sábado, 27 de abril de 2013

Estas en mi vida (P20)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Llegó Carlo

Mil preguntas y ninguna respuesta, ¿por qué Julián mandó los pasajes de avión a Carlos?, ¿Por qué le dio mi teléfono?, ¿qué pretendía que hiciera con él en casa? Mi cabeza no procesaba ni la mitad de las preguntas cuando llegué al aeropuerto a buscarlo y seguían surgiendo preguntas cuando se subió a mi auto con una maleta pequeña.


“Vale, esta ciudad es más grande de lo que imaginaba.”

“Si no somos un pueblo, ya somos una ciudad, espera a que veas Valparaíso, te va a encantar tiene un aire europeo, o eso me han dicho francamente nunca salí de Madrid”

“Es bien guay Julián, mira que mandarme los billetes”

“Dime una cosa, ¿te mando alguna nota con los pasajes?”

“Solo este papel que decía Cumple un sueño, ve a por ello ”- dijo leyendo un papel.

“Mmm”- y no pude evitar pensar ‘Manipulador’.

“Pero, ¿es que no te ha dicho nada?”

“No.”

“Vale, vale…”

“¿Julián te dijo por qué me he regresado a Chile?”

“En realidad no, creo que al día siguiente cuando estaba despertando de la borrachera algo ha mencionado, pero no lo recuerdo.”


Llegamos a la casa de Santiago, estacione en la entrada, pasamos a la casa y lo acompañe hasta una de las dos habitaciones que tenía para visitas, Carlo se acomodó y de pronto me pareció que no debíamos quedarnos aquí, debería volver a Valpo esta tarde y…


“Carlo, estás de ánimo para hacer otro viaje, este es más corto en dos horas estaríamos en mi casa de Valpo y hoy podríamos ver el puerto de noche, te va a encantar.”

“Vale, me podré quedar en tu casa entonces”

“Si, tengo una habitación extra, te va a gustar.”


Salimos rumbo a Valparaíso, y llegamos antes de las cinco de la tarde, la verdad extrañaba el olor del mar, la tranquilidad que siento cuando estoy en casa y la cercanía con mi gente. Llamé a Viviana y quedé de pasar a verla en un rato, Carlo acomodó todo en el cuarto que alguna vez fue de mi hermana y me sorprendí contenta de tener algo que hacer que no fuera pensar en Julián, habían pasado tantas cosas en cinco años, tantos ir y venir de la relación que creo que esta era la primera vez que estaba pensando en mí y en lo que yo quería hacer en mucho tiempo y eso me agradaba.


Viviana nos recibió contenta, en un comienzo creyó que Carlo era Julián, pero bastaron dos palabras para notar el acento y percatarse de las diferencias. Por suerte Vivi no quiso hacerle un interrogatorio sobre dónde y cómo nos conocimos, así que Carlo pudo explayarse en las cosas que quiso sin problemas, a eso de las nueve, regresamos a casa, Carlo se sentía tan cómodo con mi hermana que se habría quedado hablando hasta las once de la noche si no fuera porque el embarazo la tiene cansada.


“Gracias por presentarme a tu hermana.”- dijo Carlo contento.

“No hay de que, quieres ir a recorrer Valpo de noche, es increíble.”- dije mirando las llaves del auto.


Recorrimos parte del camino en auto, lo estacioné en el mirador del Cerro Concepción y luego bajamos caminando, yo lo guiaba por las calles hasta que llegamos a uno de los miradores que me gustan más, y nos sentamos a ver el mar… No recuerdo qué fue lo que hablamos, la verdad no recuerdo si hablamos del todo, Carlo estaba impresionado por la vista y yo estaba tranquila por tener compañía, independiente que esta en particular no me provocara lo que Julián me provocaba. De pronto miré al cielo y lo vi, volando a una distancia prudente, suspendido en un lugar imposible si no fuera porque es vampiro y no pude evitar preguntarme si desde esa distancia podía leer mis pensamientos?...


Como a las once yo estaba cansada, así que regresamos al auto, Carlo se estaba quedando dormido en el asiento del copiloto y la verdad es que cuando entramos a casa, se fue directo a dormir a su habitación y no me pareció mal, me habría encantado tener un momento para comer algo, o un hechizo como el de la casa de Julián donde todo aparece después de pensarlo, tenía hambre y quería comer algo dulce, por suerte no fue necesario, cuando entré en mi habitación justo en la ventana de mi pieza había un paquete, cuando lo abrí encontré un pastel de manzana y canela, con un vaso de chocolate espeso. La nota decía ‘Disfruta, Julián.’


Por primera vez desde que lo conozco, me pregunté dejando de lado que lo quiero de verdad, si yo era realmente capaz de vivir con lo que su mundo implicaba… Necesitaba tiempo, mucho tiempo para pensar, mucho tiempo para ver si era capaz de vivir realmente con mi vampiro o era tiempo de dejarlo ir de verdad.

