En casa, con pequeño en el quinto sueño y yo a punto de meterme en la
cama, me pregunto qué será lo que quiere decir mi abuela, los recuerdos de ella
son pocos, lo cierto es que ella es mi bis abuela, mi abuela está viva, pero
como a ella le dijo Meme y a la bisabuela de decíamos “bis” o “abuela”, siempre
la considere mi abuela… que querrá decir mi sueño?
Miro por la ventana, la vista de Santiago sur oriente es bella, el
departamento en el que vivo es pequeño y en realidad es tan cómodo como podría
ser cualquier otro, sólo que esta en el piso 18 y tiene varios puntos de
completo conflicto con mi gente, mi madre por ejemplo no le gusta que está en
un piso muy alto, mi hermana dice que oscila y que se marea, yo solo sé que es
ruidoso y a veces en la noche me despiertan mis vecinos porque aunque yo estoy
trabajando la mitad del edificio está de vacaciones.
Pero además de eso nada, me gusta mi casa, así que me acuesto pensando
en que tengo suerte de haber conseguido mis metas y tomo el notebook, me cuelgo
a la internet de mi vecino y busque lo de los sueños vividos, no sé porque no encontré
nada que explicara algo sobre cómo me llegué a cortar la mano en la realidad,
pero lo cierto es que estaba tan cansada que acabo quedandome dormida con el PC
prendido y despertando como dos horas después por la luz de la pantalla.
“Vamos, es tarde apúrate hijo…” la misma frase a la misma hora todas
las mañanas, me siento como dentro de una película, el dialogo ya me lo sé de
memoria, a hora viene la parte en que pequeño reclama que no quiere ir al
jardín y yo le recuerdo que si quiere quedarse solo en la casa puede hacerlo
pero que no es recomendable… la palabra ‘solo’ lo hace llorar, no era mi
intención ser cruel, pero no medí mis palabras… cuando logro calmarlo, lo ayudo
y para variar dejo de lado algo que después no alcanzo a hacer, hoy fue lavar
los platos.
Camina de la mano y repite una y otra vez algo, lo miro y me pregunto
porque será que repite algo, es como si tuviera un pensamiento persistente…
luego tomamos la micro y después al jardín y yo al trabajo, otra jornada, otra
vez a buscarlo, otra vez a la casa, lo baño, luego le doy su cena… así hasta el
viernes que es el día que tengo más tiempo y cuando llega el sábado estoy
agotada… Menos mal que ya es sábado. Me quedo dormida y cuando despierto mi
hijo está a mi lado durmiendo, me pregunto si seré buena madre, casi no tengo
tempo para él y el tiempo que al fin tengo estoy tan cansada que casi no
despierto.
“Hoy vamos a pasear” le digo mientras lo visto, pero estoy tan atrasada
en todo en la casa, que termino saliendo como a las 6 de la tarde y Luca con
pocas ganas de hacerme caso, se va de un lugar a otros de la casa, finalmente
salimos y me pregunto si se me está haciendo demasiado difícil tenerlo en casa
y cumplir con todo. Me falta orden para todo, sus cosas y las mías, la casa y
el aseo, estoy francamente hecha un lío.
Pero cuando llegamos a la plaza y comienza a jugar, su sonrisa me
devuelve la confianza, esta tan concento, habla del resbalín, de la casa, de
tomar un jugo y yo pienso que debería sonreírle más seguido, porque no lo veo
sonreír, y me pregunto si será mi culpa… otra vez con lo mismo, la culta,
antipática palabra que genera aversión, de regreso en casa, le doy su cena y
pienso en tantas cosas que no hemos hecho y que quería hacer… pero que saco con
quejarme, ya habrá tiempo para todo eso.
El llamado de mi papa como a las once de la noche me llama la atención,
pero no tanto como la idea que me sugiere mi tía, cuidarle la casa por tres
semanas mientras ella está de vacaciones en el sur… no es malo, podríamos ir…
finalmente acepto, su casa es tan tranquila que podré dormir sin problemas…
desde el próximo viernes estaremos allá, le digo y luego me voy a dormir.
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