Había olvidado, como era
tener más de una situación compleja en mi vida, digamos que aunque Julián es un
vampiro que trata de adaptarse a la vida de una mortal y yo tengo el cáncer
controlado, hace casi dos años fue la última vez que tome este libro y escribí
de él y de nosotros, porque no pensé necesario retomar nada de lo que nos ha
pasado, somos una pareja bastante normal… para mis padres por lo menos, pero hay
en mi vida algo que está faltando y las cosas han cambiado…
Hace una semana mi
hermana menor nos contó a todos que estaba embarazada, en una cena que organizo
con su pololo en casa de mis padres y el problema surgió cuando mis padres,
luego de felicitar a la joven pareja voltean a mirarnos... yo no dije nada y
Julián si pensó algo, como es su característica, no lo hiso notorio, por mi
parte mientras la mirada de mi padre me examinaba, no pude evitar pensar
“Hijos! -aterrada- ¿Nosotros?”.
Ya de regreso en casa
Julián me preguntó si quería volar, pero no tenía ganas, me abraso y beso mi
cuello, pero tampoco tenía ganas de lo otro, y me miro intrigado. Lo cierto es
que si pienso en el futuro, si pienso en tener familia, pero mientras él sea mi
pareja, esa perspectiva no existe, así que la había olvidado prácticamente. Me
tendí sobre la cama y él se puso a volar sobre mí, jugo con mi pelo, beso mi
frente y me dejó sola cuando supo que no diría nada. Hace tiempo que sabe que
no me gusta hablar si no tengo claras mis ideas, así que él espera hasta que el
tema salga de mi boca, aunque estoy casi segura que ha intentado hacerme hablar
con hipnosis, alguna vez, no puedo comprobarlo.
Sentado en la ventana,
su mirada está concentrada en un punto del cielo, parece que ve algo más allá y
por primera vez desde que llegamos a la casa, habla.
“Me querrías decir
para donde vamos como pareja?”
Y parece que el
percibe que tengo un pensamiento que me complica así que se sienta y espera
mirando paciente mi rostro.
“Para donde quieres
ir?”, repite.
“Julián, yo… espero
hacerte feliz”
“Y que pasaría si tu
felicidad pasa por ser madre?”
“¿Apoyarías mi
decisión de ser madre?
“Yo… este… yo” -no
podía creerlo, Julián, mi Julián estaba sin habla.
No dijo nada, y luego
de un rato se excusó, lo miré salir por la ventana, habría jurado que estaba
pálido, pero considerando que es muy blanco, no dije nada. La noche fue larga y mientras ordenaba libros y
cosas de mi escritorio, encontré una carta de mi médico de Santiago, donde
decía que los niveles de vitaminas de mi cuerpo ya estaban normales y dado mi
historial, recomendaba tener familia lo antes posible. ¿Creerá el medico que no
puedo vivir sin un hijo? Miré el sobre tenía el timbre del laboratorio y estaba
fechado hace casi año y medio atrás, en realidad no podía enojarme con mi
médico, había sido una de las pocas personas que reconocía la naturaleza
extraña de mi relación con Julián y no la idealizaba como las enfermeras que
siempre consideraron que mi pololo era una suerte de caballero de antaño, casi
mítico a eso se le suma que en algún momento las enfermeras de una hospital
hablaron con las del otro y contaron como es que Julián había pasado semanas
junto a mi dejando de la do trabajo y familia, para solo cuidarme, cuando me
había encontrado en la calle accidentada.
La mañana fue larga,
al medio día me sentía cansada y me fui a dormir, desperté al atardecer y
mientras abría los ojos me pregunté porque no había llegado Julián,
generalmente a esta hora ya está en casa a mi lado, lo iba a llamar cuando sonó
el timbre, era una persona de chile express que traía una carta certificada,
firme el recibo y cerré la puerta subiendo las escaleras abrí la carta que con
letras claras decía “Cariño, tengo que ausentarme un par de días.”, firmaba
Julián.
Mire el sobre y note que
la letra aunque parecía perfecta tenía un par de vueltas más, y para una
persona acostumbrada a la caligrafía impecable de Julián, esto era extraño,
pero tal vez era sólo idea mía, ya había tenido que salir a sus reuniones
anteriormente, el no daba grandes explicaciones y tampoco le preguntaba nada.
Abrí la ventana y sentí el olor del mar, la tarde concluía con sus armoniosos
colores y me recosté frente a la tele. Vi una serie de detectives, otra de
acción y finalmente me quedé dormida, como a media noche me desperté de
sobresalto.
Abrí la carta y la
leí, recordé que Julián siempre decía que las cartas había que leerlas a la luz
de una vela y como tenía una a mi lado, la encendí, cuando puse el papel frente
a ella, apareció un plano en tinta más suave, un plano desde mi casa hasta algún
lugar, pero no lograba imaginar cual, sería, las pocas palabras que me llamaban
la atención hacía una especie de circulo sobre el plano, indicándome el destino
que él deseaba que buscara… que planeó ahora?
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