Estas en mi vida (P19)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Parte 19 - Influenciandome

Nada en mi vida ha sido tan complicado, de verdad créanme, nada ha sido tan complicado como esta parte de mi historia, ni el cáncer, ni haber sobrevivido, ni haber perdido peso, ni haberlo recuperado, ni el dolor que me habría causado alguna vez saber que lo perdería o haber visto su rostro de criatura perversa que me hizo salir corriendo de España para regresar a casa, nada de lo que he podido imaginar en mi existencia fue tan complejo y difícil como este momento…


Miraba la punta de mis pies, con el cabello húmedo, tratando de entender lo que no lograba entender, mirando el suelo porque al ver su cara me aterraba encontrar su mirada fría y sentir miedo otra vez, mirando las flores que me parecían demasiadas para un solo lugar, sintiendo que parte del agotamiento estaba tomar mis manos y se me estaba adormeciendo. Pasarían largos minutos antes de que yo decidiera hacer algo y mientras decidía, sólo podía pensar en sus ojos casi diabólicos… El miedo que sentí y la sensación de que mi alma estaba partida en dos, la rabia me llevaba a preguntarme ¿cómo rayos se supone que uno siente el alma?… ¿Qué rayos es el alma?…


Frente a mi Julián, con la mirada baja, su rostro más pálido de lo normal y la voz suave diciendo mientras extendía su mano hacia mí ‘Ven’ y yo no sabía si debía irme corriendo o lanzarme a sus brazos…


Pero no hubo tiempo de nada, en ese minuto en que la sinapsis neuronal estaba en pausa, percibí su energía influenciándome, ‘Maldito bastardo’ pensé sin siquiera medir el calibre de mis palabras, ‘Me estás influenciando’. Retrocedí un par de pasos y lo miré perpleja, mientras él trataba de avanzar hacia mí.


“No, -dije tajante, mirándolo a los ojos- aléjate.”

“Amor…”

“Aléjate”


Bajando la mirada pude percibir como deponía su intento por influenciarme y como se sentía al mismo tiempo mal por haber intentado… ¿o por no lograrlo?... lo miré con desconfianza.


“¿Me podrías decir qué haces en mi casa?”

“Vine para pedirte disculpas.”

“¿Disculpas de qué exactamente?”


Su silencio me dio la razón, no tenía idea de que me había hecho huir de él la noche anterior. Lo miré esperando una respuesta y no decía nada.


“Yo quería que me disculparas…”

“¿De qué Julián? ¿Quér hiciste exactamente?”


Silencio.


“Bien puedes irte, estás disculpado”

“Pero… es que de verdad quiero que me disculpes, he preparado algo que se te que te va a gustar y solo quiero que lo veas, solo ven conmigo al patio para que lo veas y después me iré, no me verás más si esa es tu decisión… por favor.”

“No, no necesito ver ni saber nada, Julián tú no tienes idea ni que hiciste, ni porque estas pidiendo disculpas, esto es absurdo. Por favor crece, no logro entender cómo pretendes engañarme para que te disculpe si no sabes que hiciste, para que Julián, ¿para qué pides disculpas?”

“No te quiero engañar, lo único que quiero es que veas… “

“Julián, vete en paz, estás disculpado.”


Luego de eso, voltee a mi habitación, cerré la puerta y me puse pijama, recuerdo que tenía la toalla en la cabeza cuando me quedé dormida y que tenía el pelo mojado, pero no me importó, no quería saber del mundo, ni de él, mucho menos tratar de entender lo que había pasado.


Desperté en mi cama y mi pelo a un lado peinado como si él hubiera estado a mi lado haciéndome cariño. Pero no recordaba haberlo visto o sentido, para cuando me levanté de la cama, la sensación de mareo me hizo temblar, llegué a la cocina y me serví un café, hacía tanto tiempo que no tenía que hacer algo tan simple que me sentí extraña y de pronto sentí el peso del viaje y me pregunté qué hora sería, mi celular estaba en la habitación, pero aún estaba mareada, así que primero bebí algo del café, antes de ir por el móvil.


Dormí dos días… ¿Casi enteros? Que rayos me está pasando, mire el reloj y la fecha otra vez tratando de convencerme, la lista de llamadas perdidas seguía siendo eterna y no quería decirlo, pero estaba preocupada, porque habría dormido casi dos días… Veamos había llegado el lunes a las ocho de la noche de Chile, debí haberme dormido a eso de las dos de la mañana y era miércoles a las siete de la mañana… Si, no había dudas, dormí un día por lo menos, pero ¿por qué?


La última llamada perdida era de él… Ahora no quería ni decir su nombre… Me parecía extraño que me hubiera dejado un mensaje, pero daba igual, revisé toda la lista de llamados, dos llamados de mi médico, cinco de mi madre, ocho de mi padre, quince de mi hermana y uno de mi cuñado, varios de un número de teléfono que no conocía y uno de mi ex jefe… Eso si que me pareció extraño porque era de hoy en la mañana, unos minutos antes de que despertara, ¿qué querría? Pero tenía que devolver los llamados en orden de importancia, así que primero a mi madre.


