jueves, 28 de marzo de 2013

KRT al fin!


Frances al fin lo consiguió, su hermana va a cuidar a Luca esta noche y saldré a carretear.  Así que revisar el guardarropa, donde está la pollera bailarina, o la pinta de chica sexy que estoy buscando… nada, debería comprare algo sexy definitivamente. En fin, mi amiga que insiste en que debo ir a buscar diversión más seguido y aires nuevos o por lo menos un hombre que me haga bailar, ha hecho todo lo posible los últimos dos meses por que salgamos y siempre pasa algo, la vez anterior, me había caído en la calle por ir distraída y me quedaron dos moretones en las rodillas, después me invito pero no tenía plata, después me dijo que ella no tenía plata… en fin.
El universo conspiró y este fin de semana es al fin la gran fecha de salida, aunque debo admitir que salí un rato en viña el fin de semana anterior, con mi abuela a ver la playa y disfrutar del atardecer. Pero de carrete como tal, recién hoy. Fran va a llegar como a las once y con su hermana que va a quedarse con pequeño, me pregunto si Karen podrá quedarme mañana y atender la leche de las 8 de la mañana o si yo llegaré a las 8 para darle la leche y echarme a dormir…. Pero no quiero preocuparme es muy raro que todo calce en mi vida, para tener tiempo para mí misma y que eso no implique robarle tiempo a otra cosa como el sueño.
Vestida, lista para salir y con mi hijo en el 5° sueño, espero a mi amiga y mientras tanto me miro en el espejo del baño, me veo flaca y me siento cómoda, dos cosas que son interesantes. 
Fran toca la puerta despacio y entre con Karen, le explico los más general y nos vamos, salimos a la calle, llevo mis tacos de 12 centímetros que adoro, porque me veo de 1.72 m y con mi amiga hablamos del lugar al que vamos a ir, hace tanto tiempo que no siento esta ansiedad en la guata… Llegamos y alcanzamos a entrar sin pagar, Frances pide en la barra un trago y yo me pregunto si será bueno que me fume un cigarro, últimamente no estoy fumando, pero estoy ansiosa, así que prendo uno y comenzamos a hablar, mi amiga me hace reír, nos reímos de nuestras vida y de pronto me siento más liviana, no hay mucha gente pero estoy más tranquila, la noche empieza como a las dos de la mañana y el lugar está lleno de gente, alguien me saca a bailar y le digo que sí, solo para variar un poco.
Bailo sin mucho ánimo, tengo ganas de bailar con alguien que sepa bailar con alguien que me tome de la cintura y me dirija, en eso alguien toca mi hombro. Y que haces tú aquí? Mi pareja de baile se queda parado y le doy las gracias, me voy hasta la barra con él, Fran se queda bailando, Jorge me mira y se ríe, “no sabía que te gustaba la cumbia”. Yo me río y le respondo que él no sabe muchas cosas de mi. Lo miro, se ve distinto con ropa de calle, suelo verlo con terno y corbata, trabajamos en el mismo piso, pero no lo conozco realmente.
“Estás sola?”, me vuelvo a reír, le muestro a Fran y el asiente con la cabeza, el ruido de la música es tan alto que no se puede hablar, le pregunto a gritos si quiere bailar, pero responde que todavía no. Me quedo un tato junto a él y mientras saco un cigarro alguien ofrece su encendedor y me sorprende una sonrisa amable, Jorge está mirando la pista de baile, el que me ofrece el fuego me invita a balar. Me despido dejándolo solo y parto a la pista, este hombre alto y distinto a los chicos que hay aquí, me parece familiar, tal vez me recuerda a alguien. Bailo parte de la noche con el, me río con sus preguntas, pero no le respondo ninguna y cuando finalmente me pregunta mi nombre le digo otro, total no tengo intención de verlo otra vez, pero él me mira y dice: “tu nombre es Macarena.” Lo miro a los ojos, y algo me dice que lo conozco… es raro nunca encuentro a nadie conocido en la capital, quien será, mi expresión de contrariedad lo hace reír, luego me dice su nombre… pero no logro recordar haberlo conocido. 
Después de otra canción me despido un poco asustada y otro intrigada. Fran esta con Jorge en la barra, ellos ya se conocían así que no me parece raro, Fran le habla a gritos y Jorge se acerca para preguntarle cosas, me siento intrusa, pero no quiero seguir bailando con el que estaba, por alguna razón el me da miedo.
La noche va pasando y las cosas se vuelven divertidas, alguien saca a bailar a Fran y yo me quedo cigarro en mano junto a Jorge. “Deja el cigarro y vamos a bailar”. Lo miro y miro mi cigarro, lo apago y partimos a la pista, nunca pensé que diría esto, pero baila regio, me hace dar vueltas, nos ponemos a bailar en serio bien, se arma un circulo y no paramos de hacer uno tras otro paso de baile, parece que nos hubiéramos puesto de acuerdo, que hubiéramos practicado toda la semana, pero no es así, lo veo a los ojos y por un segundo descubro que él está satisfecho de sí mismo, pero no me gusta. Me excuso y voy al baño, retoco mi pintura, miro mis ojos y me pregunto porque no estoy disfrutando todo como debería, que me está faltando…
Fran está esperándome junto a la puerta y nos vamos a bailar solas, yo me río y le hago pasos que no tiene que ver con la música, ella se ríe y me sigue la corriente. Nos sacan a bailar pero no aceptamos. El desconocido del fuego está a unos pasos de mí y nos mira, se ríe abiertamente de nuestras cosas y parece estar pendiente de nosotras más que de la fiesta, lo que me incomoda. Quien será? 
Luego de un rato, mi amiga mira el reloj y me dice que es temprano si quiero podemos irnos, o si no quedarnos hasta que cierren, le digo que hasta que cierren. Fran me pregunta a quien estoy buscando… yo no estoy buscando a nadie, pero lo cierto es que si lo estoy, mi subconsciente me está delatando otra vez… el desconocido se acerca y habla con Fran, la abraza y se muestran sorprendidos, luego de un rato voltean a mí.
“Él era compañero mío en el instituto, no te acuerdas?”- dice Fran emocionada.
Francamente no, pero si a mi amiga le cae bien y lo conoce, que se quede, el baila con las dos, juega a ratos a bailar con una y luego con otros, luego se pone entremedio y se ríe haciendo bromas. No me da confianza, pero sigo bailando cada vez con menos ganas, y finalmente me quedo en la barra mirándolos. Jorge se acerca y se despide, me mira y sonríe satisfecho, me pregunto satisfecho de que?
Volvemos a casa, la noche fue larga y Karen duerme en mi cama, mi hijo no despertó y todo estuvo bien, así que después de convencer a Frances se quedé hasta las ocho, nos tomamos una taza de café y ella una de te rojo que trae en la cartera. Hablamos de la fiesta y le pregunto por el compañero del instituto, para mi sorpresa, él era uno de los compañeros de ella que a mí me gustaban en el instituto… porque nunca lo reconocí? Fran me dice, “me pidió tu numero?”, la miro y agrega: “me dio el suyo, le dije que si tú se lo querías dar lo llamaría y se lo daría.”
mk

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