jueves, 28 de marzo de 2013

Día a Día (Parte 4)


Si me hubieran dicho que iba a correr tanto, que estaría más tiempo viajando por la ciudad que en la casa de mi tía, jamás habría dicho que bueno, a esto se le suman las horas extras, la distancia y que en esta ciudad las cosas están hechas para que uno viaje de un lado a otro en paralelos, hay pocas calles que  crucen estos paralelos y además hay que considerar que es verano y que la vida en capital cambia drásticamente, hay menos micros y por lo tanto más posibilidades de llegar tarde… y me carga llegar tarde.
Debo admitir que me sorprende lo bien que responde a muchas cosas mi pequeño, corre con migo, no suele hacer pataletas y si quiere hacer algo diferente a lo que se le propone lo dice y no se queda en medio de la calle llorando como antes, además de verdad responde muy bien a todo.
Es viernes de la primera semana y estoy tratando de ajustarme al nuevo horario, pero tengo tanto tiempo que dejo los platos sucios y me voy a dormir a las 10 porque francamente estoy agotada. Despierto y el blakout de la cortina no da cuenta de que hora es realmente, así que miro el reloj las ocho, así que voy a la cocina y hago la leche de pequeño, voy a por mí desayuno y me quedo dormida masticando un trozo de pan, para cuando despierto otra vez estoy más desconcertada que dormida, porque hace años que no me quedaba dormida comiendo… Luca esta tan dormido como yo, pero ya son las 11 y es mejor despertarlo o no va a dormir de noche.
Armamos un almuerzo rápido y vamos a caminar por el parque que hay cerca, han pasado cosas extrañas desde que llegué a la casa de mi tía, tengo la sensación de que mi abuelo esta con migo, y en varias ocasiones me he pillado pensando en mi abuelo y mi abuela, si historia es bastante particular y su amor por lo tanto también, mi abuelo dejo a su mujer y diez hijos para quedarse con mi abuela y vivieron juntos hasta la muerte de ella, mi papá es el mas chico de los cuatro hijos que tuvieron juntos, y a veces me cuando mi papá habla de su familia, me da la impresión de que hay mucho que no se dijo, mientras que en mi familia, mi madre y mis hermanos, nosotros nos lo decimos todo, lo bueno, lo malo, lo que podemos cambiar. Esa franqueza que nos caracteriza no la compartieron mis abuelos, y creo que mi abuelo de algún modo quiere que algo se diga, o tal ves es solo mi impresión.

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