de pronto Claudio.
"Es en serio?"- respondí sin mirarlo.
"Si, es en serio, eres arquitecto hace unos 5 años en la firma, ¿cómo es que no tienes auto?"
"Puede ser porque no me habías subido el suelto en 4 años? porque me pagas la mitad que a los arquitectos de genero masculino que has traído a la oficina? o tal vez porque no compro nada a crédito y ya tengo una hipoteca que usa mucho de mis recursos..." - respondí molesta.
"¿Cómo sabes cuando le pago a los arquitectos que he traído a la oficina?"
"Porque me lo han dicho, porque he visto por error sus papeletas de pago y porque en general los hombres presumen su sueldo, sobretodo cuando creen que soy una pasante y no la jefa de un equipo."
"Eso parece que es algo que ha ocurrido mucho..."
"Lamentablemente me veo mas joven de lo que soy Claudio, eso implica que me pregunten '¿Y cuando termina tu práctica? muy seguido.'"
"Eso tiene más que ver con como te vistes"
"Bueno, debiste decir algo si te parecía que mi atuendo no era acorde a las normas de conducta de la oficina"
"No dije eso Lotero."
"Que estas diciendo entonces?"
"Tranquila Loreto, después de esta pandemia, las cosas van a cambiar en la oficina, creo que has demostrado que hay mucho que cambiar."
"¿De qué estas hablando?"- lo miré por primera vez mientras manejaba, pero no respondió.
"¿Dime donde te dejo?"- dijo seriamente.
"Voy a casa de una de mis ex compañeras de universidad en Ñuñoa, tomaré Uber de regreso".
"No es necesario, voy camino a allá."

El resto del camino no emitió comentario, cuando llegamos a Chile-España con Suecia le pedí que me dejara allí, no era la dirección de Cris, pero no quería seguir en el auto, estaba incómoda, no tengo claro que habrá pasado en la cabeza de Claudio, pero algo me molestaba y francamente no tenía ganas de pensar mucho. Pedí el Uber mientras miraba las nubes del cielo que estaban cargadas, hace mucho que no he visto llover en Santiago, divagaba mientras esperaba, es primera vez que no tengo mi teléfono móvil en la mano mientras que espero el Uber... es raro no poder sacar el teléfono porque "puede recibir una bacteria", mi conductor llegó rápido y no pude hablarle mucho, nadie te avisa que la mascarilla hace que uno habla casi en susurros y de verdad no le entendía nada, así que opté por guardar silencio.

Mi amiga había llegado un buen rato antes, me había pedido que llegando me sacara la capa externa de ropa y la pusiera en la canasta de ropa sucia para lavarla, luego que me fuera directo a la ducha, donde me esperaba una muda de ropa limpia (que había dejado antes de salir) y mi toalla. Mientras me sacaba los zapatos y la primera capa de ropa me daba vueltas las palabras de Claudio, "Eso tiene mas que ver con como te vistes"...

Bañada, vestida y con el pelo seco, me acerco a Cris y le cuento la conversación con Claudio, ella me queda mirando y sólo se limita a decir:

"Tal vez se refiere a algo que no has pensado Moni, nunca usas maquillaje, ni tacos, ni ropa muy formal, también usas colores muchos colores, creo que eres la persona mas colorida que conozco, eso no es lo común en una oficina en Chile. En mi ex-oficina por ejemplo el color principal de todos los que trabajan allí era el negro."

Es cierto, me carga el negro, es más uso colores como verde, rojo o azul siempre busco estén combinados, pero nunca he usado negro. Pero no iba a cambiar mi modo de vestir por una oficina, eso jamás, va contra mis principios.

Pasamos una semana tan tranquila y agradable que no me dí ni cuenta y era lunes otra vez y tenía que volver a salir de casa, lo cierto es que Cris es una excelente compañía, hablábamos casi de todo, si no quería cocinar ella, cocinaba yo, ella armaba un menú simple y económico, porque aunque ya estaba trabajando, tenía la idea que era mejor economizar y buscar las mejores alternativas para ambas, lo bueno es que eso no implicaba privarse de nada.

Salimos con calma en la mañana había que ir al supermercado y luego a ver las verduras, finalmente iríamos a ver si encontrábamos con una chica que hacía mascarillas que Cris había visto en Instagram y que las diseñaba a pedido con tela realmente bellas. Todo salió bien, así que no esperaba lo que ocurrió cuando volvimos a casa.

MGD

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