“Hola mamá… Si, sí, si… Mmm… Claro…”- mi madre alegaba por el teléfono que no la hubiera llamado, que se había enterado de mi llegada por Julián y un sinfín de cosas, que no valían la pena alegar. Finalmente me había dado con mi padre, que estaba junto a ella –“Hola papá… Si, no la verdad es que estaba dormida, me parece que el cambio de horario me ha hecho un desastre y dormí de corrido desde el lunes en la noche hasta hoy… No hace un momento que desperté y revisé las llamadas perdidas, lo lamento si los preocupé, pero de verdad estaba dormida… Claro, la llamaré ahora inmediatamente después de que cuelgue… Claro que no quería preocuparlos… Vale,.. Vale. Un beso.”


Colgué y llamé a Viviana, su voz no era amigable, su tono no era el mejor, estaba complicada, enojada y podría decir que feliz a la vez.


“¿Dónde te has metido?... ¿Qué te pasó?...”

“Estoy en mi casa de Santiago, no se exactamente qué ha pasado, lo último que recuerdo es que después de que aterrice llegue a casa, tomé un baño, me dormí en la bañera y cuando desperté Julián estaba en el patio había armado una sorpresa, pero no quise verla, me fui a la cama y desperté hasta hoy.”

“No viste lo que te preparo… debes estar más que molesta, ¿qué pasó en España?”

“Nada…”

“Hermana, lo único que sé es que Julián vino anoche a casa de los papás, contándole que estabas molesta y que necesitaba que te hablaran, porque habías vuelto de España y algo había pasado, pero no dijo qué y ahora dices que te busco en tu casa, que te preparo una sorpresa que no quisiste ver … ¿qué pasó?”

“Hay Vivi, los hombres son tan complicados… ¿Cómo es que no entienden cuando una quiere estar sola?”

“Bueno si no quieres contarme por teléfono ya me lo contaras todo en persona, ¿cuándo te vienes a Valpo?”

“Me llamó mi médico, lo llamó para saber que quiere y veo cuando regreso, igual quiero hacer un par de cosas en la capital, -le dije mientras que hablaba recorría lentamente los pasillos de mi casa- creo que voy a vender esta casa… No lo he decidido.”

“¿Estás segura?... Bueno ya me contarás más cuando vuelvas, además tengo mil cosas que contarte, el bebé está bien y se supone que nacerá en una semana y media, me alegro que regresaras, te extrañaba herama.”


Colgué sintiendo deseos de volar, pero no pude hacerlo y me pregunté si era el cambio de hemisferio o que, al tercer intento recién logré volar a unos quince centímetros del suelo. Revisé los mensajes de texto, el número desconocido resultó ser de Laila, que me preguntaba si podíamos tomar una copa de vino esta noche, ¿Quién le dio mi número de teléfono? Le respondí por mensaje de texto que nos podíamos ver al día siguiente porque estaba ocupada esta noche, en realidad no quería decirle que no sabía en qué ciudad estaría, pero ya mañana lo sabría.


Ordené mis cosas, saque cosas de la maleta y de pronto caí en cuenta que yo no había viajado con mis maletas, así que lo más probable es que las hubiera armado Julián, y me pregunté si había dejado algo de sorpresa. Revisé todas las maletas y finalmente encontré una nota en el bolsillo exterior de una que decía “Sale al Jardín”. 


Miré el papel dos veces antes de doblarlo y tomar mi teléfono para llamar a mi médico, y mientras esperaba que contestara, caminé hasta la puerta del jardín, mirando el suelo que aún estaba lleno de flores. Mi médico contesta y cuando lo hace, miro hacia fuera y veo un toldo, pero le hablo a mi médico que me comenta que quería hablarme para preguntarme si quería hacer un talles de los que habíamos hablado hace unos seis meses atrás para las pacientes de cáncer avanzado y mientras que le explico que teóricamente eso era preciosos, en realidad no tenía la fortaleza anímica para hacerlos ahora mismo. Luego de contarme un par de cosas intrascendentes, cuelgo y decido salir al patio, las flores y las velas eran románticas, había armado un sendero que rodeaba el toldo y al llegar a la puerta no pude dar un paso más.


No sé si estuve unos minutos o una vida entera mirando el interior de la carpa, buscando una respuesta lógica a que pretendía decirme Julián con todo aquello, pero parecía una suerte de declaración de amor y una narración de su vida, desde un pasado como ser humano hasta el presente, donde salíamos los dos… La verdad es que esto no me lo esperaba y aunque hubiera imaginado una disculpa elaborada, no tenía claro cómo reaccionar frente a esto… De pronto miré mi teléfono y disque el número del buzón de voz, la grabadora me anunciaba un nuevo mensaje, y luego el mensaje.

“Cariño, sé que estás molesta y creo que es porque viste mi lado vampiro en España, pero no tengo la certeza, de todos modos dejé en el patio una sorpresa para pedirte disculpas, se trata de la historia de mi vida, creo que te he hablado poco de ese tiempo y quizá sea un error, conoce a todas las mujeres que he querido en la vida, la lista es corta, pero interesante… deje un recuerdo tras nuestra foto, espero que te guste.”


El mensaje terminaba allí y luego una voz robótica decía que no había más mensajes, miré tras nuestra foto y encontré un tríptico con el detalle de las imágenes y los nombres de todas y cada una de las mujeres, no había tantas en realidad y la lista concluía en nosotros, al reverso del tríptico había una reseña y en la última ala me pedía disculpas por su comportamiento infantil, por manipular a Carlo y por haber tratado de influenciarme.”


