En casa de mi tía paso los próximos días, la nana que no
entiende de accidentes, así que no me atiene y mi tía me lleva comida cuando se acuerda, así que termino yendo a la cocina a saltos para
buscar comida cada cinco horas, porque ni desayuno, ni cena, ni nada si no la busco y cada vez
que mi tía me pilla en la cocina me reta, incluso frente a la nana, pero ella insiste en
no hacer caso de mi presencia en la casa, ni siquiera cuando la llamo, pero eso no cambia el hecho de que tengo hambre y que no puedo levantarme como quisiera porque simplemente me duele todo el cuerpo... la cadera por el golpe del costado que me dí con el auto cuando me toma el espejo retrovisor y que me tiró volando de espaldas, el golpe en la espalda al caer en el sementó sobre mi mochila llena de ropa sucia y el dolor del tobillo que se azotó con la puerta cuando azote con el costado del auto, tobillo que ya parece un melón. Todo esto me recuerda que solo quiero
volver a mi casa, estar con mi hijo y sentirme en paz, pero no puedo subirme a un bus y viajar a casa, porque podría lesionarme y puede ser peor, tengo que esperar que todo decante antes de volver.
Finalmente
el jueves mi jefa me manda en taxi a Viña y vuelvo a ver a mi hijo que no veía
hacia una semana, corre a buscarme y no nota que llevo una bota de plástico en
el pie, yo camino y lo tomo en brazos, estoy tan cansada de todo que lloro,
luego entro a mi casa y mamá me manda a descansar, pronto va a estar la comida
de Luca. Mamá me lleva la once y me hace cariño, la miro y me siento tranquila
aunque tengo un miedo incierto en el pecho hace días, un miedo que parte desde el atropello, aunque en ese minuto no lo había procesado, “¿Quién se va a quedar con Luca si
algo me pasa?”.
En la noche llega mi papá del trabajo y me va a ver, sonríe
cansado y le pregunto si está bien.
“Solo cansado”, responde “estos días han
sido más largos porque no estabas tú para hacerte cargo del niño.”
Cuando mamá
pasa por mi pieza unas horas más tarde le pido que hablemos.
“Mamá, quiero decirte esto y es en serio. Si alguna vez me
llega a pasar algo a mí quiero que Valentina se haga cargo de Luca, si ella no
puede, entonces mi hermano. Por eso son los padrinos de mi hijo, ellos se van a
quedar con él.”
“Bueno hija, esa es tu decisión.”
La voz de mi mamá era calma, pero triste. Luca dormía a mi
lado con un dedo en la boca, luego de unos segundos miro a mi mamá y le digo.
“No es que no confié en ti, es que ustedes están muy viejos
se cansan más rápido y no quiero pensar que si alguna vez me pasa algo a mi
ustedes van a tener toda esta responsabilidad, la Valen es Psicóloga, ella
sabrá que hacer, y si no va a aprender, además si ella realmente no puede, va a
decírtelo. Mi hermano, quiere a mi hijo y va a saber darle cariño, pero mi
primera opción es Valentina.”
“Bueno hija.”
“Gracias mamá, gracias por cuidarlo estos días…”
“No tienes nada que agradecer hija, amamos a tu hijo, porque
es tuyo, siempre que podamos los vamos a ayudar.”
Me quedo dormida con mi hijo en mi cama, abrazada a él, me siento mejor, aunque me duele todo el cuerpo.
Mk
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