Y de vuelta a la realidad, porque ando soñando despierta últimamente,
miro mi reflejo en el espejo y me digo, vamos no puede ser tan malo.
Había pasado tres días en cama, la fiebre me tenía tan
mareada que no podía sostenerme en pie, y mis manos habían dejado de temblar
constantemente. Mis primas se turnaban para ayudar con todo y a pesar de que lo
único que quería era volver a sentirme útil, tenía claro que debía mejorarme,
así que me pasaba el día entero en cama, mirando por la ventana.
Aunque, Valen había traído películas en un pendrive, y me
había bajado los últimos capítulos de mi serie favorita, pero no había visto
nada, el dolor de cabeza recién hoy empezaba a ser soportable.
Regresé a la cama y mire por la ventana, es linda la vista
de Santiago sur, la calle está relativamente llena, las micros pasan con sus
ruidos fuertes, nunca entendí porque los del transantiago no se les ocurrió una
política menor contaminación auditiva cuando cambiaron a los nuevos buces, pero
ya no importa, estoy tan agotada que vuelvo a dormir.
Volví a soñar cosas que no tiene sentido, una fiesta
familias donde llegaba Mauricio, una celebración de matrimonio donde nunca vi a
los novios, o una ida a la playa donde estaba sola, pese a que escuchaba voces
de otros a hablando a mi alrededor.
Abrí los ojos y mi hijo me da un beso, su madrina entra con
una bolsa del supermercado y me pregunta que necesito, yo le pido agua y ella
me lleva una bandeja con comida, pese a que estamos a dos pasos de la cocina,
francamente no me habría podido levantar y le agradezco su ayuda.
Hablamos largo rato, hablamos de muchas cosas triviales ye
so me hace sentir mejor de algún modo, hace tanto tiempo que no me enfermaba
que francamente me parece increíble estar así. Luca se baña y pone pijama,
valen decide que lo mejor es que me cambie las sabanas y me pide espere en el
living mientras ella arma mi cama de nuevo. El teléfono suena, mi mamá dice que
se va a venir esta noche a ayudarme, pero no me entusiasma tanto la idea, después
de todo, no tengo donde recibirla, pero le respondo con cariño que la espero
cuando ella pueda venir.
Luca está durmiendo y yo tengo insomnio, valen me dejo todo
ordenado, hay que decirlo mi prima es un ángel, no solo me ayuda a mí con mis
cosas, además me ayuda con lo de la casa. Regreso al living y me siento en la
mesa, el timbre suena y no quiero saber quién será, pero algo me dice que son
buenas noticias. Él está en la puerta esperando, lo veo por el ojo de la puerta,
cuando abro y me pregunto cuándo fue la última vez que lo vi.
Entra y se sienta del otro lado de la mesa, hablamos de
varias cosa, cuando se percata que algo anda mal, y me pregunta porque estoy
tan pálida, le cuento que llevo una semana en cama, con fiebre y que parece que
era gripe porcina, o lo que quiera que se llame ahora. Me mira incrédulo y
luego se levanta, me levanto creyendo que se irá, pero en vez de eso, me
abraza. No entiendo nada y simplemente dejo que me abrace, aunque sé que debo
tener olor a remedios y sueño.
Como has estado, habría sido la pregunta ideal para conversar
a hablar, pero la verdad es que en la vida real no hay diálogos predeterminados,
y la costumbre es simplemente responder y continuar el dialogo. Me sorprende poder
saber que está pensando y cuando levanto la cabeza para mirarlo, sus ojos se
encuentran con los míos.
Se sienta y me lleva hasta el, me siento en sus piernas, parezco
una niña en sus brazos soy tan pequeña y el tan grande. Miro sus brazos y los
comparo con los míos, el contraste me agrada. De pronto me acuerdo que habían
estado buscando respuestas en las cartas para saber porque él había aparecido
en mi vida, y que por más que buscaba, la respuesta siempre era debes esperar.
Así que cuando dejó de aparecer y de llamar, simplemente esperé. Ahora frente a
mí, quise besarlo, pero me parecía poco apropiado considerando la gripe y
enlazando las manos, me dijo algo que no creí escuchar de su boca: “te extrañe”.
Sonreí, y escondí la cabeza en su pecho, si él era capaz de cohibirse
porque yo le decía que era un buen amante, ahora era yo quien me cohibía, sabiendo
que él me extrañaba. Me levanto la cabeza y me beso, apretando mis manos al
mismo tiempo. Un escalofríos recorrió mi cuerpo, si bien me había vestido y
bañado hoy por primera vez en una semana, me había lavado los dientes todos los
días, era completamente consiente de que seguía enferma y que me mareaba con
facilidad, pero él no se dio por aludido, me besó con suavidad, con cariño y
luego con deseo. En sus brazos, me sentía protegida, hace tanto tiempo que no
tenía esa sensación que me parece extraña ahora, me agradaba igual. Retrocedí un
segundo y lo miré a los ojos, ahora no podía saber que estaba pensando, como lo
hace para bloquearme… tendrá miedo de dejarme saber sus debilidades, los
hombres son tan diferentes avece y otras tan iguales…
Pararía una hora y algo, cuando se fue dejándome con más
dudas que respuestas, pero no quise preguntar, después de todo, las cartas decían
espera, así que esperaría. Cerré la puerta y volví a la cama, pero sin sueño, decidí
ver mis series. Casi media hora más tarde sonó el timbre otra vez, pero esta
vez era mi vecino Eduardo, que me cae mal por mentiroso y además metido,
hablamos en la puerta un par de cosas, y de pronto preguntó: ¿Quién era el
hombre que se había ido de mi casa hace un rato?... la respuesta más lógica era¿
qué te importa?, pero fui educada y le respondí que era un amigo, Eduardo se
fue un minuto después con la expresión contrariada y la mirada en el suelo,
nunca entendí a este tipo… cerré la puerta y me pregunté ¿un amigo?
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