Estaba leyendo esto cuando sonó el teléfono, el ruido repentino del llamado me hizo saltar del susto, pero lo que escuche tras el auricular me pareció francamente insólito.


“Buen, si, hola ‘Ella’… hablas con Carlo. Estoy en el aeropuerto de Santiago de Chile, tu novio Julián me mando los billetes de avión ayer y parece que se le olvidó mandarme a buscar…”


‘¡¿QUE?!’… 

Carlo en Santiago… 

¿Qué?... 

Pero no dije nada de lo que pensaba, luego de suspirar me limité a decir: “Estaré allí en unos minutos.”… 


‘¿Carlo en Santiago?’- pensé con la sensación de que esto iba a cambiar las cosas más de lo que necesitaba ahora.

Estas en mi vida (P18)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Regresar

Chile

La verdad es que el vuelo no ayudó en mi descanso, el viaje fue tremendamente agotador, me sentía fastidiada y no quería admitirlo, pero me hubiera encantado tener algo de la magia de Julián para manifestar mi comida favorita. Finalmente aterrizamos en Chile y aunque había un auto esperando para mí con letrero como en España yo pasé de largo, me acerque a los buses y tome uno hasta el metro, luego un bus hasta mi casa de Santiago, no sentí cansancio hasta que abrí la puerta de mi casa, pero esta vez no quería sorpresas y revisé el rincón de Julián para cerciorarme que él no estaría esperándome, todavía no quería verlo.


Deje mi ropa en el suelo del baño y me metí en la tina con agua tibia que había preparado, el cansancio me superó, así que terminé quedándome dormida, para cuando desperté eran las nueve de la noche, mi teléfono estaba marcando una serie de mensajes de texto y una serie de llamados de todo mundo para saber de mi, pero no quise mirar nada, solo me sequé y me tendí sobre la cama en toalla, quería dormir, francamente quería cerrar los ojos y dejarme llevar por el sueño, pero algo me pareció diferente en casa y cuando prendí la luz del pasillo y vi mil flores por todos lados supe que él estaba en casa.


“Hola” -murmuré sin avanzar y no hubo respuesta, caminé por el pasillo y llegué hasta el living- “Hola…?”- y en el living otro montón de rosas y flores y pétalos y una flecha, pero antes de avanzar en esa dirección miré el suelo, y sentí mis pasos pesados, mi pecho roto y mis preguntas sobre nosotros volvieron a detenerme.


“Ven”- le escuché decir desde el jardín y mi pecho se debatía entre salir corriendo y voltear definitivamente para cerrar nuestra historia.


No hice nada, tenía miedo a avanzar o a retroceder y no podía evitar pensar que este era el punto más indicado para salir de esta historia y olvidarme de todo, o de continuar junto a él por siempre, tal vez esas sensación de que algo se había roto en mi pecho el día anterior era porque Carlo, podría darme ese para siempre de cuento de hadas con hijos y vida humana que siempre quise, mientras que con Julián había un para siempre de ambos, sin más compañía.


“Ven”- volvió a llamar con el mismo tono suave.


Me quedé parada mirándome los pies, si avanzaba y lo veía: ¿Qué iba a pasar?

Estas en mi vida (P17)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara

Son idénticos


Tenía mi computadora encima de la mesa, tenía la idea de escribir algo, pero francamente no podía pensar en nada que no fuera en él… Aún era temprano para que se levantara, hacía una hora recién había conciliado el sueño y yo extrañaba sus brazos incluso sabiendo que estaba en la habitación de al lado. Recordé que no había retomado nada o casi nada de mis notas, releí parte de lo que había pasado en Chile y me sentí extraña al recordar que en algún momento no quise verlo o estar con Julián.


Traté de distraerme y pensé en un café con vainilla y leche de soya, la taza estaba a mi lado unos segundos más tarde, no pude evitar sonreír y pensar en que extrañaría estas cosas cuando vuelva a Valpo.


Las semana pasaba lentamente, con días que parecían ser de novela romántica, volví a leer un par de capítulos más de mi vida y decidí salir a caminar, últimamente estaba más y más pendiente de mi entorno, había logrado conocer parte de la gente, así que saludaba con una sonrisa al pasar, tenía un par de lugares a los que iba a comer algo durante el día para recordar lo que era normal, había perdido el miedo a descubrir que alguien me estuviera mirando y a pesar de que mi salud no era la mejor del mundo, me veía realmente bien, esbelta y radiante, en parte por el hechizo de la comunidad de vampiros y en parte porque estaba feliz y es inevitable que una persona feliz no se vea bien…


Caminé por las calles que ahora sentía conocidas y entre en una tienda de dulces árabes, mirando la vitrina y recordé una tienda de viña, los mejores dulces árabes que he probado, luego de comprar uno y salir de regreso a la calle, caminé comiéndolo y recorriendo de aquí para allá. Creo que llevaba una media hora de ver vitrinas y entrar a diferentes tiendas cuando sentí la presencia de alguien a mi espalda, pensé en voltear pero luego dije, aún es temprano, no debe de ser un vampiro así que seguí mirando, la insistencia de la presencia a mi espalda terminaron por hacerme voltear y frente a mi Julián… la viva estampa de Julián, los ojos, el pelo, la cara… 


¡¿Julián?!- dije extrañada, eran las cuatro de la tarde.


