Si me hubieran dicho que iba a correr tanto, que estaría más tiempo
viajando por la ciudad que en la casa de mi tía, jamás habría dicho que bueno,
a esto se le suman las horas extras, la distancia y que en esta ciudad las
cosas están hechas para que uno viaje de un lado a otro en paralelos, hay pocas
calles que crucen estos paralelos y
además hay que considerar que es verano y que la vida en capital cambia
drásticamente, hay menos micros y por lo tanto más posibilidades de llegar
tarde… y me carga llegar tarde.
Debo admitir que me sorprende lo bien que responde a muchas cosas mi
pequeño, corre con migo, no suele hacer pataletas y si quiere hacer algo
diferente a lo que se le propone lo dice y no se queda en medio de la calle
llorando como antes, además de verdad responde muy bien a todo.
Es viernes de la primera semana y estoy tratando de ajustarme al nuevo
horario, pero tengo tanto tiempo que dejo los platos sucios y me voy a dormir a
las 10 porque francamente estoy agotada. Despierto y el blakout de la cortina
no da cuenta de que hora es realmente, así que miro el reloj las ocho, así que
voy a la cocina y hago la leche de pequeño, voy a por mí desayuno y me quedo
dormida masticando un trozo de pan, para cuando despierto otra vez estoy más
desconcertada que dormida, porque hace años que no me quedaba dormida comiendo…
Luca esta tan dormido como yo, pero ya son las 11 y es mejor despertarlo o no
va a dormir de noche.
Armamos un almuerzo rápido y vamos a caminar por el parque que hay
cerca, han pasado cosas extrañas desde que llegué a la casa de mi tía, tengo la
sensación de que mi abuelo esta con migo, y en varias ocasiones me he pillado
pensando en mi abuelo y mi abuela, si historia es bastante particular y su amor
por lo tanto también, mi abuelo dejo a su mujer y diez hijos para quedarse con
mi abuela y vivieron juntos hasta la muerte de ella, mi papá es el mas chico de
los cuatro hijos que tuvieron juntos, y a veces me cuando mi papá habla de su familia,
me da la impresión de que hay mucho que no se dijo, mientras que en mi familia,
mi madre y mis hermanos, nosotros nos lo decimos todo, lo bueno, lo malo, lo
que podemos cambiar. Esa franqueza que nos caracteriza no la compartieron mis
abuelos, y creo que mi abuelo de algún modo quiere que algo se diga, o tal ves
es solo mi impresión.
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