Él me miró y sonrió, luego se me acercó y con un acento español marcado me preguntó si nos conocíamos… O bien yo estaba alucinando, o ese era Julián o ese era el hermano gemelo de Julián… Luego noté algo que me hizo salir de dudas, tenía unas marcas en el contorno de los ojos  cuando entrecerró la mirada para verme…


“No lo sé, yo no soy de aquí”

“Me parece tan familiar…”


Sonreí y quise marcharme, pero no di ni un paso, él sonrió y me invitó un café en el lugar que estaba frente a nosotros.


“Bueno” respondí sin saber si era bueno o malo.


Nos sentamos frente a frente, la voz tan idéntica a la de Julián me parecía tan poco real, sus ojos y su mirada sincera eran algo tranquilizadoras, no tenía anillo o marca de uno en las manos y creo no equivocarme cuando digo que tenía una franca curiosidad en conocerme.


“¿Cómo te llamas?”- le pregunté después de pedir algo de tomar.

“Carlo, y tú?”

“Esa es una pregunta que no me agrada contestar.”- respondí esquiva.

“Si no te agrada tu nombre tendré que llamarte por algún apodo.”

“Bueno, mientras que no sea uno ofensivo.”

“Te llamaré Cariño”- dijo mirándome a los ojos.

“No sabía que teníamos tanta confianza”- respondí sin expresar emoción.

“Te podría llamar ‘La Desconocida’, pero tengo la sensación de que te conozco.”

“Me podrías llamar ‘Ella’ y así te evitas intimidades”

“Si te llamo ella, entonces nunca podré identificarte, mis amigas son ellas y mis hermanas, o mi madre les dijo ella. No, te llamaré Cariño.”

“Creo que me agrada más que me llames ‘Ella’…”

“Bueno, ‘Ella’ qué haces por la vida.”

“UF! ¿Cómo lo haces para en dos preguntas ponerme en aprietos.”

“¿Por qué no te gusta decir que haces por la vida?”

“No.”- respondí simplemente.

“Vale no te gusta, y ahora he quedado curioso, soy yo quien necesita una explicación”

“Hace cinco años me declararon cáncer terminal, heredé una gran cantidad de dinero y desde entonces he vivido de mis rentas y con el cáncer, no hago nada en particular por la vida, simplemente la vivo.”


Palideció mientras hablaba, sus manos se enlazaron y por un segundo sentí que tenía pena de mí, pero no quise pensar en eso. El mesero interrumpió poniendo en la mesa las tazas de café con vainilla y la taza de té. Solos otra vez, después de que el mesero preguntara algo a lo que no puse atención, me miró con expresión de incredulidad.


“No tienes cara de enferma.”

“No estoy enferma de nada.”-dije seria.

“Pero dices que tienes cáncer”

“Tengo cáncer, no es una enfermedad por virus o bacteria, son las células de mi cuerpo que crean esta condición que es compleja, además uno no se cura del cáncer… o no del todo. Uno puede vivir con cáncer el resto de su vida, mientras no se reactive y te debilite, pero no estoy enferma. Solo tengo que vivir sabiendo que tengo cáncer.”

“Hace cinco años… Jode… es mucho tiempo. De dónde eres, no tienes pinta de española y tu acento parece de Latinoamérica… pero no lo distingo”

“Soy chilena” respondí con orgullo y sentí que algo se rompió en mí.

“De Chile… nunca he estado allá”

“Esta es mi primera vez en España…”- continué pero la sensación de que algo se rompía persistía, cada vez más hondamente.


Carlo rio de buena gana y luego de un rato parecíamos dos grandes amigos hablando del mundo y de las cosas que nos acompañan, no me di cuenta de la hora o que el sol se estaba yendo por el horizonte hasta que Julián apareció a mi lado en el café.


“Hola amor”- dijo besándome en público.

“Hola cariño -respondí un poco avergonzada-, él es Carlo.”

“Hola Carlo, soy Julián su novio.”


¡¡NOVIO!! 

¡¡¿QUE?!!!... 

No atine a decir nada, miré la escena y mientras Julián miraba con cara de pocos amigos a Carlo, este miraba a Julián como quien ve un espejo y no reconoce su reflejo. Son idénticos, observe mientras que Julián tomaba asiento y pedía algo de beber, realmente idénticos.


La conversación se volvió más fluida, aunque la sensación de que algo andaba realmente mal, me parecía palpable. Cuando ya eran las diez, Carlo se disculpó y fue al baño, yo miré a los ojos a Julián y solo grité en mi pensamientos “¡¿NOVIA?!”, el me miro y luego levantó los hombros, pero a mí no me parecía suficiente respuesta y sostuve su mirada mientras que trataba de pensar en que si este era un ataque de celos, no me parecía para nada bien y si esta era una propuesta para avanzar en nuestra relación, tampoco me parecía bien.


Cuando Carlo regresó del baño, estaba más tranquilo y la sensación de que esto era complejo desapareció, luego de un rato me di cuenta que Julián estaba manipulando a Carlo de algún modo para que se relajara y se sintiera en confianza con nosotros. Lo que me hizo preguntarme si alguna vez habría aplicado el mismo principio para tranquilizarme, pero no recordaba que lo hubiera hecho.


Carlo nos contó de sus padres, de sus hermanas, de su vida y Julián prácticamente lo interrogó sobre sus ancestros y de pronto comprendí que existía la posibilidad de que Julián tuviera algún vínculo sanguíneo con Carlo y la sola idea me pareció absurda y completamente lógica al mismo tiempo… ¿Qué tal si esa era la razón de su parecido?


A eso de las diez treinta me despedí de Carlo y lo dejé en el café con Julián quien quiso seguir hablando con él, pese a que no terminaba de imaginar de qué podrían hablar. Regresé a casa y vi mi computadora prendida, así que terminé de escribir un par de capítulos de nuestra historia y por primera vez desde hace mucho tiempo incluso hice un capítulo de la cena romántica sin enlazarlo a nada, solo por el placer de contar las maravillas de vivir en esta casa y la alegría que sentía.


A las doce y media apareció Julián abrazado a Carlo, cantando una ranchera y algo borrachos, ambos me miraban gritando a voz en cuello “Oye traicionera”. Francamente no supe si reír o enojar, la escena era realmente extraña, me senté en la escalera y espere a que terminaran de cantar, pero después de traicionera, siguió “mentiras” y luego otra ranchera y para eso de la una de la madrugada, la botella de ron que llevaba Julián estaba vacía y si manifestaba una se pondría en evidencia, así que sentó a Carlo en una silla y se fue a la cocina, yo me levanté y lo seguí.


“Julián… me podrías explicar que estás haciendo?”

“Bebiendo.”

“Julián, que estás haciendo con Carlo, ¿por qué está borracho en la sala?, ¿qué pretendes hacer?”

“Saber la verdad”

“¿La verdad de qué?”

“De que me amas a mí y no a él”- respondió tajante.

“Julián…”- lo miré y no lo reconocí.


Sabía que a veces era una persona fría y que tal vez podría ser egoísta, pero la misma sensación de que algo se había quebrado mi pecho que tuve esa tarde se repitió en ese instante, como si la grieta se agrandara y me partiera el alma en dos partes. Lo miré a los ojos, quise ver a mi Julián, al hombre que amo, pero en vez de eso solo vi…


Salí corriendo de la casa, dejando a Carlo en la silla borracho y a Julián parado en la puerta gritando mi nombre. Pero no quise voltear, corrí por muchas calles, creo que en algún punto deje de correr y volé porque no sentí el suelo a mis pies. Llegué a algún lugar y tomé un taxi, no lo pensé dos veces y me fui al aeropuerto, tal vez era lo lógico, salir corriendo significaba volver a casa, a mi casa, a Valpo, mi puerto… Compré el boleto de avión y esperé sentada en la terminal el vuelo que saldría en tres horas y media.


Una azafata se me acercó en algún minuto, no sé si por pena o por genuino interés, me tendió un pañuelo y habló de sus viajes, de su vida itinerante, de sus amores rotos y de sus recuerdos de otra vida, la que había creído aburrida porque era en una ciudad pequeña de un país pequeño. Cuando dijo esto la miré y simplemente lo supe, era una espía o una vampira bien camuflada.


“La otra vida, tu otra vida, no es la mía, yo sigo viviendo la primera, es solo que me han roto el corazón, el egoísmo de un hombre me ha roto el corazón en dos partes y no sé cómo lo voy a remediar.”


La mujer supo que la había descubierto y se limitó a sonreír.


“Informaré que estarás de regreso en casa en unas horas, que sigues siendo humana y que no quieres verlo”- dijo en un tono neutro, casual.

“No.” -respondí tajante.

“En que me equivoco.”- pregunto sin inclemencia en la voz

“Yo decidiré si quiero verlo, yo decidiré si regreso a casa en unas horas, yo decidiré qué haré, limítate a informar que voy de regreso a casa.”- y diciendo esto volví a sentir la grieta que me atravesaba el pecho volverse más honda- “¿Cuál es tu nombre?”

“Soy Laila”

“Bien Laila, sé que tu misión es observar y que si te has acercado es porque tienes genuino interés, así que te digo esto desde ese punto, soy libre de hacer y como invitada de ustedes puedo hacer con mayor conciencia mi vida, por eso te pido que te limites a informar lo que eres capaz de entender, regreso a casa. Ya veré yo que pasará después.”

“Claro- respondió solicita-. Bueno sí que eres una humana interesante, no puedo ver tus pensamientos, no eres influenciable por mi energía, y no pareces estar enojada conmigo por entrometerme en tus asuntos en este momento… Bien, haré lo que solicitas, espero verte en otro momento mujer de Julián.”


Mujer de Julián… 

Yo no soy mujer de nadie y no me considero la mujer de Julián… 

En fin, no quise corregirla, si no dijo mi nombre no sería yo quien se lo dijera, pero algo se movió en mi interior cuando dijo “mujer de Julián” algo que no alcanzaba a entender del todo, una sensación compleja que no lo lograba descifrar, y cerré los ojos esperando que se marchara, pero Laila, desapegada a las reacciones humanas, no se fue y siguió sentada a mi lado, como si esperara alguna respuesta.


“Si lo deseas así será”- respondí finalmente.


Laila sonrió y se marchó, ‘Porque será que los vampiros de mi vida son tan complicados’, pensé mirando el camino que ella había hecho. Miré el reloj, queda una hora para el vuelo y poco para el amanecer y por primera vez en mucho tiempo me sentí sola.

viernes, 26 de abril de 2013

Pronto

Partí el día bien, no había mucho que hacer, pero estuve todo el día ocupada, concluí cansada por la jornada... es larga mi jornada, y bueno llegué a casa cansada, me bañe en la tina para tratar de olvidar las cosas que no me gustaron y que me tenían tensa, pero para nadie es fácil admitir que la vida se ha vuelto monótona, en especial cuando se supone que uno está conquistando metas personales. Me vestí pensando en mis cosas, mis acciones y trate de escribir, pero ese día no podía, así que transcribí cuanto pude para lograr sacar de mi cabeza que seguir viviendo una vida plana sin alegrías, no importa pronto todo cambiará, eso era lo único que me mantenía optimista en las mañanas y que me hacía concluir el día con una sonrisa a medias.
Deje de lado las cosas y tome las cartas para jugar, el resultado del juego debía ser un rey y una reina, pero siempre acababa sola, y me pregunté cuándo llegará… cuando voy a conocer a quien se supone tengo que conocer, con quien se supone tengo que compartir mí vida… un mes, dos meses, cinco y estaba mal, admito que estaba mal, cansada de la monotonía, cansada de salir adelante simplemente, cuando trate de pedir ayuda, me di cuenta que no había como pedirla, a quien le voy a plantear que mi trabajo, mis estudios y mi vida parecen una constante sin sabor? 
Hice un esfuerzo, tenía que hacerlo, pronto todo va a cambiar, estaba segura que sería así, aunque no había visto o conocido a nadie que valiera la pena y a nadie con quien relacionarme, no podía estar equivocada, era como cuando me embarace, en algún momento lo supe, con toda claridad iba a quedar embarazada, incluso lo hable con él padre de mi hijo, pero no lo admití, hasta mucho, muy tarde.
Pasó la mitad del año y llego otra vez la primavera y con ella mi esperanza crecía, pronto y de pronto me di cuenta que el invierno había sido muy monótono, que tenía que planear más cosas y me enfrasque en la celebración de cumpleaños, en las visitas entretenidas, en arrendar un departamento, en formar mi propia casa y las noches me las pasaba consolando mi soledad y recordando pronto todo va a camiar… 
Cuando llego mi hijo, todo cambio, las tardes se volvieron coloridas, las noches un abrazo de pequeño, y pensé que quizá no importaba conocerlo, estaba feliz, ahora estaba realmente viendo mis metas concretarse… pero en el fondo de mi cabeza esta esa idea que por las noches me llenaba de sueños que recordaba algunas veces y otras olvidaba después del primer café, 'Pronto lo voy a conocer, paso el verano y llego el otoño y no había forma yo estaba resignada, jamás habrá tiempo en mi vida para nadie más que no seamos mi hijo y yo, mi horario lo impide, mi tiempo para socializar lo impide, y francamente no importa, estoy al fin sintiendo la alegría de saberme una persona con éxitos, y con eso soy feliz.
Así que ese día me levanté temprano, lave la ropa en la lavandería del edificio, salimos a comprar la feria y volví a casa pensando en preparar el almuerzo cuando apareció… frente a mi sin ser incluido en nada especial, en un minuto que francamente me habría gustado planear, apareció.

jueves, 18 de abril de 2013

Estas en mi vida (P.16)

Salir del caos, entrar al mundo real... veamos que pasara


Quédate conmigo


La noche más romántica que he tenido en mi vida fue una velada a luz de las velas, junto al que era mi pololo y una cena con mis comidas favoritas, pero con Julián una cena romántica implicaba mucha luz, poca comida y música clásica. No me quejo, es interesante estar junto a él, hablar de la vida, que me cuente la historia desde la perspectiva de alguien que tiene un eterno presente. Pero me gustaría más estar a media luz… así que después de hablar por horas sobre el mundo e irnos a dormir al amanecer, decidí prepararle una sorpresa.


La última semana habíamos estado hablando sobre los secretos, que no era tan bueno que supiera y de las cosas que pasan en su mundo, así que decidí que era tiempo de traerlo de regreso a mi mundo. Cuando desperté y pensé en que quería de desayuno en la cama, unos segundo después tenía frente a mí la taza de café cargado con dos de azúcar y mis pasteles favoritos y entonces supe como lo haría para prepararle una sorpresa.


El día caminó lentamente y preferí salir para que no se me notara la ansiedad. Caminé sin destino y encontré tiendas donde compré los regalos para llevar a casa, un vestido nuevo de color azul y un par de objetos de adorno para mi casa. De regreso, tomé un baño de tina con espuma y me relajé pensando en campos de flores y lugares paradisíacos llenos de sol y calor. Al atardecer Julián despertó y yo lo esperaba junto a la puerta del living con mi vestido nuevo, él sonrió soñoliento.


“Debes ir a ponerte algo elegante, esta noche estás cordialmente invitado a una cena en mi honor.”-dije a modo de saludo.


Sonrió ladeando la cabeza y caminó hacia mí, pero lo detuve con un gesto y le hice señas de que se fuera. Regreso unos minutos más tarde, vestido de traje y sonriendo. Yo le tomé la mano y entramos al living, la mesa estaba en el centro de la habitación con un mantel blanco que llegaba al suelo, en el medio había un candelabro de siete velas y bajo este un arreglo de rosas, los puestos estaban frente a frente, la cuchillería completa y las copas de vino tinto, vino blanco y de agua ordenadas, así como una servilleta de género en medio de los cubiertos.


“Veo que has pensado en todo.”

“Esa es la idea.”


Me senté y él me ayudó con la silla, luego se sentó frente a mí sonriendo.


“¿Qué vamos a cenar?”

“Mi comida favorita”- y dicho esto pensé en el plato incluyendo la presentación, frente a cada uno apareció lo que yo estaba pensando.

“No sabía que te gustaba la carne”

“La verdad, no suelo comerla, pero me agrada con este aderezo y las papas duquesa, esta es la receta de mi mamá”- dije probando el primer bocado, no pude evitar saborear la comida, que efectivamente tenía el mismo sabor que yo recordaba.


Julián cortó un trozo de carne y comió algo más, pero como es su costumbre casi nada, así que le tocó esperar a que concluyera mi plato, mientras que comía fui probando el vino que estaba delicioso y en algún momento lo vi llevarse la copa a la boca y me pregunté ¿cómo afectaba el vino a un vampiro?, después de todo los mitos y leyendas de los vampiros resultaban ser algo diferentes a la realidad.


“Cariño, es delicioso- dijo cuándo concluí el plato- ¿qué más has preparado?”- preguntó divertido.

“Veamos, ahora viene el postre, sé que has probado dulces de todo el mundo, y que estos son los más comunes, pero son mis favoritos”- y diciendo esto pensé en los dulces de huevo mol que son casi puro merengue y un poco de mermelada en la base de una hojarasca de masa amarilla, en casa los llamamos tacitas, porque parece una taza invertida.

Julián se echó a reír, y luego tomó un pastel y se lo echó a la boca.


“Siempre me sorprende que tengamos gustos tan similares.”- dijo divertido.

“No sabía que te gustaran estos dulces chilenos.”-respondí sorprendida.

“La primera vez que los comí aún era humano, y fue una de los pocos gustos que tuve en esa vida, este es uno de mis dulces favoritos, deberíamos comer siempre… “


La mirada de Julián se perdió en la oscuridad y pude percibir que pese a su buen humor, le causaba algo tristeza sus recuerdos, mientras que lo miraba volver de su estado de melancolía yo concluía pastel.


“Ahora el café.”- dije pensando en una café cargado con esencia de vainilla, en tazas de porcelana blanca.


Julián se echó a reír porque cuando aparecieron frente a nosotros, las tasas eran completamente blancas. Lo mire y luego recordé los platos de la cocina de su casa, eran de colores o floreados o algún adorno, y caí en cuenta que había sido él quien los había comprado o creado, por lo tanto eran de su gusto. Había otros detalles en los que nunca había reparado hasta ahora, como que casi toda la casa estaba adornada y que debió ser él quien la adorno, que siempre combinaba la ropa, las telas e incluso cuando usaba blue jeans, tenía un estilo único.


La cena concluyó con ambos sentados frente a la chimenea hablando de los días en que ser bohemio era sinónimo de literato en Francia y como Julián había conocido a una gran cantidad de personajes de la historia de modo casual. Se le veía contento, su buen humor lo hacía brillar de alegría, su voz adquiriendo un acento francés y en algún momento incluso pensé que me estaba transportando a los cafés de los que me hablaba. A media noche estaba tan cansada que me quedé dormida sobre sus piernas, pero él no se molestó, ni trató de despertarme, me llevó a la habitación donde me dejó acostada en la cama, después de quitarme los zapatos. 


Esta noche había sido la cena romántica más agradable que había tenido Julián en su vida, se recostó a mi lado y descanso mientras que me acariciaba el pelo. Cuando desperté al día siguiente Julián estaba dormido abrazadome, creo que era la primera vez que despertaba abrazada de él… Mis manos siguieron sus brazos fuertes hasta llegar a su pecho y sentir su corazón, hacía mucho tiempo que no lo sentía latir y me sorprendió.


Cuando logré deslizarme debajo de las sabanas y levantarme, lo escuché murmurar “Quédate conmigo”. Lo mire dormido y no estaba segura de que hubiera hablado, así que fui al baño donde me lavé la cara y los dientes, luego volví a recostarme junto a él, me abrazó a los pocos minutos, su voz sonaba profunda, grave, sensual.


“Quédate conmigo toda la vida”